Perú ha logrado reducir sustancialmente su tasa de mortalidad materna, de 265 muertes por cada 100.000 partos en 1997 a 129 en la actualidad, pero eso no significa que la maternidad haya dejado de ser un riesgo en este país.
En la capital peruana no todas las mujeres gozan de servicios maternos efectivos, pero en el interior del país se dan las situaciones más dramáticas.
En Huancavelica, Puno y otros departamentos andinos cuya población vive mayoritariamente en situación de extrema pobreza, las defunciones maternas llegan a más de 580 por cada 100.000 partos, de acuerdo al Ministerio de Salud.
Paradójicamente, el 40 por ciento de la infraestructura nacional del sector dirigida al área materna, no se utiliza.
El Director del Programa Perinatal del Ministerio de Salud, Nazario Carrasco, asume la responsabilidad que compete a su sector, en el sentido de no haber superado los prejuicios de ambas partes, que impiden un acercamiento más efectivo, especialmente en las zonas alejadas.
"Es necesario que no sólo la mujer sino la familia tome conciencia de la necesidad de atención médica para las embarazadas, lo cual implica no sólo la atención especializada en el parto, sino el control prenatal de la gestante", subraya.
Un gran paso se ha dado en el marco de las celebraciones por el Día Internacional de la Salud de la Mujer, el 28 de mayo, con la formación del comité multisectorial de maternidad segura y saludable en el que participan los ministerios de Salud y de la mujer, y organizaciones no gubernamentales (ONG).
El objetivo es emprender una campaña para enseñar a las mujeres que en materia de salud tienen derechos pero también deberes, informó Malvarrosa Vascovich, coordinadora de Appropo, una de las ONG participantes.
"Debemos ser concientes de la necesidad de proteger nuestra salud, de cuidarnos nosotras mismas y brindar la información completa al especialista de salud", indicó.
La infraestructura del comité está apoyada en ocho redes de salud, de las cuales cinco funcionan en el interior del país: dos en Piura (norte) y tres en Cuzco, con influencia sobre la zona sur andina, donde se concentran los más bajos indicadores socioeconómicos.
Las tres restantes funcionan en los barrios periféricos de Lima, con gran cantidad de población migrante y en extrema pobreza.
Una de las tareas más difíciles que cumplen las redes a través de las promotoras de salud es convencer a las futuras madres sobre la importancia del control prenatal.
"Influye mucho el nivel cultural, una mujer de escasa instrucción estará menos dispuesta a que la examine un especialista" que una mujer con mayor educación, dice Rosa María Sánchez, promotora de salud de los valles de Huacho y Chancay, zonas rurales cercanas a Lima.
El 43 por ciento de las madres que siguieron puntualmente su control natal en la Maternidad de Lima en 1997 tenían en promedio siete años o más de estudios, según datos oficiales. El porcentaje se redujo a 14 por ciento entre las madres por debajo de ese nivel de instrucción.
Sin embargo, Sánchez considera que también hay un problema cultural en la renuencia de las madres a no acudir a un especialista.
"Muchas no ven la necesidad de hacerlo porque así fueron criadas. Sus madres no tuvieron atención médica ni antes ni durante el parto, y no tuvieron problemas en traerlas al mundo", afirma.
Y es aún peor si se trata de adolescentes, ya que "sienten vergüenza, tienen miedo de que en el establecimiento de salud las traten mal, porque tampoco reciben apoyo de sus familias, generalmente la pareja es igualmente joven o no existe; y ni siquiera son concientes que sus embarazos son de alto riesgo".
En este sector se produce la mayor cantidad de defunciones maternas: el 35 por ciento de las muertes corresponden a mujeres entre 12 y 18 años. El 15 por ciento obedece a complicaciones del embarazo, parto y puerperio, y 20 por ciento a abortos.
En Perú, una de cada tres embarazadas es menor y para hacer frente a este problema el Ministerio de Salud creó el Programa de Atención Integral de Adolescentes, que incluye control prenatal, preparación para el momento del parto, asesoría psicológica y social, orientación sexual y adiestramiento en lactancia materna.
También ofrece clases de cocina y labores manuales con el objetivo de generar un ingreso permanente y autosostenido a las futuras madres.
Las redes de salud son un vehículo eficaz para identificar y derivar a las futuras madres adolescentes hacia el programa, que inicialmente fue concebido para la Maternidad de Lima, pero debido al incremento de la maternidad adolescente se ha extendido a otras zonas de la capital y del interior del país. (FIN/IPS/zp/ag/he/99