China emerge como un posible mediador decisivo en las paralizadas negociaciones entre India y Pakistán sobre su conflicto fronterizo en la región de Cachemira, que se desarrolla a poca distancia del territorio chino.
El ministro de relaciones exteriores de Pakistán, Sartaj Aziz, realizó una breve visita a Beijing este viernes, un día antes de dirigirse a la Nueva Delhi para mantener conversaciones con el canciller de India, Jaswant Sing, y buscar la forma de aliviar las tensiones.
El ministro de relaciones exteriores indio visitará a su vez Beijing la semana próxima, durante tres días.
Aunque es difícil prever si China podrá mediar entre sus dos vecinos del sur de Asia, la evolución de las relaciones entre los tres países es muy importante.
Tanto India como Pakistán podrían estar intentando ganar apoyo diplomático chino, aunque ambos rivales lo niegan y Aziz aseguró que Pakistán consulta a Beijing sobre "todos los temas importantes".
Hasta ahora, China adoptó una posición neutral ante las hostilidades fronterizas, concentradas en la región de Kargil, y no se ha definido sobre la legitimidad de la Línea de Control, nombre con que se conoce a la frontera que separa a ambos países en la disputada Cachemira.
El jueves, un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo que "no haría ningún comentario" sobre la Línea de Control, porque se trataba de "un tema a ser discutido" por el canciller chino, Tang Jiaxuan, con sus pares Aziz y Singh.
China declaró que "espera sinceramente que India y Pakistán continúen esforzándose para resolver sus diferencias pacíficamente mediante el diálogo, a fin de evitar que la situación siga deteriorándose".
La posición de Beijing sobre las operaciones militares en Kargil difiere de la de otras potencias mundiales, que pidieron a Pakistán que reduzca la tensión retirando a las fuerzas que cruzaron la Línea de Control y ocuparon 200 kilómetros cuadrados de territorio del lado indio.
Los funcionarios estadounidenses criticaron abiertamente la posición paquistaní, y esto ha molestado a Islamabad. "Estamos extremadamente perturbados", dijo al respecto un ministro de Pakistán, según informó este viernes el periódico de ese país The News.
Los principales países europeos también culparon al gobierno de Pakistán por la crisis en curso.
Rusia, un viejo amigo de India con quien este país renovó recientemente un tratado de paz y amistad suscrito en 1971, apoyó la posición de Nueva Delhi ante la cuestión de Kargil.
La visita de Aziz a Beijing no había anunciada hasta comienzos de esta semana. El viaje de Singh a China estaba previsto, en cambio, antes de la crisis de Kargil, en respuesta a una invitación que China renovó luego de que el gobierno liderado por el Partido Bharatiya Janata recibiera un voto de censura en el parlamento.
La posición de Beijing acerca de la cuestión de Cachemira pasó por distintas fases, relacionadas con el escenario de la Guerra Fría, el conflicto bélico entre China e India en 1962, y la alarma de 1998 por la posibilidad de que Nueva Delhi e Islamabad se enfrentaran con armas nucleares.
Las relaciones de China con India, amistosas luego de su surgimiento como estados independientes, se agriaron a fines de los años 50 a causa de disputas en su frontera de 4.000 kilómetros de largo y por una gran área colindante con Tibet, que llevaron a ambos países a la guerra en 1962.
Luego del enfrentamiento, en el que India fue derrotada, China ocupó un quinto del territorio en disputa pero se mantuvo lejos del resto y propuso un acuerdo que, con el correr de los años, India ha estado cada vez más cerca de aceptar.
En 1993 y 1996, ambos países firmaron históricos acuerdos de paz en la frontera y de cooperación. En 1996, el presidente chino Jiang Zemin visitó India y Pakistán y marcó un giro en la posición de China respecto de Cachemira.
Beijing había apoyado históricamente los reclamos de Islamabad, pero desde entonces aconsejó una solución pacífica y negociada de la disputa.
Hubo otro importante viraje en las relaciones entre Nueva Delhi y Beijing con la llegada al poder en India del gobierno de derecha liderado por el BJP, en marzo de 1998, y las pruebas de armas nucleares realizadas por ese país.
El ministro de defensa indio, George Fernandes, lanzó una serie de ataques contra China en abril, calificando a ese país como la mayor "amenaza" a la seguridad de India.
En una carta al presidente de Estados Unidos el 11 de mayo, el primer ministro indio, Atal Bihari Vajpayee, afirmó que la amenaza de China y la cooperación nuclear entre ese país y Pakistán eran las principales razones de los ensayos de armas nucleares realizados por India.
Beijing reaccionó con amenazas de revisar su estrategia en la región y fuertes condenas de las "ambiciones de poder" de India.
Entre los cinco países que admitían poseer armas nucleares (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia), China fue el que condenó con mayor fuerza el desarrollo de las mismas en India.
La posición de Beijing en relación con las pruebas de armas nucleares en Pakistán fue muy diferente. Aunque las lamentó, dijo que las consideraba "defensivas".
Beijing teme que la capacidad de lanzar ataques nucleares de India y Pakistán se extendiera más allá del sur de Asia, y al mismo tiempo le preocupa el desarrollo de un sistema de misiles defensivos estadounidenses en la región, que podría neutralizar gran parte de la eficacia de las armas nucleares chimas.
Una cosa está clara. China está adquiriendo importancia como participante en el diálogo entre India y Pakistán, y puede desempeñar un importante papel en el curso de los acontecimientos. Ambos países escucharán a Beijing con mucha atención. De hecho, ya lo están haciendo. (FIN/IPS/tra-en/pb/an/at/mp/ip/99