(Arte y Cultura) MALASIA: Las tradiciones tribales siguen vigentes

Malasia presume de tener el edificio más alto del mundo y aspira a ser el centro de comunicaciones del sudeste asiático, pero tiene otro aspecto al que el acero y el vidrio son ajenos, y donde las tradiciones transmitidas de una generación a otra son las protagonistas.

Esa es la Malasia que estuvo en exhibición en el estado de Sarawak, en el noroeste de la isla de Borneo. La mayoría de sus 1,7 millones de habitantes pertenecen a tribus indígenas como los iban, bidayuth y ulu, que si bien disfrutan de comodidades modernas, se sienten orgullosos de guardar sus tradiciones.

Las casas comunales son corrientes en el interior del estado, aunque las mejor conservadas se encuentran en áreas más remotas, como sobre los ríos Rejang y Skrang y en Batam Ai. En total hay más de 4.500 viviendas comunales en todo Sarawak, que antiguamente formó parte del sultanato de Brunei.

Con techos que se elevan a más de seis metros de altura del suelo, las casas albergan contemporáneamente a varias familias, todas ellas pertenecientes al mismo clan.

La estructura de madera tiene numerosas divisiones interiores, pero a lo largo de todo el edificio corre una galería cubierta llamada "ruai" que sirve para reuniones y rituales.

Aunque las viviendas parecen muy austeras vistas desde afuera, en su interior la madera está ricamente tallada por las hábiles manos de sus ocupantes.

Incluso las cerbatanas que se encuentran en muchos hogares de Sarawak tienen complicados diseños y demuestran la creatividad de la tribu.

Pero la notable herencia de los pueblos indígenas de Sarawak se hace más evidente durante los meses de mayo y junio, cuando se realiza uno de sus festivales tribales más importantes.

Gawai Dayak, que celebra la cosecha anual de arroz, tiene lugar en apenas dos días, el 31 de mayo y el 1 de junio de cada año, si bien los preparativos se realizan con semanas de anticipación.

Las mujeres trabajan días enteros creando suntuosos banquetes que son regados con "tuak" o vino de arroz cuando comienza la fiesta. Con destilación casera, el "tuak" huele a levadura fermentada, pero es dulce y tiene efectos contundentes.

El propósito es emborrachar con un solo trago, pero si el bebedor no está acostumbrado queda sin aliento y lagrimea.

Días antes que se inicie el festival, aquellos miembros de la tribu que emigraron a las ciudades retornan en caravana a sus aldeas de origen.

Una vez en sus aldeas, la mayoría de las mujeres vuelven a vestir el "sarong" o colorido pieza de tela que se anuda sobre el pecho, y los más viejos comienzan a flexionar sus músculos para exhibir los espectaculares tatuajes que tienen sobre todo el cuerpo.

El festival en sí mismo se transforma en un torrente de colores a medida que los nativos salen de sus casas con sus mejores atuendos tradicionales, coronados por turbantes ornados con monedas y plumas, mientras cantan con salvaje abandono.

También se ejecutan danzas guerreras, y las riñas de gallos integran la mejor parte del festival.

Todas las casas comunales, limpias y ventiladas, son abiertas a los visitantes. Si hay alguna que permanece cerrada, esto significa que hubo una muerte en el clan u ocurrió algún otro hecho desgraciado.

Es el "tuai rumah", o jefe del hogar, quien recibe y dá la bienvenida a los visitantes. Es él quien debe dar permiso para que alguien entre descalzo a la casa.

Los visitantes deben ofrecer regalos que son entregados al jefe, y éste se asegura de que todos los moradores de la vivienda reciban partes iguales de los obsequios, mientras cuida que los huéspedes sean bien agasajados.

El jefe Anggung, de 85 años, previene sobre el hecho de dejar de lado los alimentos ofrecidos. El que lo hace es considerado descortés. "Si uno quiere rechazar la comida que se sirve, antes la tiene que tocar ligeramente con la mano derecha", explicó.

El festival se ha hecho tan popular que cada vez más gente ajena a Sarawak viaja al interior con motivo del Gawai Dayak. Para ello deben llegar primero a la capital del estado, Kushing, antes de encaminarse a la jungla.

Cuando llega el momento de la clausura del Gawai Dayak, los cuerpos de muchos visitantes están diseminados en las galerías de las casas largas, víctimas del potente e insidioso "tuak". (FIN/IPS/tra-en/rm/cb/ego-mlm/cr/99

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