BOLIVIA: La economía creció 2,2 por ciento pero desacelera

El gobierno de Bolivia redujo por segunda vez su meta de crecimiento económico para este año, pero descartó la posibilidad de una recesión. De hecho, el producto interno bruto (PIB) creció 2,2 por ciento en el primer trimestre del año.

A comienzos del año el gobierno había fijado una meta de crecimiento del PIB de 5,2 por ciento, en marzo la modificó a 4,5 por ciento por las consecuencias de la crisis internacional, y ahora las autoridades calculan que el crecimiento del PIB este año puede ser entre 3 y 4 por ciento.

En el corto plazo, el gobierno confía en que las exportaciones de gas natural y energía eléctrica a Brasil sostengan el crecimiento económico, informó el fin de semana el ministro de Desarrollo Económico, José Luis Lupo.

El viceministro de Energía, Carlos López, anunció este lunes que habrá inversiones privadas por unos 4.000 millones de dólares entre 1999 y el 2005, para la prospección y explotación de hidrocarburos. Estas inversiones se vinculan con las crecientes expectativas de exportación de gas natural a Brasil.

Autoridades, empresarios, organismos internacionales y economistas independientes coincidieron en destacar que la crisis internacional no ha producido estancamiento o disminución del PIB, como en otros países de la región, sino solamente una desaceleración del crecimiento.

"La desaceleración es efecto de la crisis internacional. Tardó en llegar, pero ya la sienten los bolivianos", declaró Juan Cariaga, ex consultor del Banco Mundial y ex ministro de Finanzas, que puso en marcha programas de ajuste entre 1985 y 1989.

Cariaga señaló que esa desaceleración se manifiesta en la caída del ingreso de divisas y de capitales destinados a la inversión y el crédito, y en el hecho de que los países industrializados hayan reducido sus compras de materias primas bolivianas, sustituyéndolas por las producidas en otras naciones.

Por otra parte, los productores nacionales sufren por la invasión de productos de los vecinos Brasil y Chile, ante los cuales han perdido competitividad en precios.

Desde el punto de vista social, el impacto de la crisis se manifiesta en el cierre de fábricas, el aumento del desempleo, y la disminución del ingreso de los trabajadores del dinero circulante, apuntó el economista independiente y profesor universitario Rolando Morales.

El diagnóstico gubernamental sobre los efectos de la crisis señala que las actividades del sector minero cayeron 10,7 por ciento en el primer trimestre, principalmente en la producción de zinc, por la caída de los precios en los mercados internacionales.

Las exportaciones mineras representan 43 por ciento del total de las ventas al exterior, y su caída no sólo ha contribuido a la considerable disminución del ingreso de divisas, sino que también ha obligado a cerrar minas y despedir trabajadores.

En el sector de la energía, pese a las expectativas vinculadas con el incremento de las ventas a Brasil, hubo una caída de 5 por ciento por la reducción de las exportaciones de gas a Argentina y por el retraso en la finalización del gasoducto hacia Brasil, que fue inaugurado el 1 de julio.

En la construcción y el transporte hubo una caída de 7,7 por ciento, mientras en la industria se registró un crecimiento de 3,8 por ciento, según las estadísticas del gobierno.

La respuesta de las autoridades a la desaceleración del crecimiento fue un plan que incluye la privatización de las pocas empresas públicas que aún no fueron transferidas al sector privado, una nueva Ley de Aduanas que permita aumentar los ingresos tributarios, y estrategias conjuntas del Estado y las firmas privadas.

Carlos Villegas, analista económico y consultor del no gubernamental Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral, afirmó que en las actuales circunstancias es necesario adoptar medidas con efectos a largo plazo, ya que las respuestas coyunturales no serán efectivas.

Villegas señaló que el crecimiento de 2,2 por ciento durante el primer trimestre del año se debió a las últimas inversiones en las empresas "capitalizadas", como se llama a las que fueron privatizadas por el anterior gobierno mediante una modalidad que incluyó compromisos de inversión por parte de los compradores.

El analista pronosticó que cuando concluyan esas inversiones y los países vecinos superen la actual coyuntura crítica, su crecimiento superará al de Bolivia, que "no estará preparada para reactivar su aparato productivo".

Los expertos aseguraron que las firmas privadas tendrán una responsabilidad muy importante en el esfuerzo para superar la crisis, y señalaron que los empresarios locales deben asumir una actitud más agresiva si quieren revertir la desaceleración y reactivar la producción.

El economista Juan Cariaga recordó el conocido adagio "Camarón que se duerme se lo lleva la corriente", y enfatizó que los empresarios bolivianos corren el riesgo de ser aplastados por los acontecimientos si no cambian la actitud pasiva que los caracteriza. (FIN/IPS/ac/mp/if/99

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