La defensa de intereses regionales es cada día más fuerte en Brasil y está asumiendo la condición de eficiente arma política para captar inversiones.
El detonante del nuevo fenómeno político fue la iniciativa del presidente del Senado, Antonio Carlos Magalhaes, de resucitar privilegios fiscales eliminados en 1997, para permitir la instalación de una fábrica de automóviles de la empresa Ford en el nororiental estado de Bahia.
Los estados del sur de Brasil reaccionaron duramente contra la iniciativa de Magalhaes, en especial porque la fábrica de Ford se iba a instalar originalmente en Río Grande del Sur, en la frontera con Uruguay y en la ruta hacia Argentina.
En los medios políticos brasileños se comenzó a utilizar con insistencia la expresión "guerra fiscal" para definir la competencia de los estados del sur y del noreste de Brasil en ofrecer más facilidades fiscales y financieras a empresas transnacionales interesadas en instalarse en el país.
La casi totalidad de los politicos brasileños asumieron posturas claramente regionalistas en el debate público sobre la planta de Ford.
El gobernador de Sao Paulo, Mario Covas, fue el crítico más duro de los beneficios fiscales concedidos por el gobierno federal al estado de Bahia.
Covas, quien pertenece al mismo partido del presidente Fernando Henrique Cardoso, es considerado, al igual que Magalhaes, un posible postulante a la Presidencia en los comicios del 2002.
El martes 27, las tres principales organizaciones de empresarios de Río Grande del Sur tomaron la polémica iniciativa de exigir del gobierno federal la concesión de subsidios especiales también para la región sur del país.
Las organizaciones representan a los sectores industrial, comercial y agropecuario en el estado más austral de Brasil.
Según el nuevo presidente de la Federación de Industrias de Río Grande del Sur, Renan Proença, "hay un noreste" en la parte más austral de ese estado, que exige los mismos beneficios dados a la región del noreste de Brasil, mundialmente conocida por la sequía crónica y los altos índices de pobreza.
Los ocho estados del noreste de Brasil arguyen que siempre han sido marginados en materia de desarrrollo industrial, en tanto los del sur los acusan de utilizar la pobreza para obtener ventajas fiscales y financieras.
El sentimiento contra el noreste es más fuerte en Río Grande del Sur, donde existen movimientos separatistas ya bastante antiguos, pero poco efectivos en términos electorales.
Al quitarle al sur una fábrica de automóviles de la empresa Ford y llevarla para Bahia, Magalhaes asumió la posición de líder del noreste.
El veterano senador, de 72 años, es un experimentado y hábil caudillo regional que hasta ahora era un aliado incondicional de Cardoso, pero en junio comenzó a distanciarse políticamente del mandatario.
Lo que parece seguro es que si Magalhaes formaliza su candidatura presidencial en los comicios del 2002 será muy difícil impedir que la campaña electoral acabe por transformarse en una batalla regionalista entre el sur rico y el noreste pobre de Brasil. (FIN/IPS/cc/ag/ip/99