Cientos de mujeres de Tanzania ejercen la prostitución en campamentos de refugiados de la provincia de Kigoma, atraídas por los altos salarios de los funcionarios de organismos y organizaciones no gubernamentales (ONG) internacionales.
Los campamentos de Kigoma, una provincia en la frontera con Burundi y República Democrática del Congo, albergan a más de 70.000 refugiados de ambos países, y allí se dirigen las prostitutas tanzanas, según un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
"Las mujeres van a los campamentos atraídas por los altos salarios que reciben los funcionarios del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y otras ONG internacionales", señalan los autores del estudio.
"Los altos salarios de los funcionarios del ACNUR y de las ONG se convirtieron en un llamador de mujeres que sueñan con volverse ricas de la noche a la mañana trabajando como prostitutas", explican.
Las prostitutas proceden de todos los estratos sociales, desde empleadas domésticas hasta esposas de oficinistas que se prostituyen durante la noche para completar sus magros ingresos.
El salario mínimo de Tanzania es de 30.000 chelines (casi 24 dólares), lo cual apenas alcanza para alimentar a una familia de cuatro integrantes.
La prostitución despertó la inquietud de que se pueda propagar el virus del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) por los campamentos de refugiados.
El sida invadió a Kigoma desde que fue diagnosticado el primer caso en el país, en 1983. En enero de este año había 2.287 casos de sida declarados en la provincia del Lago Tanganika, según el estudio del PNUD.
La pesca, la minería y los centros comerciales de Kigoma funcionan normalmente de día, "pero de noche, la ciudad se convierte en un gran centro de prostitución".
"La interacción entre la población de Kigoma y los refugiados, y la llegada a la ciudad de jóvenes del medio rural hacen que la gente se vuelva más vulnerable al VIH (virus de inmunodeficiencia humana) ya que las pensiones se utilizan como prostíbulos", explicó Elly Ndyetabura, del PNUD.
La mitad de los 32 millones de habitantes viven por debajo de la línea de pobreza, lo cual explica el auge de la prostitución.
Además, miles de jóvenes que no consiguen trabajo huyen de las dificultades económicas de la zona rural y llegan a los centros urbanos con la esperanza de mejorar sus vidas. Pero, una vez en la ciudad, se dedican a la delincuencia o a la prostitución para ganar dinero para vivir.
"El movimiento de jóvenes de la zona rural hacia las ciudades no inquieta sólo a los planificadores de la economía. También es un problema para el sistema de salud, sobre todo para la lucha contra el sida en este país que tiene, además, una deuda externa de 8.000 millones de dólares", explicó Ndyetabura.
Tanzania, que alberga a cerca de 800.000 refugiados de los países vecinos, tiene 1,4 millones de portadores de VIH.
Las jóvenes tienen su primera relación sexual entre los 13 y 14 años, indicó Walter Mazzuki, otro funcionario del PNUD. La consecuencia de esto es que se produjo un incremento abrupto del número de casos de sida entre las jóvenes de 15 años y los hombres de entre 25 y 34, explicó Mazzuki.
"Las relaciones sexuales a temprana edad llevan a que las jovencitas abandonen sus estudios secundarios porque quedan embarazadas, y a que tengan sus hijos sin casarse", agregó.
El médico de salud pública de la provincia de Kigoma, Godfrey Mbaruku, sostuvo que la escasa coordinación y la falta de compromiso de los legisladores y los funcionarios del gobierno hicieron fracasar la lucha para contener la propagación del sida en la región.
"Los conocimientos sobre el VIH y el sida son muy pobres entre los miembros y los líderes de la comunidad, en todos los niveles", observó Mbaruku. (FIN/IPS/tra-en/an/mn/ceb/aq/pr/99
