El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no ha logrado, tras dos meses de debates, un acuerdo sobre el modo de encarar sus relaciones con Iraq, y no hay perspectivas de que lo haga pronto.
La unidad al respecto entre los 15 miembros del Consejo se hizo trizas en diciembre, cuando las fuerzas de Estados Unidos y Gran Bretaña atacaron a Iraq durante cuatro días, tras una queja de los inspectores de armamentos de la ONU por la escasa colaboración de Bagdad con la supervisión de su desarme.
Luego los inspectores fueron expulsados de Iraq, Estados Unidos y Gran Bretaña bombardearon reiteradamente ese país, y los integrantes del Consejo mostraron desacuerdos sobre casi todos los aspectos de las relaciones con Bagdad, incluyendo la cuestión de las sanciones durante nueve años impuestas por la ONU.
Los intentos de reunificar las posiciones han tomado modalidades inusuales. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, convocó a una reunión de diplomáticos de los países miembros del Consejo en Nueva Jersey, este fin de semana.
Annan dijo que esperaba que la reunión fuera "una oportunidad para reflexionar y discutir" de qué modo el Consejo podría ser "más eficaz", y cómo debería decidir "en qué cuestiones se involucra".
Un diplomático de la ONU que no quiso ser identificado afirmó que la principal razón del encuentro convocado por el secretario general era buscar la manera de reunificar las opiniones del Consejo en relación con Iraq.
Los cinco miembros permanentes del Consejo (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia), que tienen poder de veto, no han logrado ponerse de acuerdo sobre el modo en que deberían encararse las relaciones con Bagdad, dos meses después de que se iniciara un "examen global" al respecto.
Estados Unidos y Gran Bretaña sostienen que Iraq debe permitir el regreso de los inspectores de armamentos de la ONU, y que deben mantenerse las sanciones contra ese país.
China, Francia y Rusia pretenden, en cambio, que se levanten rápidamente las sanciones, incluyendo el embargo al petróleo iraquí, y alegan para defender esa posición que Bagdad cumple con la mayoría de las exigencias de desarme.
Los expertos técnicos de la ONU informaron al Consejo que Bagdad ya no contaba con la mayor parte de las armas de destrucción masiva que poseyó en el pasado, pero que aún dispone de algunas. Esa información sólo sirvió para que cada bloque se insalara más firmemente en su posición.
Se ha hecho cada vez más difícil llegar a acuerdos sobre la cuestión de Iraq en el Consejo, incluso en cuestiones menores.
Un buen ejemplo es el esfuerzo que tuvo que hacer la semana pasada el embajador de Rusia, Sergei Lavrov, para resolver el problema de los productos químicos tóxicos que quedaron en la oficina en Bagdad de los expulsados inspectores de la Comisión Especial de inspección de armamentos de la ONU (UNSCOM).
Lavrov sostenía que esos materiales podían causar un accidente, pero querían respetar la decisión iraquí, de diciembre de 1998, de no permitir la entrada de miembros de la UNSCOM a su territorio.
Estados Unidos insistió, en cambio, en que los integrantes de la UNSCOM eran los mejor preparados para retirar los productos de la oficina.
"Alguien tiene que ir y cerrar esa oficina. No creo que sea tan complicado. Es un problema técnico que debe ser resuelto por personal técnico", sentenció el embajador de Estados Unidos, Peter Burleigh.
El Consejo acordó, finalmente, enviar a Bagdad un pequeño equipo para cerrar la oficina que incluiría un técnico de la UNSCOM, pero Iraq tendría que entregar visas a sus miembros, y no está claro que vaya aceptar la entrega de una a un integrante de la Comisión Especial.
Que se haya complicado tanto la solución de este problema indica que puede ser casi imposible llegar a un acuerdo sobre cuestiones más importantes, como la de las sanciones.
La mayoría de los países que integran el Consejo de Seguridad apoyan el levantamiento o al menos el alivio del embargo contra Iraq, que según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) es responsable de la muerte de unos 5.000 niños cada mes, por desnutrición o por enfermedades evitables.
Pero Estados Unidos no se mostrado dispuesto a aprobar ninguna modificación de las sanciones mientras el presidente de Iraq, Saddam Hussein, siga en su cargo.
Canadá, Gran Bretaña y Holanda propusieron al Consejo que se admitieran, por razones humanitarias, excepciones al embargo que pesa sobre el petróleo iraquí, y se enviara a Iraq un nuevo grupo de inspectores de armamentos, de la UNSCOM o de algún otro organismo similar.
Pero los cinco miembros permanentes no lograron ponerse de acuerdo sobre las propuestas.
"No podemos seguir informando al Consejo sobre Iraq. En algún momento tendrán que tomar una decisión", declaró a IPS un diplomático de la ONU que no quiso ser identificado. (FIN/IPS/tra- en/fah/mk/ceb/mp/ip/99