El panda gigante, uno de los símbolos nacionales de China, adquiere cada vez más valor monetario y hasta político mientras este país prosigue su carrera hacia la modernización y la economía de libre mercado.
En la década de 1970, China brindaba los simpáticos animales negros y blancos como obsequios de Estado para forjar alianzas ideológicas u honrar a aliados políticos.
En los años 90, Beijing comenzó a "alquilarlos" a zoológicos extranjeros por hasta un millón de dólares al año, pero sólo luego de negociaciones comerciales y de la aprobación final del gabinete de gobierno, teniendo en cuenta factores políticos.
"No hay otro animal en el mundo que concite tanta atención", destacó Zhao Qingguo, funcionario del Departamento de Reverdecimiento de Jardines del Ministerio de Construcción.
"Esto se debe más a que el panda es un símbolo nacional que a su amenaza de extinción", afirmó.
El panda gigante es uno de los animales más raros de la tierra. Quedan menos de 1.000 en estado silvestre, y los científicos estiman que, sin medidas especiales de conservación, la preciosa especie se extinguirá en los próximos 50 años.
La caza furtiva de estos mamíferos por su piel y la destrucción de su hábitat natural de bambúes provocaron una gran disminución de la población de pandas en los últimos años.
China redobló sus esfuerzos para restaurar el hábitat natural del panda y ayudar a conservar la especie mediante programas artificiales de cría, pero grupos ecologistas se quejan de escasez de fondos.
"La falta de dinero para investigación obliga a China a alquilar los pandas a zoológicos extranjeros", lamentó Fang Zhiyong, funcionario de la Administración de Bosques. "El programa de conservación sale muy caro", agregó.
Obtener un panda de China, un país famoso por su lentitud burocrática, implica un proceso complicado e impredecible que puede prolongarse años e involucra al menos tres ministerios.
Los intereses del Ministerio de Construcción, que supervisa los 105 pandas que viven en zoológicos chinos, a menudo coliden con los de la Administración de Bosques, encargado de los pandas silvestres.
Ambos organismos a menudo se disputan las ganancias procedentes de los arrendamientos de pandas.
La ley establece que el dinero debe destinarse a la Administración de Bosques para financiar los programas de conservación de la especie, pero esto es difícil de aplicar, porque actualmente todos los pandas enviados al exterior proceden de los zoológicos chinos y no de áreas naturales.
El panda también es una herramienta política. Aunque los días de la "diplomacia del panda" ya pasaron, el Ministerio de Asuntos Exteriores toma en cuenta factores políticos al estudiar las solicitudes de zoológicos extranjeros.
Cada problema en las relaciones entre China y el país interesado puede demorar las negociaciones, como se darán cuenta pronto los funcionarios del Zoológico Nacional de Washington que llegaron a Beijing la semana pasada.
Los funcionarios pretenden persuadir a las autoridades de que les arrienden un par de pandas para reemplazar al moribundo "Hsing Hsing", obsequiado al presidente Richard Nixon en 1972 en honor a la apertura de relaciones entre Estados Unidos y China.
No sería sorprendente que cuestiones como el bombardeo occidental de la embajada china en Belgrado por la OTAN formaran parte de la discusión.
Presionado por grupos ambientalistas, Beijing ya no está interesado en arrendar pandas a corto plazo. Actualmente sólo se realizan contratos por dos a 10 años, y las autoridades sostienen que el propósito es la investigación científica.
Pero existen raras excepciones. Hace dos meses, Beijing obsequió al zoológico de Hong Kong un par de pandas.
"No fue un alquiler", explicó Fang, de la Administración de Bosques. "Fue un gesto para dar la bienvenida a Hong Kong de vuelta a la madre patria". (FIN/IPS/tra-en/ap/ab/ral/mlm/ip-en/99