El grupo argentino Quilmes se convirtió silenciosa y sorpresivamente en la principal fuerza de la industria de la cerveza en Bolivia al penetrar en las tres principales empresas del ramo en este país.
Más que una simple operación comercial, el ingreso de Quilmes desnudó la debilidad de las empresas familiares frente a la expansión de los grandes capitales en el escenario de la globalización y le da a esa multinacional mayores posibilidades de ganar la llamada "guerra de la cerveza" en el Cono Sur.
Quilmes llegó hace apenas tres años a este país y la pasada semana logró comprar acciones de la Cervecería Boliviana Nacional (UCS), la empresa líder en el sector de bebidas alcohólicas y una de las cinco primeras en todos los rubros.
La compañía argentina adquirió 24 por ciento de la CBN en una operación secreta que ahora pone en entredicho el control de la empresa, hoy en manos de Johnny Fernández, también alcalde de la próspera ciudad de Santa Cruz y jefe del partido populista Unidad Cívica Solidaridad (UCS), aliado del gobierno de Hugo Banzer.
Muy a su pesar y sin intenciones de reconocer la nueva estructura accionaria de la CBN, Fernández, quien sigue siendo presidente de su directorio, perdió el control absoluto de la empresa cuando dos de sus hermanas y la madre de éstas decidieron vender sus acciones a la Quilmes.
La CBN fue siempre una empresa familiar y sus utilidades sirvieron para hacer crecer la popularidad de Johnny y la de su fallecido padre, Max Fernández, quien se preciaba de ser no sólo jefe sino "dueño" de la UCS.
La compañía produce la popular cerveca Paceña y controla más de 65 por ciento del mercado nacional. En 1998 dejó utilidades superiores a 31 millones de dólares, y exporta 35 por ciento de su producción a la mayoría de los países sudamericanos, varios de Europa y Estados Unidos.
La firma Quinsa, radicada en Luxemburgo, controla 85 por ciento de Quilmes, una multinacional con sede en las islas Bermudas, y el restante 15 por ciento pertenece a la empresa Heineken Brouwerijen, informó la propia transnacional.
Quilmes tiene alrededor de 5.200 empleados en América del Sur, factura 753 millones de dólares por año y produce no sólo cervezas y maltas sino también gaseosas, agua mineral, botellas y tapas corona.
En América del Sur, las marcas de cerveza y maltería de Quilmes controlan los mercados de Argentina y Paraguay. Su subsidiaria es la segunda en Chile.
En Bolivia, Quilmes posee, aparte del 24 por ciento de la CBN, 70 por ciento de la Cervecería Taquiña de Cochabamba, que controla 15 por ciento del mercado boliviano de la cerveza, y 100 por ciento de la Cervería Ducal de Santa Cruz, que dispone de 20 por ciento del mercado.
Con el conjunto de sus operaciones en Bolivia, Quilmes pasó a controlar más de 50 por ciento del mercado nacional de la cerveza.
El ingreso de Quilmes en la CBN, que tiene un capital neto declarado de 125 millones de dólares, es resistido por el grupo de Johnny Fernández, quien, junto con su hermano Roberto, posee 21 por ciento de las acciones, aunque conserva el control de la empresa por el respaldo de los otros accionistas.
Sin embargo, Johnny Fernández prefiere minimizar la importancia de la transacción.
"Esa venta no nos afecta en nada porque conformamos un grupo fuerte. Tengo un paquete accionario considerable y nuestro grupo forma el 76 por ciento del total.", aseguró Fernández, aunque se negó a mostrar papeles para respaldar su afirmación.
Mientras, el empresario encomendó a un emisario la búsqueda de financiamiento en el exterior del país para comprar más acciones e impedir que Quilmes tome el control de la empresa.
"Nosotros estamos dispuestos a comprar las acciones para evitar que venga una transnacional e imponga su forma de administrar", dijo el fin de semana el vicepresidente de la CBN, Enrique Pacheco. (FIN/IPS/ac/mj/if/99