La OTAN cometió crímenes de guerra en Yugoslavia al usar municiones DU, con uranio degradado, que propagan radiactividad y causan cáncer, aseguró la Asociación Americana de Juristas (AAJ).
Así mismo, los bombardeos de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) a las plantas petroquímicas y químicas en los Balcanes liberaron dioxinas de hidrocarburo, que son muy tóxicas y producen cáncer, afirmó la asociación denunciante.
La AAJ difundió este viernes en Ginebra una declaración en la que pide a la fiscal del Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia, Louise Arbour, la investigación de los bombardeos de la OTAN a la población y a objetivos civiles en Yugoslavia.
Las municiones con uranio degradado se usan en proyectiles de ametralladoras anti-tanque de 30 milímetros y en obuses de artillería de largo alcance, de 120 milímetros, precisó la comunicación, firmada por el presidente de la AAJ, Alvaro Ramirez González, y por la secretaria general, Vanessa Ramos.
La declaración describió que la munición DU pefora la armadura del tanque como un soldador de arco y de inmediato adopta un estado líquido que alcanza temperaturas extremadamente altas.
Cuando se produce la explosión – dijo – 42 por ciento de la radiactividad es dispersada en la atmósfera, donde puede permanecer hasta 4.400 millones de años, con efectos perjudiciales para los residentes en el área y sus descendientes.
La población civil afectada por esas municiones será víctima de cáncer y muchos niños nacerán con deformidades irreversibles, advirtió la AAJ.
Ese tipo de arma radiológica rinde elevadas ganancias a los fabricantes, porque el uranio empobrecido es gratis. Se trata de un desperdicio procedente de la producción de armas nucleares y del consumo de plantas atómicas generadoras de electricidad.
El comunicado de la AAJ aseveró que Estados Unidos dispone de 550.000 toneladas de uranio degradado, un elemento que retiene 60 por ciento de su radiactividad original, es altamente tóxico y causa cáncer en los pulmones, los huesos y la sangre.
La organización de juristas definió los ataques contra Yugoslavia como "una guerra química, porque el Pentágono (ministerio de defensa de Estados Unidos) y la OTAN usan las factorías petroquímicas y químicas como componente para producir las dioxinas mediante el simple acto de bombardearlas".
La AAJ acusó a las potencias atacantes de estar "perfectamente al tanto del envenenamiento que ocurre cuando ese tipo de fábricas son bombardeadas".
El bombardeo de plantas petroquímicas libera automáticamente los químicos tóxicos en la atmósfera, dijo.
La región afectada por la presencia de gases tóxicos abarca los territorios de Yugoslavia, Eslovenia, Croacia, Bosnia- Herzegovina, Macedonia, Bulgaria, Albania, Grecia, el territorio europeo de Turquía y Rumania.
Pero la AAJ advirtió que, debido a su proximidad, Italia y otros estados europeos tienen que ser incluidos entre los países afectados.
La entidad recordó que durante la guerra del Golfo, librada en 1991 contra Iraq por una alianza militar encabezada por Estados Unidos, las fuerzas estadounidenses dispersaron en el país árabe entre 300 y 800 toneladas de polvo radiactivo microscópico procedente de uranio degradado.
La OTAN también usó en los Balcanes otras armas prohibidas como las "cluster bombs", que son bombas de racimo o de fragmentación, dijo la AAJ.
La declaración afirmó que el empleo de las bombas de racimo y de proyectiles con uranio empobrecido y el bombardeo de industrias químicas violan el artículo 35, inciso dos, del Protocolo I de los Convenios de Ginebra que reglamentan las hostilidades.
La norma mencionada por la AAJ prohibe el empleo de proyectiles, materias o métodos de guerra que produzcan males superfluos.
La OTAN violó también el inciso tres del mismo artículo, que prohibe los métodos o medios de guerra concebidos para causar o que se puede esperar que causen daños extendidos, duraderos y graves al ambiente natural.
Otra transgresión se refiere al artículo 36, que alude al uso de armas nuevas que están o podrían estar prohibidas por el mismo Protocolo u otra norma de derecho internacional.
La organización de juristas atribuyó la categoría de armas nuevas a las pequeñas bombas colocadas en el interior de las bombas de racimo, que quedan en la superficie sin explotar y actúan como minas antipersonales, prohibidas por la Convención de 1997. (FIN/IPS/pc/ff/ip hd/99