India y Pakistán reanudarán este sábado las negociaciones diplomáticas por la disputada zona de Cachemira, pero no hay muchas esperanzas de que logren detener las hostilidades desatadas hace dos semanas.
Aún no se definió cuáles serán el contenido y el alcance de las negociaciones entre el canciller indio Jaswant Singh y su par paquistaní Sartaj Aziz, que llegará a Nueva Delhi luego de celebrar consultas con China.
Pakistán dice que el propósito de las negociaciones es "reducir la tensión en la Línea de Control", como se denomina la frontera en el estado de Jammu y Cachemira, y "desescalar la situación".
India insiste en que Pakistán perpetró una "intrusión" a través de la Línea de Control hacia territorio indio. Para el primer ministro indio Athal Bihari Vajpayee, el tema de las negociaciones es "uno y uno solo: la intrusión y cómo Pakistán se propone deshacerla".
Los dos países hicieron declaraciones contradictorias con respecto de la Línea de Control. Pakistán incluso cuestionó si la zona está demarcada correctamente en el sector de Kargil, donde se concentran las hostilidades, y sugirió que su ubicación es disputable.
Islamabad pretende discutir no sólo a Kargil, sino toda la Línea de Control que recorre a Cachemira.
India lanzó una ofensiva publicitaria, con el uso de documentos y mapas, que muestra que la Línea de Control está efectivamente demarcada en los mapas, aunque no en la práctica. El proceso de demarcación se formalizó en 1972.
El martes, Aziz replicó que no pretendía cuestionar la existencia de la Línea de Control. "Lo que declaré fue sobre la posición correcta en los hechos, que en la tierra en las montañas no está plenamente demarcada", dijo.
Pero no es probable que Pakistán quiera limitar las negociaciones a la "intrusión" o la "tensión" por Kargil. Islamabad negó la "intrusión" o el apoyo militar a guerrilleros afganos mujaidines que cruzaron la Línea de Control, y pretende vincular el asunto a la "liberación" de Cachemira de India.
Pakistán ocupa una posición de ventaja estratégica en Kargil y no querrá abandonarla. Podría declarar el "fracaso" de las negociaciones bilaterales y exigir la mediación internacional en Cachemira.
India descarta esa mediación y cita el Acuerdo de Simla de 1972 que compromete a los dos estados a resolver las disputas pacíficamente y mediante conversaciones bilaterales.
Para los funcionarios indios, Pakistán se salió con la suya en Kargil al "infiltrar" a los guerrilleros mujaidines con el apoyo del ejército el año pasado, sin que lo detectaran los servicios de inteligencia de India ya que es en esa estación cuando las fuerzas de ambos países se retiran de las montañas.
Las fuerzas armadas indias no actuaron hasta mediados de mayo, cuando los "infiltrados" (que oficialmente se calculan en 680), consolidaron sus posiciones.
La Operación Vijay (Victoria) que India adoptó para expulsar a los "intrusos", incluso mediante ataques aéreos lanzados el 26 de mayo, tuvo un éxito parcial. El terreno favorece a los "intrusos", que se encuentran a mayor altitud. Sus posiciones están bien camufladas y por tanto difíciles de atacar.
La Operación Vijay emplea tropas de elite y armas modernas, incluso todos los tipos de aviones de combate indios, con excepción del Sukhoi-30. También está en uso el obús sueco Bofors, cuyo cartucho de municiones cuesta mil dólares.
India perdió tres aviones en las hostilidades, con un costo calculado en 20 millones de dólares cada uno. Un cálculo razonable sería que los enfrentamientos le cuestan a este país 10 millones de dólares diarios.
Para Pakistán, el costo es probablemente mucho menor. Pero la economía paquistaní se encuentra al borde del colapso.
Las reservas de divisas bajaron a mil millones de dólares, el país necesita la ayuda periódica del Fondo Monetario Internacional, el crecimiento del producto interno bruto (PIB) descendió a 3,1 por ciento, y es probable que la recaudación de impuestos sólo llegue a 70 por ciento de lo previsto.
Por ahora, las hostilidades no son especialmente onerosas para la economía india, con un PIB de 320.000 millones de dólares, 31.000 millones de dólares en divisas y cinco por ciento de crecimiento. Pero el costo aumentará si el conflicto continúa, aún si las fuerzas indias logran expulsar a los "intrusos".
A menos que se alcance una solución diplomática, India querrá asegurarse que los "intrusos" no vuelvan este invierno boreal. Eso significa mantener a una gran cantidad de soldados en la zona y un gran gasto.
Kargil se podría convertir en otro Siachen, donde India y Pakistán libran la guerra a mayor altitud en el mundo. Ambos países perdieron más de 10.000 hombres en ese lugar, más por el frío que por las balas.
Si se permite, la crisis de Kargil podría agravarse o extenderse a otras zonas de la frontera. Como los dos países tienen armas nucleares, la posibilidad de que se desate una guerra total es atemorizante. (FIN/IPS/tra-en/pb/an/aq/ip/99