El comandante del ejército de Tailandia pretende aplicar un ambicioso programa de reformas que reducirá drásticamente las fuerzas armadas del país y pondrá énfasis en la eficiencia y no en la compra de armas.
Las reformas del general Surayudh Chulanont tienden a reducir las fuerzas armadas en casi 25 por ciento en la próxima década hasta un total de 190.000 hombres.
La medida es políticamente significativa para el ejército integrado por 250.000 hombres y que tiene una larga tradición de interferir en los asuntos de Estado, lo cual lo llevó a realizar 17 golpes o intentonas desde 1932.
En una entrevista de prensa publicada el lunes, el general Surayudh, quien fue designado en octubre, dijo que su prioridad es hacer del ejército una fuerza "pequeña, pero eficiente".
El proceso representa una "tarea enorme", agregó, y desestimó la adquisición de armamento más moderno.
La iniciativa también incluye la restructuración del aparato militar, incluso de divisiones especiales, y el desmembramiento de tres cuerpos de ejército que cubren las regiones central, norte y sudoriental del país.
El presupuesto del ministerio de Defensa para 1999 asciende a 2.080 millones de dólares, equivalente a nueve por ciento del presupuesto total del gobierno de 22.300 millones de dólares.
Pocos cambios están previstos para el presupuesto del 2000. Un analista militar dijo que la estrategia representa "una reforma radical", y agregó que "está en consonancia con lo que se espera de él (Surayudh)".
Las reformas son parte de gestiones del primer ministro Chuan Leekpai, quién tambien es ministro de Defensa, para que ese organismo ejerza mayor control sobre las tres fuerzas armadas.
"En los próximos 10 años vamos a reducir la cantidad (de personal) en 46.000 para llegar a un total de 190.000 que, en mi opinión, es la cifra ideal", manifestó Surayudh.
Naturalmente, muchos en las tres armas se oponen a la iniciativa, apuntó el analista. "Pero él (Surayudh) ejerce realmente el mando mientras Chuan sea jefe del gobierno. Si el primer ministro cae, Surayudh podría verse en peligro", advirtió.
La rapidez del proceso reformista se verifica en medio de un cambio total del papel de las fuerzas armadas en la política tailandesa.
El cambio comenzó después del golpe militar de 1991. Quince meses más tarde, la represión del ejército a las protestas democráticas en 1992 dejaron un saldo de 50 manifestantes muertos y 600 heridos, y suscitaron el clamor popular para poner fin a la injerencia militar en la política y retornar al poder civil.
Surayudh declaró en varias ocasiones que las fuerzas armadas deben quedar fuera de la política y de cuestiones referidas a asuntos exteriores.
Surayudh también pidió poner fin al sistema nacional de conscripción mediante la creación de un ejército profesional constituido por voluntarios, pero las restricciones presupuestarias siguen siendo un problema.
Muchos analistas señalaron que pudieron considerarse reformas más radicales, pero el jefe del ejército "se conformó con lo que era posible dado el clima político, el clima interno de las fuerzas armadas y las realidades presupuestales".
En los últimos días Surayudh declaró su apoyo a la publicación del informe oficial del ejército sobre la represión de las protestas democráticas de 1992, afirmando que imparten una lección "a todos".
"El incidente se debería tomar como una lección para mejorar el estilo de trabajo y la cooperación en nuestra sociedad", dijo. Afirmó que ese tipo de conflicto, en que un tailandés mata a otro, no debe repetirse jamás.
El gobierno de Chuan tambien inquietó a los militares con las reformas al pedirles que revelen su contabilidad financiera de los últimos 10 años.
La Consultoría de Riesgos Políticos y Económicos con sede en Hong Kong, advirtió sin embargo del "peligro" de que la crisis económica haya "enceguecido" a los líderes tailandeses ante los riesgos de la seguridad para el país.
"Mientras Tailandia reduce su presupuesto militar y su personal, la vecina Birmania gasta 40 por ciento de su prespuesto nacional en las fuerzas armadas", señaló la entidad en su último informe sobre Inteligencia Asiática.
"La cantidad de uniformados en Birmania se duplicó en la última década y ahora asciende a 400.000 hombres", agregó. Si bien hubo pocas quejas de los jefes militares sobre la reducción, el gobierno tailandés debe estar atento a la amenaza de un golpe de Estado, advirtió.
"Hay oficiales de carácter y antecedentes dudosos que emergen de las filas, pero podrían ser un riesgo a la seguridad sólo si el gobierno civil electo fracasa en mantener su autoridad suprema", expresó el grupo de Hong Kong. (FIN/IPS/tra-en/rc/js/ego/aq/ip/99