Una comisión de la ONU investigará si el foro mundial hizo todo a su alcance para impedir la masacre de hasta un millón de personas en Ruanda, cinco años después del genocidio en el país africano.
El ex primer ministro sueco Ingvar Carlsson, que dirige el equipo de tres integrantes de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), informó que los investigadores comenzarán este lunes a revisar documentos que puedan explicar cómo reaccionó el foro mundial ante el genocidio en 1994.
"Tendremos pleno acceso a todos los materiales. Esperamos tener conclusiones sobre el motivo" de la matanza, explicó Carlsson.
Varios países, entre ellos Bélgica y Francia, realizaron sus propias investigaciones sobre cómo la ONU y otras fuerzas reaccionaron a las masacres ocurridas a partir de la muerte, el 6 de abril de 1994, del presidente ruandés Juvenal Habyarimana en un accidente de aviación que aún no se explicó.
Sin embargo, destacó el ex canciller surcoreano Han Sung-Joo, miembro del panel, "lo nuevo de esto es que se trata de un equipo independiente, no vinculado a ningún país".
Si bien la ONU financiará el trabajo del panel con su presupuesto regular, "no influirá para nada en nuestras conclusiones", aclaró Sung-Joo.
El equipo, integrado también por el general nigeriano Rufus Kupolati, presentará su informe al secretario general Kofi Annan antes de fin de año.
El mes próximo, anunció Carlsson, el panel estudiará documentos y cables, algunos de los cuales contienen información sobre las advertencias que recibió la ONU sobre planes de genocidio antes del "accidente" aéreo, en abril de 1994.
Poco antes, se había desplegado en el país africano la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Ruanda (Unamir) en un intento por forjar la paz entre el gobierno, dominado por hutus, y el Frente Patriótico Ruandés (FPR), predominantemente tutsi.
Pero inmediatamente después de la muerte de Habyarimana, fuerzas del gobierno y extremistas paramilitares comenzaron a masacrar a tutsis y hutus moderados.
En lugar de ampliar Unamir, que tenía unos 5.000 hombres, el Consejo de Seguridad de la ONU redujo la fuerza a 550 soldados, dos semanas después del comienzo de las matanzas.
Para cuando el FPR tomó el control del país, tres meses después, empujando la mayor parte de los extremistas hutus hacia el vecino Zaire, ya habían muerto unas 800.000 personas.
Algunos grupos de derechos humanos acusaron a altos funcionarios de la ONU -incluido el entonces secretario general Boutros Boutros-Ghali y Annan, entonces jefe de las fuerzas de paz- de no actuar con prontitud cuando se les advirtió sobre la preparación de las masacres.
El personal de la ONU "no ofreció información adecuada a los miembros del Consejo de Seguridad", afirmó Human Rights Watch (HRW) en el informe "Nadie quedó para contar la historia: Genocidio en Ruanda", publicado este año.
Pese a advertencias del jefe militar de Unamir, general Romeo Dallaire, sobre las preparaciones del genocidio, Boutros-Ghali y Annan supusieron que la violencia posterior al 6 de abril era resultado del "caos" y no de matanzas organizadas, sostiene el informe.
Las fuerzas de Unamir, que no estaban autorizadas a usar la fuerza, "tampoco intervinieron en presencia de ataques a tutsis", "ni realizaron ningún esfuerzo sistemático por escoltar a tutsis desde sus hogares a lugares más seguros", agrega.
Sin embargo, señaló HRW, Unamir ayudó a evacuar a unos 4.000 extranjeros de Ruanda en los primeros días de las masacres, cuando unos 20.000 tutsis habían sido asesinados.
Pero la ONU no es la única parte culpada por la débil respuesta internacional a la crisis.
"Estados Unidos no quería gastar dinero, Bélgica estaba interesada en salvar las apariencias, y Francia en salvar a su aliado, el gobierno genocida", acusó Alison Des Forges, autora del informe. "Todos ellos tenían otras prioridades que salvar vidas", agregó.
Ahora, sin embargo, la ONU parece dispuesta a investigar en qué falló y a enmendar sus errores.
Probablemente para agosto, el panel comenzará a entrevistarse con funcionarios, dentro y fuera de Ruanda, para determinar las acciones que se tomaron, anunció Carlsson.
Tanto Annan como funcionarios ruandeses ofrecieron su plena colaboración, destacó. (FIN/IPS/tra-en/fah/mlm/ip-hd/99