La presencia en México del ex presidente Carlos Salinas (1988-1994), constatada hoy, cuatro años después de iniciado su autoexilio en Cuba e Irlanda, conmocionó el ambiente político y causó una ola de rechazo entre la población.
Salinas, involucrado por numerosas denuncias en varios casos de corrupción aunque sin denuncias penales judiciales en su contra, es responsabilizado por un alto porcentaje de los mexicanos de la crisis económica de 1995.
Es una visita imprudente y una afrenta, consideraron portavoces del opositor Partido de Acción Nacional, mientras dirigentes del también opositor Partido de la Revolución Democrática pidieron detener y procesar penalmente a Salinas.
El ex presidente habría llegado la noche del viernes o la mañana de este sábado, en lo que sería la primera visita a su país desde marzo de 1995, cuando salió en un autoexilio que se ha repartido entre Cuba e Irlanda.
En una entrevista exclusiva con TV Azteca, Salinas no explicó el motivo de su presencia, pero reiteró argumentos en defensa de su gestión y la honorabiidad de sus familiares y ex colaboradores, expresados ya en declaraciones, cartas y notas de prensa.
El ex mandatario se declaró víctima "de un linchamiento sin precedentes en la historia de México" y reiteró que defenderá su verdad hasta las últimas consecuencias.
Familiares del ex mandatario, quien reconoció en el pasado que en su país es considerado "el villano favorito", indicaron que Salinas retornó para asistir a la gradución de uno de sus hijos como economista y cumplir una agenda privada, pero no indicaron si permanecerá en el país o se trata de una visita breve.
Carlos Salinas dejó México luego de que su hermano Raúl Salinas fue detenido por la policía como autor intelectual del asesinato del entonces secretario general del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) Francisco Ruiz Massieu.
Mientras, la economía del país entraba en una profunda crisis económica, la peor en 50 años.
Antes de autoexiliarse, Salinas realizó una huelga de hambre de menos de 72 horas para manifestar su convicción en la inocencia de su hermano y pedir al gobierno de su sucesor, Ernesto Zedillo, que lo declarara libre de responsabilidad en la crisis económica estallada a fines de 1994, lo que no sucedió.
"Que lo metan a la cárcel", "que el gobierno no pemita que siga libre", "su visita es un insulto", fueron algunas de las expresiones de personas que llamaron a radioemisoras locales tras conocer la visita del ex mandatario de 50 años.
La oposición atribuye a Salinas responsabilidad en el asesinato del ex canditato presidencial Luis Colosio en marzo de 1994, en la debacle económica de 1995 y su efecto internacionl conocido como "tequila", y en la corrupción que parece rodear la actuación de su hermano Raúl Salinas.
Meses atrás, Raúl Salinas fue sentenciado en la primera de tres instancias a 50 años de prisión por la autoría intelectual del asesinato en septiembre de 1994 de Ruiz Masieu.
Salinas atribuye a sus enemigos políticos las acusaciones "infundadas" en su contra y proclama su inocencia y la de su familia.
El PRI considera que Salinas, quien no enfrenta procesos penales ni órdenes de captura, tiene derecho a visitar México, pero reconoce el fuerte rechazo de la población hacia el ex mandatario.
La presencia de Salinas en México se da un año antes de las elecciones presidenciales. La gestión de Zedillo concluirá en diciembre del 2000. Según la encuestas, el PRI tiene altas posibilidades de perder la presidencia por primera vez desde 1929. (FIN/IPS/dc/mj/ip/99