YUGOSLAVIA: Serbios sospechan que "errores" son intencionales

La OTAN ya no pide disculpas ni admite errores por las bajas civiles que causan sus ataques aéreos a Yugoslavia, mientras los serbios comienzan a sospechar que se trata, en realidad, de acciones intencionales.

En Serbia ya no es seguro vivir en una residencia de ancianos, cruzar un puente o cumplir una condena en prisión. Tampoco ayuda ser refugiado de ascendencia albanesa, diplomático en una recepción, paciente en un hospital, o incluso soldado regular de Albania.

Los misiles caen en cualquier parte y matan a cualquiera. Todo parece ser un "blanco legítimo" para los portavoces de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).

El martes, aviones de la OTAN atacaron una unidad del ejército de Albania desplegada en su propio territorio. El lunes, las bombas mataron a 11 ancianos en una residencia en Surdulica y a 23 civiles en sus apartamentos en Novi Pazar.

Once civiles más murieron y decenas resultaron heridos cuando los misiles los sorprendieron cruzando el puente Varvarin la tarde del domingo. Noventa y seis prisioneros murieron en Istok, Kosovo, el 21 de mayo, y tres periodistas chinos en su embajada en Belgrado el 8 de mayo.

Ese mismo día, los embajadores de Eslovaquia, Suecia y el Vaticano buscaron refugio cuando el impacto de los cohetes sobre un depósito de combustible y ocasionó daños a la residencia del embajador de Suiza, donde se realizaba una recepción. Los diplomáticos sobrevivieron para protestar por escrito.

Los yugoslavos se preguntan si la OTAN dejó de admitir sus errores debido a una nueva estrategia de relaciones públicas, o porque esos ataques son intencionados, como parte de su intento de debilitar la moral de los serbios y provocar su rendición.

Los analistas en Belgrado advirtieron que el público en el exterior se está acostumbrando a que decenas de personas inocentes sean asesinadas todos los días, y que los daños colaterales se están volviendo una rutina a la que ya nadie presta atención.

También afirmaron que, además de los daños colaterales directos, hay daños menos visibles que afectan a millones de personas.

"Cualesquiera fueran las razones para los ataques aéreos de la OTAN al principio o cualesquiera sean ahora, resulta claro que algún día todos nosotros seremos tranquilamente etiquetados como 'daño colateral' y a nadie le importará", dijo Vuk Draskovic, líder del partido de oposición Renovación Serbia.

Como otros líderes de oposición, Draskovic atribuyó al presidente yugoslavo Slobodan Milosevic una posición poco comprometida.

Milosevic propone ahora la aceptación de las propuestas de paz formuladas el mes pasado por el Grupo de los Siete países más industrializados (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón) más Rusia.

Lo que los voceros de la OTAN denominan "daño colateral" significa para los serbios, entre otras cosas, que la vida diaria se convierte en una pesadilla permanente.

Después de que los misiles de la OTAN destruyeran los sistemas de suministro de electricidad de Serbia el 21 de mayo, millones de personas quedaron a oscuras y sin agua, porque las bombas y centrales procesadoras carecen de energía para funcionar.

La ministra de Salud de Serbia, Leposava Milicevic, advirtió que la vida de 50.000 pacientes hospitalizados corre peligro por los ataques contra el sistema de suministro de energía.

Milicevic dijo que esa cifra incluye 9.500 pacientes en unidades de cuidado intensivo e intermedio, 300 niños en incubadoras o conectados a respiradores, 2.000 pacientes con trastornos renales y 1.000 personas con procedimientos quirúrgicos en proceso.

También hay 30.000 personas que necesitan someterse a procedimientos urgentes de diagnóstico y 12.000 que necesitan hacerse estudios con rayos X. "¿Debemos creer que sólo las personas saludables sobrevivirán a esta guerra?", preguntó.

Nikola Mitrovic, jefe del Instituto de Oncología de Belgrado, advirtió que los pacientes con cáncer están entre aquéllos cuyas vidas corren peligro directo debido a diagnósticos tardíos o a la incapacidad de viajar a Belgrado para recibir tratamiento.

En una mesa redonda sobre los daños colaterales indirectos en Belgrado, Mitrovic explicó que el número de pacientes que se someten a procedimientos de diagnóstico en el Instituto cayó dramáticamente desde el 24 de marzo, cuando comenzaron los ataques de la OTAN.

"Atendíamos entre 800 y 1.000 pacientes diarios antes. Hoy atendemos a unos 200. La vida de alrededor de 60.000 pacientes de cáncer en Serbia corre peligro, a los que se sumarían otros 24.000 casos que se esperaba detectar este año, y que continuarán sin ser diagnosticados", afirmó.

Srbobran Brankovic, investigador del Insituto de Ciencias Políticas de Belgrado, encabezó un equipo que estudió el impacto de la campaña aérea sobre la vida en Serbia.

"Además de causar dramáticos cambios en la vida de las personas, los ataques aéreos de la OTAN representan una violación de derechos humanos, ya que el miedo se volvió parte de la vida cotidiana de la gente en Serbia", concluyó el estudio.

"Al margen de la responsabilidad de Belgrado en todo lo que se hizo a los kosovares de ascendencia albanesa, cabe señalar que los 19 países de la OTAN que comenzaron la campaña aérea son 150 veces más grandes y 500 veces más fuertes económicamente que Serbia", agregó.

Los analistas recordaron que cuando las fuerzas alemanas lanzaron ataques contra Bélgica, Francia, Holanda y Polonia en 1939 y 1940 lograron la rendición incondicional en cuestión de días, pero nunca llegaron a resultados similares en los Balcanes.

El estudio dirigido por Brankovic incluyó una encuesta telefónica entre 750 mayores de 18 años de Belgrado y alrededores, de los cuales 91 por ciento dijeron temer por sus vidas y las de su familia.

Además, 72 por ciento manifestó problemas para llegar a sus lugares de trabajo o ver a sus familiares debido a la destrucción de puentes, vías férreas y carreteras.

Sesenta y cuatro por ciento deben dejar sus hogares durante algunos períodos debido a la inseguridad, y 42 por ciento se mudaron a áreas donde pensaron que estarían más seguros. Cincuenta y tres por ciento de los encuestados afirmaron que dejaron de ir a trabajar.

"Este es sólo el comienzo de un estudio mayor. Hay alrededor de 1,3 millones de niños en edad escolar y no imaginamos lo que encontraremos cuando estudiemos su situación", dijo Brankovic. (FIN/IPS/tra-en/vpz/ak/at/mj/ip hd/99

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe