Brasil amenaza cuestionar a Estados Unidos por la garantía de precios con que beneficia a sus productores de soja, en una disputa comercial provocada por el estancamiento económico mundial.
La soja, el principal rubro en el comercio agrícola mundial, que moviliza 17.000 millones de dólares al año, enfrenta hace dos años la peor caída de precios en las últimas tres décadas, al cotizar a 155 dólares la tonelada.
El gobierno de Estados Unidos asegura a sus agricultores 5,26 dólares por bushel (medida de 35 litros), o cerca de 193 dólares la tonelada, pagándoles la diferencia en relación al precio obtenido en el mercado.
Eso distorsiona la competencia y estimula de manera artificial un aumento de la producción, cuando la sobreoferta deprime las cotizaciones, argumentan los productores brasileños que pidieron al gobierno denunciar tal práctica de subsidios ante la Organización Mundial de Comercio.
La queja apareció debido a la baja de los precios, tras la crisis financiera nacida en Asia en julio de 1997, según Flavio Francia Junior, un analista de la empresa Zafras & Mercados, especializada en informaciones agrícolas.
La soja presenta hace décadas un sostenido incremento de su consumo en el mundo, que normalmente absorbería el aumento de producción. Una merma de la demanda provocó el exceso de oferta actual.
Ese cuadro deberá superarse dentro de dos o tres años, cuando la economía y el comercio mundial hayan reanudado su expansión, espera Francia Junior.
El optimismo de Junior se basa en el hecho de que la soja es "la fuente más barata de proteína" y muy productiva, ya que no hay pérdidas en su procesamiento. "Cien por ciento del grano se convierte en derivados", el afrecho y el aceite, explicó.
Brasil, por ejemplo, la produce comercialmente hace unos 25 años. Hoy es el segundo mayor productor mundial, con 31 millones de toneladas, sólo superado por Estados Unidos, con cerca de 80 millones de toneladas.
La disputa del mercado mundial prácticamente se limita a esos dos países y a Argentina, cuya cosecha es estimada en 18,5 millones de toneladas este año por la Asociación Brasileña de la Industria de Aceites Vegetales (Abiove). Los tres concentran más de 80 por ciento de la producción mundial.
Con su política agresiva, Estados Unidos trata de recuperar mercados perdidos en los últimos años. Sus exportaciones de soja en grano, que alcanzaron 24 millones de toneladas en la cosecha 1996-1997, bajarán a 21 millones en el actual año comercial, que para esta oleaginosa termina en septiembre.
Mientras, Brasil multiplicó sus ventas por 2,5 desde 1994-1995, aunque vio estancar sus exportaciones de afrecho y aceite, de mayor valor agregado. Ese complejo de la soja constituye el principal rubro del comercio externo brasileño, con ingresos anuales de unos 5.000 millones de dólares.
La industria brasileña tiene capacidad para procesar toda la cosecha nacional de soja, pero solo dos tercios están siendo utilizados, según Francia Junior. En este año Abiove prevé que el país exportará 9,5 millones de toneladas de grano, 10,8 millones de afrecho y 1,4 millones de toneladas de aceite.
El gobierno cometió un error hace tres años, al decretar la exención de un impuesto comercial de todos esos productos, con el fin de estimular las exportaciones, lamentó Cesar Borges, presidente de Abiove.
La medida hizo más ventajosa la venta externa del grano, perjudicando la industria y los derivados, cuyas exportaciones se estancaron.
Eso favoreció a Argentina, cuya producción aumentó en forma acelerada en los últimos años, permitiéndole doblar las ventas de afrecho y aceite, hasta casi 15 millones de toneladas, transformándose en el mayor exportador mundial de esos productos al superar Brasil.
Argentina y Brasil, que integran el Mercado Común del Sur junto a Paraguay y Uruguay, dominan el mercado de derivados porque Estados Unidos consume dos tercios de su cosecha y exporta principalmente soja en grano. Europa y Asia son los grandes mercados consumidores.
Una recuperación de la demanda internacional de soja depende básicamente de las perspectivas de mayor consumo de carnes, ya que su principal derivado, el afrecho, se destina casi en su totalidad a la alimentación animal, explicó Francia Junior. (FIN/IPS/mo/dm/if/99