SOMALIA: Territorio escindido busca reconocimiento internacional

Somalilandia surgió como escisión de Somalia en 1992, luego de que una rebelión derrocara al presidente somalí Siad Barre y su país quedara sin gobierno central. Pero ahora pretende mantenerse separada.

El problema es que la legitimidad del "Estado del norte" aún no es aceptada por el resto del mundo, aunque tenga presidente, parlamento, poder judicial y policía. La falta de reconocimiento le impide hacer negocios con inversores extranjeros o recibir préstamos de instituciones financieras como el Banco Mundial.

Hargeisa, la capital de la autoproclamada República de Somalilandia, quedó en escombros luego de los bombardeos aéreos y los ataques terrestres ordenados por Barre durante la guerra civil, que comenzó en 1988 y dejó un saldo de más de 50.000 muertos, además de destruir 90 por ciento de las edificaciones.

La mayor parte de la población de la ciudad huyó hacia campamentos de refugiados en Etiopía. Luego de la caída de Barre en 1991, los milicianos andaban por las calles aterrorizando civiles y saqueando casas.

"Aquellos bandidos mataban a la gente. Entraban a sus casas de noche y robaban lo que querían", relató Shukri Ismail, que volvió a su hogar en Hargeisa en 1995 y encontró un panorama desolador.

Ahora, las cosas cambiaron para esta ciudad norteña. Mucha gente circula por la calle principal y el comercio está en auge. Los rubros principales son el oro, las alfombras, los muebles y los teléfonos celulares. Hay cinco compañías telefónicas en Somalia, y sus tarifas son las más bajas del mundo.

Aún no se instalaron bancos, pero en el mercado central hay puestos donde se puede cambiar dinero, y tanto la construcción como los negocios en general florecen, en un clima de estabilidad y seguridad.

"Esto es muy pacífico, se puede ir a cualquier lado. Somos un país nuevo, somos distintos a los del sur", aseguró Abdi Osman Jama, un empresario.

La región del norte fue una colonia británica y del sur una colonia italiana, hasta la unificación de ambos en 1960 para formar la República de Somalia, con el puerto meridional de Mogadiscio como capital.

Barre encabezó un golpe de Estado en 1969 y gobernó hasta ser derrocado en enero de 1991.

Más de 20.000 personas, entre las que está Ismail, volvieron en los últimos años para reconstruir Somalilandia luego de la restauración de la paz.

Las remesas de los parientes que viven en el exterior, estimadas en 300 millones de dólares por año, son la principal fuente de ingresos de Somalilandia.

La exportación de ganado hacia los mataderos de Medio Oriente podría reportar 100 millones de dólares por año y ser la segunda fuente de ingresos del "Estado", si Arabia Saudita levanta su prohibición a la importación de animales.

La prohibición fue impuesta tras la aparición de algunos focos infecciosos, y la consecuencia fue que las exportaciones bajaron a un millón de cabezas de ganado, un tercio de lo habitual.

Hargeisa hizo hace poco la mayor feria comercial de su historia, organizada por la Cámara de Industria y Comercio y por la Unión Europea.

Más de 60 comercios participaron en la feria, desde pequeñas empresas que producen jugo de mango y velas de cera de abeja, hasta compañías aéreas, bajo la consigna "Construya Somalilandia. Compre productos somalíes".

La compañía de Ismail, que vende cosméticos elaborados con productos de la naturaleza, ganó el premio al mejor producto.

"Solíamos importar estos productos, a pesar de que aquí crecen las plantas con las que se elaboran. Ahora acabamos de exportar nuestro primer cargamento a Dubai. Este país ha progresado de un modo increíble", comentó Ismail.

Sin embargo, aún se ve el legado de la guerra. Hay esqueletos de camiones quemados y familias enteras acampan entre los restos de los edificios.

Las personas en sillas de ruedas recuerdan los miles de minas que quedaron enterradas en los campos. Es ilegal que los transeúntes porten armas, pero todos tienen alguna escondida en su casa.

La repatriación es muy lenta. Sólo un tercio de los 180.000 refugiados que todavía viven en campamentos en Etiopía, cerca de la frontera, podrán regresar este año.

La inestabilidad y la violencia reinan en la mayor parte del territorio del sur, y la situación empeora porque llegan armas desde los países vecinos. Los milicianos robaron en un hospital de Mogadiscio la semana pasada, y luego vendieron los equipos médicos para comprar armas. La paz parece un sueño imposible.

Los recursos de las autoridades de Somalilandia son muy escasos. Los ministros tienen salarios de 20 dólares mensuales, y 80 por ciento del presupuesto, cuyo total es de apenas 15 millones de dólares, se invierte en el mantenimiento de la ley y el orden.

"Creamos todas las instituciones que necesita un Estado y la nación está en paz pacífica, así que tenemos el derecho moral de ser reconocidos, pero no podemos separarnos de la imagen de Mogadiscio", se quejó el presidente, Mohamed Egal, que fue reelegido en 1996 para gobernar por otros cinco años.

Egal señala que el reconocimiento de Estados nuevos como la República Checa y Croacia muestra que Occidente tiene un doble discurso.

"No entiendo por qué nos ignoran", protestó, alegando que Somalilandia tiene más derecho al reconocimiento porque fue independiente durante cuatro días en junio 1960, entre el cese de la dominación británica y la fusión voluntaria con el territorio del sur, que dio origen a la República de Somalia.

La Unión Europea, que es la principal donante de Somalilandia, entregó este año 13 millones de dólares, a pesar de que ninguno de los países que la integran reconoce al país.

Este podría ser el primer paso. "Creo que el desarrollo traerá aparejado el reconocimiento", declaró Egal, confiado.

"Si no logramos que nos reconozcan, mala suerte. Seguiremos existiendo igual como Estado independiente. Si usted fuera yo, ¿desearía unirse al pueblo de Mogadiscio?", preguntó Egal. (FIN/IPS/tra-en/ks/ja/mn/ceb/mp/ip/99

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