/BOLETIN-DD HH/ SIERRA LEONA: Niñas de la guerra aprenden la vida normal

El Foro de Mujeres Africanas Educadoras de Sierra Leona intenta que niñas y jóvenes víctimas de la guerra civil vuelvan a estudiar y retomen su vida normal, ahora que el gobierno y fuerzas rebeldes firmaron un acuerdo de paz el día 7.

Los rebeldes violaron a miles de menores de edad durante los nueve años de guerra. Algunas sufrieron la amputación de sus miembros, otras hicieron las veces de "esposas" de los insurgentes, y otras incluso se convirtieron en guerrilleras.

Ahora que se terminó el conflicto, sólo un tercio de los centros de enseñanza volvieron a abrir, y se calcula que 75 por ciento de los niños y niñas no están escolarizados.

La presidenta del Foro, Christiana Thorpe, describió la experiencia que padeció su sobrina de 17 años cuando los rebeldes invadieron Freetown en enero, para ilustrar la violencia que vivieron las jóvenes durante la guerra.

"Dos rebeldes entraron a su casa alrededor de las 22 horas, vieron a la muchacha y silbaron encantados. Salieron de la casa diciendo que invitarían a su comando a ver la presa que habían conseguido", relató.

Las familias escondían a las mujeres de la familia detrás de los roperos o debajo de las camas, pero allí era donde primero buscaban los insurgentes. El hermano de Thorpe se apuró a esconder a su hija en un depósito lleno de cosas rotas, al fondo de la casa.

"La acostó en el piso, la cubrió de sillas rotas, y él se escondió con sus dos hijos en un armario, que camuflaron debajo de una mesa", siguió contando Thorpe.

"Los milicianos regresaron y revisaron toda la casa soltando maldiciones, y prometiendo incendiarla. Rociaron una cortina con combustible, prendieron una cerilla y se fueron. Por algún motivo, la cortina se quemó pero el fuego no se propagó, gracias a Dios", continuó.

"La familia salió de su escondite al atardecer. En ese momento llegaron los soldados de ECOMOG", las fuerzas de mantenimiento de paz de la Comunidad Económica de Africa Occidental, concluyó Thorpe.

Pero otra muchacha de 16 años a la que Thorpe intenta ayudar no tuvo tanta suerte.

"Los rebeldes estaban a la puerta, y tres hermanos ayudaban a su hermana a trepar por el muro de la casa de al lado. La puerta se abrió y los insurgentes ordenaron a todos que no se movieran", relató.

Los insurgentes "obligaron a la chica a desvestirse y tres de ellos la violaron por turnos delante de su madre y de sus hermanos. La arrastraron hasta el campamento que habían instalado en las cercanías. Por suerte, ECOMOG los expulsó de la zona esa misma noche y la muchacha volvió a su familia", explicó.

Thorpe sabía que muchas mujeres jóvenes habían sido violadas durante la ocupación de los rebeldes que duró 17 días, pero no fue fácil, al principio, conseguir que reconocieran lo sucedido.

"La cultura del silencio fue un grave problema. Decir 'fui violada' es tabú. Hicimos programas de radio y de televisión, y fuimos a los centros de enseñanza a hablar con las jóvenes, sus padres y madres, y los profesores. Finalmente empezaron a aparecer", contó Thorpe.

Más de 300 víctimas, algunas de no más de ocho años de edad, aparecieron en los últimos tres años.

Mientras, el destino de aquéllas que perdieron algún miembro amputado por los rebeldes dependía de que decidieran colaborar con sus raptores.

"Las que se negaban eran azotadas o asesinadas. A otras las violaban varios rebeldes juntos durante unas cuantas semanas, y luego las abandonaban en el bosque. Muchas murieron antes de llegar a algún pueblo", detalló Thorpe.

Las muchachas que decidían colaborar se convertían en "esposas" de los rebeldes, que las entrenaban para luchar con armas de fuego, cuchillos, machetes y garrotes.

"Bajo la influencia de drogas y alcohol, las mujeres rebeldes son muy agresivas", opinó Thorpe.

"Compiten por el reconocimiento del comandante. Sus bebés son drogados para que duerman mientras ellas matan, saquean y queman casas con impunidad", aseguró.

Pero aun cuando luchan junto a los rebeldes, las jóvenes son tratadas con crueldad. "La mayoría suelen ser golpeadas y humilladas en público. Un guerrillero suele tener varias 'esposas', a las que puede matar sin consecuencias".

Las 'esposas' se matan unas a otras con el fin de protegerse, explicó Thorpe. "Cuando el hombre captura a una joven, las mujeres mayores esperan el momento oportuno para llevarla a un arroyo cercano, donde la matan".

Las mujeres rebeldes se brutalizan de tal forma que incluso obligan a los hombres a tener relaciones sexuales con ellas, aseguró.

"Las viudas y las mujeres que no están casadas obligan a hombres civiles, a punta de pistola, a tener sexo con muchas de ellas hasta que el secuestrado queda inconsciente, luego de lo cual es arrojado de la casa y abandonado a su suerte", señaló.

A pesar de la violencia que reciben de los guerrilleros, las mujeres combatientes igual tienen algunos beneficios. Con sus armas pueden saquear alimentos, dinero, vestidos y joyas de civiles y comercios.

Las rebeldes también ocupan las viviendas de sectores de altos ingresos, y obligan a sus propietarios a actuar como sus empleados domésticos, informó Thorpe.

Thorpe reconoce que no será fácil persuadir a las jóvenes para que vuelvan a la escuela.

"Las que no tienen problema en quedarse con los rebeldes son las que lo ven como una oportunidad para ser alguien, no importa qué. Tenemos que intentar darles una forma alternativa de vida. Deben percatarse de que esto no las conducirá a ninguna parte. La vida es más que portar un arma", manifestó.

El gobierno se propone reabrir todas las escuelas en septiembre. "El programa educativo se impartirá aunque el edificio ya no esté en pie, bajo los árboles o en carpas", comentó.

Dada la escasez crónica de maestros, ya que la mayoría huyó del país, la educación será muy básica. "Es cuestión de mantenerlas ocupadas en algo: deportes, juegos, actuación, danza. Tenemos que hacerlas olvidar su traumatización", dijo.

El Foro también tiene la idea de enseñar una materia de "cultura de la paz", que indague sobre la reconciliación, la mediación y la justicia.

"Las niñas necesitan aprender a aceptarse y a perdonar porque sin eso tendrán dificultades para enfrentarse a lo que son", dijo Thorpe. (FIN/IPS/tra-en/ks/mn/ceb-aq/hd/99

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