El escritor nicaragüense Sergio Ramírez presentó en Costa Rica "Adiós muchachos", un libro de memorias que constituye una radiografía de la revolución sandinista a 20 años de su triunfo.
Ramírez considera que, aunque el movimiento terminó sepultando bajo el alud de la debacle los sueños éticos de miles de jóvenes que tomaron las armas, su mayor herencia es haber logrado establecer la democracia en Nicaragua.
El libro, publicado por la editorial Alfaguara, generó grandes expectativas pues es un relato de un intelectual que vivió desde adentro la revolución sandinista.
Ramírez, de 57 años, fue miembro de la Primera Junta de Reconstrucción Nacional, que gobernó después del 19 de julio de 1979 cuando el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) terminó con la dictadura de la familia Somoza.
"Cuando llamaron a las filas para luchar por la revolución cada uno se fue con el ropaje que tenía y el mío era el de escritor", indicó en la presentación de su libro Ramírez, quien representó durante años la cara política del movimiento armado.
El autor dice que este nuevo libro no debe ser visto como un relato de un historiador, sino como el de alguien que recuerda, de una persona que escribió su verdad, aunque sabe que puedan haber otras verdades.
"El mediodía del 20 de julio de 1979 las columnas guerrilleras entraron en triunfo a la Plaza de la República en Managua, bautizada ese mismo día como Plaza de la Revolución", dice el párrafo inicial del relato.
"Adiós muchachos" es un libro de 318 páginas donde el escritor narra las vivencias de cientos de jóvenes anónimos que lucharon y murieron por los ideales del movimiento sandinista.
"En un formidable desorden, los combatientes llegaban a pie, en camiones militares, en autobuses requisados, subidos sobre el lomo de las decrépitas tanquetas arrebatadas a las tropas de la dictadura, y se revolvían con la multitud que estaba allí esperándolos para celebrar con ellos la gran fiesta de sus vidas", continúa la narración.
La revolución fue un esfuerzo por hacer cambiar la suerte de Nicaragua en todo sentido, dijo Ramírez, quien en la década de los años 80 fue vicepresidente de Nicaragua en el gobierno de Daniel Ortega.
"Es una memoria muy valiente", aseguró el historiador costarricense Oscar Aguilar Bulgarelli, quien resaltó la riqueza del texto al integrar los ángulos humanos e ideológicos.
Para el periodista Carlos Morales, los pueblos tienen una flaca memoria y con este libro se le da un golpe al olvido, pues es una vivencia que debería ayudar para no volver a cometer los mismos errores.
Ramírez, quien hoy está alejado de la política, cree que la revolución sandinista no trajo la justicia anhelada para los oprimidos ni pudo crear la riqueza ni el desarrollo que sus impulsores pretendían.
Muchos sueños éticos quedaron bajo el alud de la debacle, dice el escritor en su libro.
"Pero (la revolución) dejó como su mejor fruto la democracia, sellada en 1990 con el reconocimiento de la derrota electoral, que, como paradoja de la historia, es su herencia más visible aunque no su propuesta más entusiasta", sostiene el autor.
El intelectual, quien en el transcurso de los años ha sido crítico de la revolución sandinista, como escritor ganó en 1997 el premio Alfaguara por su novela "Margarita, está linda la mar", galardón que compartió con el cubano Eliseo Alberto.
En una entrevista previa a la presentación, brindada a la revista Ancora del periódico La Nación, Ramírez dijo que escribir este libro fue una catarsis, pues todavía sigue obsesionado con los fantasmas de esa época.
"La gran frustración de la revolución fue no haber madurado, en un sentido positivo", expresó.
Según Ramírez, este libro de sus vivencias le ha servido como antesala para escribir ahora una novela con personajes ficticios inmersos en la revolución sandinista.
Pero en la presentación del libro el autor reconoció que, a pesar de todo, la revolución sandinista "valió la pena".
"No tengo duda que (los sueños de la revolución) volverán tarde o temprano a encarnar en otra generación que habrá aprendido de los errores, las debilidades y las falsificaciones del pasado", dijo Ramírez.
El FSLN fue derrotado en las elecciones de 1990, debilitado por acusaciones de corrupción y la intransigencia política contra sus opositores. Sin embargo, hoy sigue siendo la segunda fuerza política del país. (FIN/IPS/nms/dm/cr/99)