Empresarios de Argentina se manifestaron hoy disconformes con los resultados de la reunión del presidente Carlos Menem con su par Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, que abrió paso a una solución de la peor crisis en el Mercosur desde su creación en 1991.
La crisis se desató esta semana en el marco de una severa desaceleración de las economías del Mercosur (Mercado Común del Sur) integrado también por Paraguay y Uruguay, un mercado de más de 200 millones de habitantes.
La Unión Industrial Argentina señaló que la repentina reunión, realizada por insistencia de Menem el jueves de noche en Brasilia, fue vista como "un retroceso que confirma que Brasil sigue sosteniendo como única regla del bloque la ley del más fuerte".
El secretario general de la asociación empresarial, Ignacio de Mendiguren, sostuvo que Menem llevó una posición "débil", lo cual profundizará la crisis de la industria argentina. La insistencia de Menem para ser recibido por Cardoso fue vista como un hecho negativo.
De igual modo, los industriales del calzado, sector clave en las divergencias comerciales entre Argentina y Brasil, rechazaron también el encuentro de los dos gobernantes por creer que no aportará soluciones urgentes, como las que necesitan.
"Nos deja peor", consideró el presidente de la Cámara de la Industria del Calzado, Carlos Bueno, este viernes. El dirigente explicó que las compras del producto a Brasil pasaron de unos 700.000 pares en 1991 a 17 millones este año.
"Es una verdadera invasión que está destruyendo totalmente la industria nacional", alertó Bueno. De las 6.500 fábricas de calzado existentes en el país, unas 500 están inactivas, con más de 8.000 empleados suspendidos que podrían ser despedidos en pocos días más.
Buenos agregó que el problema no aparece sólo por una pérdida de competitividad de los productos argentinos, sino por los subsidios que reciben los brasileños.
Con la devaluación del real a partir de enero Brasil consiguió una ventaja, pero, además, al precio de producción brasileña hay que descontarle 40 por ciento de subsidios a la exportación que le otorga el Estado, remarcó.
"Con la visita de Menem quedamos al borde del cese total de actividades", dijo Bueno.
El experto en relaciones internacionales Carlos Pérez Llana coincidió con Bueno. "Mientras la cancillería iba con una posición de fuerza, Menem mostró debilidad al viajar a Brasil", dijo.
La crisis del Mercosur se desató el lunes luego que Argentina fijó cupos al ingreso de textiles de algodón y reglamentó una norma de la Asociación Latinoamericana de Integración, que le permite aplicar salvaguardias a las importaciones de sectores que perjudiquen a la industria local.
Brasil reaccionó con la amenaza de abandonar las negociaciones técnicas que mantienen los distintos grupos de trabajo y pidió una reunión urgente para revocar la medidas proteccionistas argentinas. Las declaraciones que llegaban de Brasil sugerían directa o indirectamente que así, el proyecto carecía de interés.
La reunión extraordinaria del Grupo Mercado Común, órgano ejecutivo del Mercosur, se fijó para el 4 de agosto en Montevideo.
La cancillería argentina había indicado que se presentaría a la cita para defender las medidas adoptadas, no para reveerlas, y para presentar sus argumentos ante Brasil.
Esa estrategia estuvo acompañada de la difusión en medios oficiales de un informe de la organización de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo, el cual señala que Brasil es el campeón sudamericano en proteccionismo.
Mientras las barreras paraarancelarias aplicadas por Argentina a Brasil sumaron hasta diciembre 20.033, las de Brasil superaron un total de 29.300.
Sin embargo, con la visita de Menem a Brasil, la posición de la cancillería, que pretendió no mostrar fisuras antes de la negociación, apareció como pasible de ser modificada en procura de la resolución de los conflictos.
Menem decidió hacer una escala en Brasil a su regreso de un congreso de energía que se realizó en Nueva Orleans, Estados Unidos.
La cancillería y la presidencia de Brasil habían advertido que "no era buen momento" para visitas, pero el argentino fue igual.
El arribo del presidente estuvo precedido por una llamada del secretario general de la presidencia Alberto Kohan, en la que advirtió al canciller brasileño Luiz Lampreia que Menem estaba dispuesto a dar marcha atrás con algunas medidas proteccionistas.
La llamada fue considerada como una interposición en la estrategia de la cancillería que había preferido mantener una postura firme previa a la reunión del miércoles en Montevideo, a la que concurrirán los ministros de Economía y técnicos de los cuatro países.
En la reunión de Brasilia, Menem prometió exceptuar al Mercosur de las salvaguardias a cambio de un eventual mecanismo de compensación para casos puntuales, como serían los efectos de la devaluación brasileña sobre ciertos productos.
Los compromisos, sin embargo, no fueron del todo seguros, y por lo tanto no servirían para resolver el problema de las industrias que enfrentan ya una situación crítica.
En el caso del calzado, la devaluación del real fue el golpe de gracia para una industria que ya venía sufriendo el aumento de las importaciones brasileñas subvencionadas.
"Las sociedades se forman de a dos y aquí parece que Brasil quiere el negocio exclusivamente para él", denunció Bueno.
Buenos añadió que "están tratando de ingresar a nuestro mercado, coparlo y destruir a la industria local para apropiarse de países que normalemente abastecía Argentina, como varios de América Latina". (FIN/IPS/mv/dm/if/99)