/Ciudades de América Latina/ URUGUAY: Integración genera más hoteles para empresarios

El gobierno municipal de la capital de Uruguay decidió privatizar por 30 años un centenario hotel que hasta ahora administra en forma deficitaria. Con esa acción contribuirá a la tendencia registrada en la última década de un sensible aumento en la capacidad hotelera del país.

El Hotel Carrasco, construido a principios de siglo, integra el patrimonio arquitectónico de Montevideo y será remodelado por una empresa que tiene el respaldo de la cadena Marriot.

El edificio está ubicado frente a la playa de Carrasco, la última de la cadena que bordea Montevideo sobre el Río de la Plata, y aprovechará su ubicación en el exclusivo barrio de Carrasco, próximo al aeropuerto internacional.

En el hotel funciona uno de los tres casinos que operan legalmente en Montevideo.

En la última década, el sector hotelero registró un aumento de 40 por ciento, lo que a su vez representó un incremento de 35,7 por ciento del número de camas en un país de 3,2 millones de habitantes, según un informe del semario Búsqueda.

Para la mayoría de los principales hoteleros, la explosión de los últimos años, registrada mayoritariamente en Montevideo, tuvo como razón fundamental un cambio del perfil del visitante y un "alivio" tributario.

El intercambio comercial como resultado del Mercado Común del Sur (Mercosur), que integran Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y la globalización del comercio llevaron a que los usuarios de hoteles sean ejecutivos antes que los tradicionales turistas.

Montevideo, donde vive 42,5 por ciento de la población del país, tenía 66 hoteles y 7.065 camas en 1988. Diez años más tarde el número de hoteles aumentó a 92 y el de las camas a 9.590, mientras continúa la construcción de otros hoteles.

En todo el país existen hoy más de 550 hoteles, en los cuales trabajan entre 6.000 y 10.000 personas, según la época del año.

Los hoteles del interior del país, especialmente del balneario de Punta del Este, a 140 kilómetros de Montevideo, trabajan con turistas tradicionales, mayoritariamente argentinos.

Walter Sobrero, presidente de la Cámara de la Industria Hotelera y Turística del Uruguay, dijo que durante décadas Uruguay fue la cenicienta del sector en América del Sur.

Recién 30 años después de la construcción del Hotel Victoria Plaza, en el centro de la ciudad, resurgió la construcción de hoteles y este país volvió a tener un hotel cinco estrellas, cuando todos los países de la región tenían varios.

El presidente Julio María Sanguinetti destacó el auge del sector a fines de 1998.

"La hotelería es impresionante. En el último mes yo mismo he estado en inauguraciones de tres hoteles importantes en Montevideo (…) hay 20 escuelas de hotelería o gastronomía en el país captando a miles de muchachos", dijo el mandatario.

Mientras tanto otras cadenas hoteleras, como Sheraton, Belt Western International, Marriot y Holidays Inn, se disponen a desembarcar en Uruguay.

El estímulo gubernamental fue clave para el panorama descrito. En 1986, el gobierno dispuso exoneraciones y beneficios en el pago del Impuesto al Valor Agregado, a la Renta de Industria y Comercio y al Patrimonio.

Según Sobrero, esa decisión fue clave para el desarrollo del sector, ya que en Uruguay es difícil obtener líneas de crédito "blandas como en el resto del mundo".

Sin embargo, no todas son flores. Astrid Schneeberger, asistente de gerencia del hotel Belmont, donde se han alojado varios presidentes extranjeros de visita oficial en Uruguay, cree que la construcción sin medida puede ser riesgosa.

Si no se hace algo para atraer otro tipo de actividades, como el de las convenciones internacionales, el sector corre el riesgo de no poder captar el número suficiente de pasajeros para mantener los presupuestos, dijo.

Miguel Cattivelli, gerente del Hotel Plaza Fuerte, que ocupa un edificio restaurado en el casco histórico de Montevideo, advirtió que el crecimiento en la construcción de hoteles no está siendo acompañado por un crecimiento proporcional en la demanda.

Otras fuentes que pidieron reserva de sus nombres dijeron a IPS que en el último año la caída de la demanda desató una guerra de precios que lleva a un descrédito del sector. (FIN/IPS/rr/ag/if/99

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