Curanderos y médicos pronto trabajarán juntos en la República Democrática de Congo (RDC, ex Zaire), donde 80 por ciento de la población recurre a la medicina tradicional para la atención de su salud.
"Nos gustaría ofrecer a nuestros compatriotas que utilizan el poder curativo de las plantas la oportunidad de ejercer su profesión en nuestras instalaciones", anunció el ministro de Salud, Mashako Mamba.
La medida constituye un intento de las autoridades nacionales de salud por mejorar la imagen de la medicina ancestral, tan ampliamente utilizada por los congoleños.
Mamba comenzó a promover el papel de los terapeutas tradicionales durante una conferencia sobre el sistema nacional de salud realizada en la capital, Kinshasa.
"Esas prácticas médicas ancestrales, que probaron su eficacia sin lugar a duda, deben obtener el prestigio que tienen las medicinas tradicionales de otros países", dijo el ministro.
La medicina tradicional, que extrae sus remedios de plantas y otros productos locales utilizando el conocimiento pasado de generación en generación, ha mantenido a los congoleños en buena forma pese a la crisis del sistema de salud pública, sostuvo.
"Tenemos pruebas de que la medicina tradicional funciona. De nuestras plantas se extraen ingredientes activos para elaborar fármacos acordes con las normas occidentales", señaló Mamba.
Unos 15 medicamentos extraídos de hierbas de la RDC se venden actualmente en el mercado. "Esos fármacos de origen vegetal pasaron todos los análisis clínicos y farmacológicos", destacó.
Según cifras oficiales, más de 4.000 practicantes de la medicina tradicional se especializan en terapia herbaria, ritualismo y espiritualismo en la RDC, que tiene 50 millones de habitantes.
El Colegio Nacional de Médicos Congoleños reconoció el vínculo esencial entre la medicina tradicional y la moderna, pero expresó su temor a que las nuevas normas despejen el camino a "charlatanes".
"No podemos dejar que cualquiera juegue con la salud de nuestros ciudadanos", advirtió Jean Diabeno, presidente del Colegio.
Aunque la institución no se opone al acceso de terapeutas tradicionales a los hospitales, Diabeno previno que el Colegio demandará judicialmente a cualquiera que finja ser curandero.
"No tenemos problema con quienes afirmen ser médicos tradicionales y actúen de modo correspondiente. Pero si alguno alega serlo falsamente, el Colegio irá tras él", advirtió.
Diabeno, director del Departamento de Cirugía de la Facultad de Medicina de la Universidad de Kinshasa, sugirió que "las hierbas sean estudiadas en laboratorios especiales para extraer sus ingredientes activos, establecer las dosis adecuadas y sus posibles efectos colaterales".
"Tenemos que saber lo que damos a los pacientes", agregó.
Los terapeutas tradicionales, largamente ignorados por el gobierno, están felices de que su conocimiento finalmente sea reconocido.
Sin embargo, lamentan que la medicina occidental no confíe en ellos. "Se han dicho muchas cosas malas sobre la medicina ancestral", señaló Didier Mampasi, un terapeuta tradicional.
Mampasi posee una clínica que emplea a 55 terapeutas, farmacéuticos, botánicos y químicos. Se enorgullece de haber desarrollado el A23, un producto que fortalece al sistema inmunitario contra el virus del sida.
"Esta forma de terapia funciona. Tenemos innumerables opciones para los enfermos cuando la medicina moderna falla", afirmó.
Según Mampasi, el trabajo de los terapeutas tradicionales está limitado por la falta de fondos y materiales.
El camerunense Ismael Kankoun, quien investiga hierbas medicinales contra el sida, estuvo de acuerdo. "Si tuviéramos los medios financieros, ya habríamos desarrollado un fármaco eficaz contra el sida", sostuvo Kankoun, quien reside en la RDC desde hace más de 10 años. (FIN/IPS/tra-en/bm/nrn/sz/mn/mlm/he/99