La impunidad de los responsables de matanzas en México preocupa a la Relatora Especial de la Organización de las Naciones Unidas para ejecuciones extrajudiciales, Asma Jahinger, quien anunció que hará un informe sobre este país, "le guste o no al gobierno".
Jahinger, de origen paquistaní, inició el lunes una visita de once días a este país, donde se reunirá con representantes del gobierno y de organizaciones no gubernamentales.
La presencia de la relatora coincidió con el asesinato ocurrido el miércoles en el norteño estado de Sinaloa de siete mujeres de entre 17 y 27 años, cuyos cadáveres fueron hallados tirados en fila con impactos de bala de ametralladora AK-47 en el cráneo y la espalda.
En un terreno al parecer preparado para la siembra de marihuana, las jóvenes fueron ejecutadas al estilo de los asesinatos del narcotráfico y en el lugar se encontraron más de 100 casquillos de bala de las armas conocidas como "cuernos de chivo".
El múltiple asesinato elevó a 320 el número de ejecutados en Sinaloa este año, mientras en todo el país al menos un mexicano pierde la vida de forma violenta cada seis horas.
El estado de Baja California, fronterizo con Estados Unidos, registra una tasa de ejecuciones similar a la de Sinaloa. En ambos lugares la mayoría de los asesinatos no es esclarecida y se los atribuye a organizaciones dedicadas al tráfico de drogas.
Grupos humanitarios califican de error la suposición de que los ajustes de cuentas entre narcotraficantes perjudican poco a la sociedad. "Un homicidio es un homicidio, así sea contra otro criminal", sostienen.
"No aclarar esos asesinatos da más poder al crimen organizado, alienta a otros delincuentes y crea las condiciones para la 'colombianización' del país", advierte un estudio privado.
La relatora para ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) concentrará su estancia en México en conocer en detalle la situación en los sureños estados de Guerrero y Chiapas, donde ocurrieron matanzas de indígenas.
Sobre la violencia en la norteña Ciudad Juárez, donde fueron asesinadas unas 200 mujeres desde 1996, la experta de la ONU declaró sentirse "particularmente impactada".
Jahinger destacó que pese al amplio número de muertes de mujeres, "no hay un compromiso profundo por parte de las autoridades del Estado para llegar a conclusiones sobre la base de las pruebas".
La experta en ejecuciones sumarias terminará su visita a México en esa ciudad fronteriza con Estados Unidos, el día 23.
Jahinger, quien no descarta un encuentro con el jefe del insurgente Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), Marcos, cuando se traslade a Chiapas, ha conocido los testimonios sobre ejecuciones, violaciones y tortura en comunidades indígenas.
Si las organizaciones civiles mexicanas aportan pruebas del apoyo del Estado a los grupos paramilitares de derecha que operan en el país, la Relatora Especial afirmó que planteará la situación ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.
"No vengo como enemiga del pueblo o del gobierno mexicano, sino para ver en conjunto cómo podemos resolver el problema, pero lo que haya que decir, se dirá con firmeza, le guste o no" a las autoridades del país, dijo con énfasis Jahinger.
Luego de reunirse el miércoles con Emilio Rabasa, coordinador para el diálogo entre el gobierno y el EZLN, la relatora expresó su confianza en que el régimen mexicano respetará las recomendaciones que plantee la ONU.
Rabasa dijo que la presencia del Ejército en comunidades zapatistas chiapanecas obedece a una táctica "disuasiva" para mantener la paz, y responde a "determinadas acciones de provocación" en la región.
Jahinger solicitó informes sobre como se aplica la justicia a militares acusados de cometer delitos, debido a que recibió vastas referencias por parte de organizaciones humanitarias sobre que los integrantes del Ejército son los principales violadores de los derechos humanos.
"La población indígena sufre, no sólo en lo social y económico, sino su seguridad y sus vidas se ven amenazadas por la presencia del Ejército y los paramilitares", afirmó.
"Creo que el gobierno acepta que existen grupos civiles armados, pero que no tienen nexo alguno" con las autoridades, agregó Jahinger.
Sobre los zapatistas, declaró que "ellos saben que estoy aquí. Si quieren reunirse conmigo, yo no le cerraré la puerta a nadie".
Jahinger es la segunda de los relatores de la ONU que visita México desde 1996 y para este mismo año se espera la llegada de la Alta Comisionada de Derechos Humanos del foro mundial, Mary Robinson. (FIN/IPS/pf/dm/hd/99