La crisis financiera mundial y el aumento del desempleo, la pobreza y la desigualdad son para la Internacional Socialista (IS) síntomas del fracaso del modelo de capitalismo que reina desde los años 80, y marcan la necesidad de regular la globalización económica.
El nuevo escenario de crisis es, paradójicamente, un terreno de cosecha para los partidos socialistas, laboristas y socialdemócratas del mundo, nucleados en la IS, una organización centenaria que en la última década duplicó el número de miembros.
Muchos de esos partidos alcanzaron el gobierno en Europa y ya se observa esa tendencia en Africa, Asia y América Latina, donde las fuerzas de centroizquierda, todavía mayoritariamente en el llano, comienzan a competir con gobiernos que impulsaron reformas neoliberales en los últimos años.
Los partidos de la IS entienden que el modelo neoliberal, sobre el que se extendió la globalización económica, es un capitalismo "descontrolado", que está perdiendo apoyo entre los electores en numerosos países, más inclinados hoy a votar propuestas que atiendan las necesidades sociales.
Ese capitalismo no sólo tuvo un impacto social negativo, sino que está mostrando signos de alarmante deterioro en la crisis financiera que nació en 1997 y que podría tener consecuencias recesivas para todos los países, incluso en los más industrializados que hoy parecen inmunes.
El Consejo de la IS se reúne este viernes y el sábado en Buenos Aires para estudiar una propuesta de regulación de la globalización económico-financiera, que incluye la reformulación de los organismos multilaterales, y preparar una alternativa para el próximo milenio.
Encabezados por el ex primer ministro de Francia Pierre Mauroy, los representantes de casi 140 partidos de los cinco continentes convencidos del fracaso del comunismo y del liberalismo, proponen "una tercera vía entre un capitalismo explotador y un comunismo opresivo".
Mauroy indicó que el modelo, con variantes, ya funciona en la Unión Europea, donde 13 de los 15 países tienen gobiernos socialdemócratas.
"El modelo que domina en este continente concilia el progreso económico con la justicia social, la democracia con el desarrollo", señaló Mauroy antes de llegar a Buenos Aires.
Pero no se trata de ideas nuevas. El dirigente de la izquierda italiana Walter Veltrani, que estará presente en la reunión, sostuvo que el nuevo escenario mundial "reafirma" los argumentos e ideas de inspiración socialista, infundiéndoles nuevo vigor para enfrentar el reto de la globalización.
Los partidos que integran la IS plantean la necesidad de jerarquizar la política sobre la economía, un hecho que redundará en una recuperación de los poderes de los Estados para regular el funcionamiento de la globalización mundial, sostienen.
Para la IS, el aumento del desempleo, la creciente brecha entre ricos y pobres, tanto al interior de los países como entre ellos mismos, y un desenfrenado deterioro ambiental, son las consecuencias negativas de una globalización sin contrapesos.
En el plano internacional, los socialistas dicen que las empresas transnacionales lograron un poder que es superior al de los gobiernos, y sus intereses especulativos marcan el ritmo de los movimientos de capital, por encima de las pretensiones del comercio y la producción.
La IS cree necesario recuperar el equilibrio entre los países ricos y los pobres, a través del aumento de la asistencia al desarrollo, y propone un "nuevo sistema de responsabilidad colectiva" que neutralice el desorden financiero, el desarrollo desigual, el alto nivel de desempleo y la exclusión social.
Para la IS hay dos formas de concebir la globalización, una es la ultraliberal, sin preocupación por el ambiente ni por los costos sociales, y otra es "la forma responsable".
Esta globalización responsable señala que para que ésta constituya un elemento de progreso, deberá estar políticamente regulada", como lo propone.
La regulación debe darse con nuevas instituciones financieras internacionales, que reemplacen a las actuales de Bretton Woods, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, y con una revisión de las normas de la Organización Mundial de Comercio, para propender a un sistema comercial más justo.
Los socialistas apoyan la creación de un Consejo de Seguridad Económica en el marco de la Organización de las Naciones Unidas, un tema que será debatido en Buenos Aires, para ser propuesto en el XX Congreso de la IS a realizarse entre el 8 y 10 de noviembre en París.
El Consejo sería una suerte de Grupo de los 7 ampliado, con miembros permanentes y adicionales, que irían rotando, para coordinar la política económica internacional y tratar asuntos globales, como la estabilidad monetaria y el flujo de capitales, el desempleo y la recuperación económica.
La IS también cree llegado el momento de debatir una reforma del estado benefactor, en contraste al modelo de estado completamente replegado que permitió en los últimos años el predominio del interés económico sobre la política. (FIN/IPS/mv/dm/ip/99