/BOLETIN-AMBIENTE/ ARGENTINA: Ríos altamente contaminados por la industria

La organización ambientalista Greeenpeace considera que el vertido de contaminantes a los cursos de agua constituye uno de los más graves problemas ambientales en Argentina y reclamó nuevas normas para frenar la "producción industrial a cualquier precio".

Así lo manifestó a IPS la coordinadora de la Campaña Tóxicos de Greenpeace, Verónica Odriozola, quien desde hace siete meses dirige una travesía por los ríos del país recogiendo y analizando muestras de agua en las que se fue detectando la presencia de una amplia gama de sustancias altamente tóxicas para la vida.

Las muestras extraídas de efluentes de empresas químicas, petroquímicas y papeleras fueron analizadas en el laboratorio que tiene la organización ambientalista internacional en la Universidad de Exeter, en Gran Bretaña, y en la Universidad de la Plata, en Argentina.

"Lo que encontramos es una demostración de la debilidad del sistema de control legal existente", definió Odriozola, quien en nombre de Greepeace demanda un plan para llevar a cero el vertido de compuestos contaminantes en 10 años mediante dos nuevas leyes que fueron propuestas al Congreso en junio.

En Argentina existen leyes para controlar o gestionar los residuos peligrosos y su tratamiento para el vertido en cursos de agua, pero para Greenpeace son insuficiente, además de que no hay mecanismos para controlar su cumplimiento.

Para los ecologistas, es necesario cambiar el enfoque y pensar en leyes que eliminen el uso de tóxicos dentro del proceso de producción, en lugar de intentar sin éxito controlar o administrar el vertido a través de límites tolerados que siempre se superan ante la impotencia de las autoridades.

Asimismo, consideran urgente una ley que obligue a informar a la población sobre la utilización y vertido de residuos mediante un inventario de lo que se desecha para hacer más transparente el proceso y reducir la cantidad de sustancias descartadas.

Se trata de "un rendimiento de cuentas", remarcó Odriozola, y relató la experiencia de países que lograron reducir el uso de contaminantes al cumplir con la obligación de dar a conocer lo que utilizan y lo que descartan al río o al mar.

En Estados Unidos, la Agencia de Protección Ambiental reveló que entre 1988 y 1997 las emisiones al ambiente de productos tóxicos contemplados por la Ley de Derecho a la Información se redujeron 43 por ciento y las emisiones al agua cayeron 63 por ciento en el mismo período.

Greenpeace propone una ley que estableza la confección de un registro anual, obligatorio y absolutamente público del uso y emisión de contaminantes por parte de las industrias en Argentina, señala la iniciativa presentada a la Comisión de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados.

La propuesta tiene como fundamento un espectro de contaminantes hallados en las muestras recogidas de forma sistemática.

En la campaña que realiza desde noviembre, Greenpeace detectó la presencia básicamente de metales pesados y compuestos orgánicos persistentes (COPs) en altas concentraciones, sobre todo en ríos que alojan en sus riberas plantas industriales, como el Paraná, el Luján, el Matanza Riachuelo o el Río de la Plata.

Algunos de los metales hallados -como el mercurio- están prohibidos por los perjuicios que ocasiona su presencia acumulada en plantas, animales y seres humanos. En estos últimos puede generar cáncer, problemas renales, disminución de la capacidad de aprendizaje y alteraciones del sistema nervioso.

Odriozola dijo que en los últimos 10 años creció en el mundo la preocupación por un nuevo tipo de contaminantes, los COPs, que tienen larga vida, se degradan muy lentamente y se acumulan en tejidos de seres vivos, aumentando su concentración en la medida en que se asciende en la cadena alimentaria.

Entre los más conocidos está el plaguicida DDT -que está prohibido aún en pequeñas dosis- y las dioxinas, sustancias altamente tóxicas, involuntarias de algunos procesos industriales.

Estos compuestos están siendo hallados en peces, aves y mamíferos -incluido los seres humanos- y, según se probó, pueden ser transferidos de la madre al niño por la placenta y a través de la leche.

Como los metales pesados, estos compuestos también pueden provocar afecciones, como problemas de aprendizaje, de comportamiento, desórdenes en el sistema reproductor, malformaciones congénitas y cáncer.

Al analizar los cursos de agua de Argentina, Greenpeace encontró que de cromo, un metal pesado cuya presencia se puede tolerar hasta de 50 a 100 partes por millón, hay 2.380 partes por millón en el Riachuelo, una zona en el sur de Buenos Aires en la que hay una gran concentración de industrias.

En el Paraná, junto a algunas empresas químicas como Atanor, se halló DDT y otros plaguicidas, y cerca de una planta de Celulosa Argentina encontraron en alta concentración COPs que son típicos del blanqueo de la pasta de papel con cloro.

Otros contaminantes fueron hallados en los efluentes del Polo Petroquímico Bahía Blanca, una concentración de industrias al sur de la provincia de Buenos Aires. Algunos están entre las 12 sustancias más tóxicas de las COPs que los países industrializados discuten prohibir.

"El problema es que muchas industrias no saben lo que tiran, o no saben qué incidencia puede tener lo que vertien, por ejemplo, en combinación con otras sustancias que arrojan otras empresas cercanas", advirtió Odriozola.

La legislación argentina actual no impide el uso ni el vertido de tóxicos en cursos de agua, desagües pluviales y cloacales, siempre y cuando no superen los máximos predeterminados.

"La concepción es la de 'gestionar' la contaminación controlando el final de tubería y no la fuente", afirmó la dirigente ambientalista.

En cambio, su propuesta -en sintonía con la legislación que ya adoptaron algunos países industrializadoss- consiste en aplicar tecnologías limpias que no empleen sustancias tóxicas en el proceso de producción.

Greenpeace sostiene que según los estudios actuales, 70 por ciento de los residuos y emisiones producidos en procesos industriales pueden ser prevenidos desde su origen empleando procedimientos técnicamente adecuados, económicamente rentables y tecnologías disponibles en la actualidad. (FIN/IPS/mv/ag/en/99

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