El ex presidente Carlos Salinas, admirado en el pasado y hoy blanco de acusaciones, regresó a México tras cuatro años de autoexilio, levantó polvo en el ambiente político y volvió a marcharse, dejando abierto el interrogante sobre su eventual papel en el proceso hacia las elecciones del 2000.
Salinas permaneció el fin de semana en la capital, donde se reunió con sus familiares, habló a la prensa y visitó a su hermano Raúl, preso por acusaciones de corrupción y asesinato.
El ex presidente (1988-1994) abandonó México en marzo de 1995, en medio del rechazo de una población que antes lo había admirado.
"México es mi lugar de residencia", declaró el domingo, y dijo que su presencia se debía a compromisos familiares. Este lunes, eludiendo a la prensa, Salinas salió nuevamente del país.
La imagen del ex mandatario, quien terminó su gestión de seis años en diciembre de 1994 con una aprobación superior a 60 por ciento y entre elogios de organismos financieros multilaterales, se deterioró casi de inmediato, a causa del estallido de una crisis económica y de la detención de su hermano Raúl.
Su sucesor en la presidencia, Ernesto Zedillo, responsabilizó al gobierno de Salinas de la crisis económica, la peor en 50 años, y de múltiples casos de corrupción.
Aunque Salinas, quien se declara "víctima de una linchamiento" político, aseguró en su sorpresiva visita a México que no tiene relaciones con Zedillo y no influye en el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), la mayoría de los mexicanos creen lo contrario.
Cincuenta y uno por ciento de las personas encuestadas en la capital por el diario Reforma opinaron que la visita de Salinas tuvo un fin claramente político y 67 por ciento dijeron que el ex mandatario influirá en el proceso de sucesión presidencial.
Además, 60 por ciento creen que las relaciones entre Salinas y Zedillo son buenas o muy buenas. Por último, 71 por ciento dijeron tener una imagen mala o muy mala del ex presidente.
"El salinismo está vivo y es peligroso", advirtió Luis Garrido, columnista del diario La Jornada, mientras que el gobernador de la capital, Cuauhtémoc Cárdenas, declaró que ex mandatario miente cuando afirma que está retirado de la actividad política.
Cárdenas es precandidato del opositor Partido de la Revolución Democrática para las elecciones presidenciales del año próximo.
Los partidos de oposición aún no han resuelto el mecanismo de designación de candidato. Por su parte, el PRI lo escogerá por votación directa y universal, tras renunciar a una tradición vigente hasta la época de Salinas de nombramiento a cargo del presidente en funciones.
El rostro risueño y el ánimo relajado que mostró Salinas en su visita al país contrastaron con la tensión del comienzo de su autoexilio hace cuatro años, cuando tras un huelga de hambre de menos de 72 horas pidió al gobierno reivindicar su nombre, lo que nunca sucedió.
En los últimos años permaneció entre Cuba e Irlanda, países desde donde defendió, en entrevistas y artículos de prensa, su desempeño como presidente.
El ex mandatario, en cuya gestión apareció la guerrilla zapatista de Chiapas y fueron asesinados un cardenal, un candidato presidencial y el secretario general del PRI, debe ser juzgado por corrupción, dijo el opositor Cárdenas.
Cientos de personas llamaron este fin de semana a emisoras de televisión y radio para criticar la presencia de Salinas y pedir al gobierno que lo detenga o expulse.
En una entrevista con Reforma, Salinas atribuyó su desprestigio a los problemas económicos que se generaron luego de su administración y a la "campaña de linchamiento" lanzada en su contra.
Así mismo, aseguró que no tenía ningún deseo de dejar otra vez México y prometió que visitará varias veces el país para algunas "actividades de tipo familiar".
"Carlos Salinas se quiere hacer ahora la víctima con su regreso a México, pero detrás de todo está una lucha" entre corrientes del PRI, opinó el precandidato presidencial por el conservador partido Acción Nacional, Vicente Fox.
Cuatro precandidatos, que representan a otras tantas corrientes internas, compiten por la candidatura presidencial del PRI, un hecho sin precedentes en la historia de 70 años del partido gobernante, que siempre se había unido detrás del aspirante designado por el mandatario en funciones.
Portavoces del gobierno e Zedillo indicaron que la presencia de Salinas, quien no está requerido por la justicia ni tiene procesos pendientes, no alteró la estabilidad política de México.
Pero el analista Garrido sostiene que Salinas tiene poder y lo ejercerá para influir en las elecciones presidenciales.
México sólo comenzará a lavar su imagen de país dominado por la corrupción cuando el gobierno y la policía terminen por aclarar, sin temores y con transparencia, los delitos en los que podrían estar involucrado el ex presidente Salinas y su familia, dijo el analista Gilberto Rincón.
Raúl Salinas, hermano del ex presidente, permanece detenido desde febrero de 1995 acusado de enriquecimiento ilícito y de ser el autor intelectual del asesinato de Francisco Ruiz Massieu, secretario general del PRI, en septiembre de 1994.
Aunque no existen evidencias claras ni acusaciones directas contra Carlos Salinas, algunos políticos y analistas aseguran que encubrió los delitos de su hermano y de otros colaboradores y que tuvo relaciones con las mafias del narcotráfico. (FIN/IPS/dc/ff/ip/99