MALASIA: Esperanza e inquietud por ventaja opositora en Indonesia

Políticos y analistas de Malasia siguen de cerca las elecciones de Indonesia porque piensan que una victoria de la oposición podría tener repercusiones en este vecino país.

El escrutinio de casi 57 por ciento de los votos este martes reveló que el Partido-Lucha Indonesio por la Democracia (PLID), de Megawati Sukarnoputri, lleva una significativa ventaja al gobernante partido Golkar y tiene la posibilidad de expulsar al grupo político que dominó a Indonesia durante más de 32 años.

Hasta este martes, el PLID de Megawatti obtuvo casi 36 por ciento de los votos, el Golkar casi 21 por ciento y el islámico Partido del Despertar Nacional, un aliado del PLID, 20,7 por ciento.

El resultado de los primeros comicios libres de Indonesia desde 1955 podría tener repercusiones en las propias elecciones generales de Malasia, previstas para mediados del 2000.

No es probable que a la elite política de Malasia le agraden las consecuencias que una victoria de la oposición en Indonesia podría tener en este país.

"Definitivamente tendrá un gran impacto psicológico sobre los malasios", dijo el profesor Johan Saravanamuttu, especialista en política de Penang.

"Los comicios en Indonesia mostraron que en elecciones totalmente libres y abiertas los partidos gobernantes que tuvieron el poder pueden ser derrocados", señaló.

Indonesia, el mayor país de mayoría musulmana del mundo, es un elemento significativo en la región del sudeste asiático. En consecuencia, "la victoria de los partidos de oposición indonesios, alentaría a los partidos opositores de Malasia", agregó.

Las elecciones indonesias llamaron la atención respecto de algunas similitudes entre los dos países.

Tanto Malasia como Indonesia fueron gobernados durante décadas por grandes partidos políticos: el Golkar y la Organización Nacional de Malayos Unidos (UMNO), el partido dominante dentro del gobernante Barisan Nasional de Malasia.

El Golkar fue dirigido por Alí Suharto durante tres décadas hasta su renuncia forzada en mayo de 1998, y UMNO es liderado por el primer ministro malasio Mahathir Mohamad, que ocupa ese cargo desde 1981 y se convirtió en el jefe de gobierno con más tiempo en el cargo en Asia después de la expulsión de Suharto.

Ambos grupos también se enfrentan a un grupo dispar de partidos de oposición que pretenden trabajar juntos.

El año pasado, el movimiento indonesio por las reformas políticas o "reformasi" que expulsó a Suharto inspiró a una pequeña banda dentro del UMNO a lanzar un ataque contra la corrupción, el amiguismo y el nepotismo (cuyo acrónimo indonesio es "KKN") en la asamblea general del partido el año pasado.

Algunos analistas piensan que los ataques abiertos contra los líderes del UMNO aceleraron la destitución y posterior encarcelamiento del viceprimer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, en septiembre.

El despido de Anwar y la golpiza que recibió mientras estaba bajo custodia policial desataron un "reformasi" en Malasia.

Si Megawatti, hija de Ahmed Sukarno, el primer presidente de Indonesia, cautivó la imaginación de los indonesios, la esposa de Anwar, Wan Azizah Wan Ismail, también aprovechó la ola de descontento público.

Los medios de comunicación afirmaron que Azizah estuvo entre las primeras personas que llamaron por teléfono a Megawatti luego de que el primer recuento de votos pusiera su partido a la cabeza.

Según los analistas, la caída del poder del partido que gobernó Indonesia durante tanto tiempo podría cambiar la opinión de los malasios de que sólo el Barisan Nasional y sus aliados pueden asegurar la estabilidad.

"Hay una renuencia, casi un síndrome de negación, a creer que los partidos de oposición pueden ganar las elecciones", dijo Johan, y agregó que los votantes están acostumbrados a ser gobernados por el Barisan (y su precursor, la Alianza) desde la independencia en 1957.

"Pero Indonesia nos muestra que estar acostumbrado a algo no significa que no podamos cambiarlo por algo mejor", agregó.

Esa posibilidad no agrada a todos. Los políticos del Barisan capitalizaron el miedo que tienen muchos malasios de origen chino ante posibles disturbios si a los partidos de oposición les fuera mejor de lo que se espera en las elecciones del año próximo.

Esos políticos recalcaron la violencia ocurrida en mayo de 1998 contra los indonesios de ascendencia china en Indonesia, utilizando la inquietud que causa el fenómeno del "reformasi" entre muchos malasios de etnica china.

De todos modos, una parte significativa de los chinos en Malasia continúa simpatizando con Azizah y la causa que representa.

Sin embargo, los políticos que utilizan el pretexto racial no tuvieron en cuenta que disminuyeron las desigualdades de ingreso entre los malasios de ascendencia china y el resto de la población, por lo que sería más difícil utilizar a estos últimos como chivos expiatorios.

El primer ministro de Malasia dijo en Tokio el 3 de junio que las elecciones de Indonesia desestabilizarían a ese país.

"Creo que las elecciones democráticas son, en el mejor de los casos, muy desestabilizadoras", dijo Mahathir Mohamad. "Son incluso más desestabilizadoras cuando se realizan en un momento en que hay disturbios políticos y económicos en un país como Indonesia".

Mahathir dijo que esperaba que las elecciones no causaran demasiados problemas o muertes en Indonesia. "Habrá algunos", advirtió.

Los escépticos señalaron que, irónicamente, la violencia luego de las elecciones de Indonesia probablemente aumentaría las posibilidades del Barisan en las elecciones generales de Malasia.

En ese caso, los votantes malasios podrían preferir quedarse con lo que ya conocen y evitar lo desconocido.

Pero "si no hay violencia en Indonesia, nuestros partidos gobernantes no podrán decir que los debates y campañas democráticas libres perjudican la estabilidad", dijo Johan. "Siempre reviven el fantasma del 13 de mayo (los disturbios del año pasado en Indonesia), pero los votantes malasios maduraron".

A pesar de las muchas similitudes entre los dos países, hay diferencias fundamentales que podrían favorecer al Barisan.

Ninguno de los principales partidos de oposición indonesios defiende un estado islámico, como el opositor Partido Islámico de Malasia. Su objetivo declarado hace que muchos malasios sean cautos respecto de una victoria de la oposición.

De todos modos eso no impidió que los principales partidos opositores trabajaran juntos en una plataforma de justicia, derechos humanos y buena gestión de gobierno.

Además, la economía malasia está pasando por tiempos difíciles, pero está lejos de la ruina de la economía indonesia. De hecho, Mahathir cuenta con que una ligera recuperación este año aumente las posibilidades electorales de su coalición.

El propio impulso "reformasi" de Malasia hace creer a muchas personas que a pesar de todo, es posible derrocar a la coalición gobernante.

Una encuesta en Internet a la que respondieron 1.200 personas reveló que 35 por ciento esperan que el Barisan sea derrotado, en comparación con 27 por ciento hace algunos meses. (FIN/IPS/tra-en/ann/js/at/aq/ip/99

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