YUGOSLAVIA: Luego de la paz, la democracia

Los bombardeos de la OTAN contra Yugoslavia no sólo destruyeron la infraestructura y la economía de este país, sino también el proceso democrático, que líderes opositores urgen a reanudar en cuanto llegue la paz.

Desde que Belgrado aceptó el plan de paz de la Unión Europea y Rusia la semana pasada, el tema reapareció en los medios de Serbia, pese a las sanciones que los críticos del gobierno pueden enfrentar debido al estado de guerra declarado cuando comenzaron los ataques, el 24 de marzo.

La relativa cohesión social y política experimentada durante la guerra, que al menos temporalmente fortaleció la imagen del gobierno contra el enemigo extranjero, da paso ahora a la renovación de ambiciones y proyectos políticos.

"El próximo paso que debe dar Serbia es una amplia democratización", exhortó Vuk Draskovic, líder del opositor Partido de la Renovación Serbia, el tercer grupo político del país.

"Ahora que se acerca el fin de la guerra, el siguiente paso es la democracia", dijo a IPS en referencia a la aprobación parlamentaria del plan de paz presentado por el presidente finlandés Martti Ahtisaari y el enviado especial de Rusia, Victor Chernomyrdin.

Pero los parámetros de esa democratización todavía están por definirse. Draskovic y muchas otras figuras de la oposición identifican al presidente yugoslavo Slobodan Milosevic como el obstáculo más importante para el desarrollo de la democracia en Serbia, que junto con Montenegro forma la Federación Yugoslava.

La cuestión es si los partidos políticos procurarán una profunda transformación del sistema o sólo pelearán por el puesto de Milosevic.

Draskovic integró el gobierno de Milosevic como viceprimer ministro hasta hace algunas semanas, cuando fue destituido por declarar públicamente que Yugoslavia no podría ganar una guerra contra los 19 países más poderosos del mundo.

La coalición gobernante está formada ahora por el Partido Socialista de Milosevic, el nacionalista Partido Radical del viceprimer ministro Vojislav Seselj, y la neocomunista Izquierda Unida Yugoslava, encabezada por Mira Markovic, esposa de Milosevic.

Todos los líderes de la coalición evitaron hacer comentarios sobre el futuro político del país.

Los socialistas ganaron las elecciones parlamentarias de 1990, 1992 y 1997, pero sufrieron un revés en los comicios locales de 1996, cuando los partidos opositores ganaron el control de las 15 mayores ciudades. Las próximas elecciones legislativas serán en el año 2001.

Zoran Zivkovic, del Partido Democrático, comparte la visión de Draskovic. Zivkovic, alcalde de Nis, la tercera mayor ciudad de Serbia, dijo a IPS que "junto con la reconstrucción del país, debe reconstruirse el proceso democrático".

Zivkovic culpó a Milosevic por los ataques aéreos. "Los serbios no precisan que nadie les explique quién tuvo la culpa. Lo saben", afirmó.

"Fue este régimen el que nos condujo a esta situación. Está claro que será difícil conquistar la democracia si este gobierno permanece en el poder. Ahora los serbios tendremos que cambiarlo e iniciar el camino de la reforma y la democratización", exhortó.

Goran Svilanovic, líder de la pequeña Alianza Cívica de Serbia, concordó. "Como estrategia, Serbia deberá orientarse a Europa, y esto significa desarrollar verdaderas instituciones democráticas y poner fin a este régimen. La próxima etapa traerá, entre otras cosas, el fin de la era de Milosevic", vaticinó.

Zagorka Golubovic, profesora de sociología de la Universidad de Belgrado, opinó que la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) le hizo un favor a Milosevic.

"Gracias a la campaña de la OTAN, la profunda insatisfacción del pueblo con este régimen y sus instituciones políticas fue desviada hacia el enemigo extranjero. Así, la alianza atlántica aseguró el monopolio del poder de este gobierno", dijo.

Los opositores de Milosevic arguyen que la unidad de los serbios contra la OTAN otorgó al régimen una excusa para silenciar el disentimiento, pero concuerdan en que, sin los bombardeos, sería difícil lograr un cambio.

Durante el peor momento de los bombardeos, la televisión estatal denunció a políticos opositores que pedían un arreglo o la aceptación de las condiciones de Occidente sobre la provincia de Kosovo, que fue en definitiva lo que el parlamento serbio debió hacer unas semanas después.

El dueño de un periódico independiente de Belgrado fue asesinado en abril luego de criticar al gobierno.

Ahora, el gobierno intenta convencer a los serbios de que el plan de paz es una victoria para ellos, porque no incluye, como lo hacía el llamado acuerdo de Rambouillet, un referéndum sobre independencia en Kosovo ni libre acceso de las tropas de la OTAN a Yugoslavia. (FIN/IPS/tra-en/vpz/ak/mlm/ip/99

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