La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos desafía la política exterior del presidente Bill Clinton, afirmó Richard Nuccio, un ex funcionario del Departamento de Estado estadounidense.
Nuccio, quien reveló el apoyo secreto de la CIA a los escuadrones de la muerte de Guatemala, dijo la semana pasada que la tensión entre la Casa Blanca y la CIA complicó los intentos de Estados Unidos y la Organización de las Naciones Unidas para identificar criminales de guerra en Yugoslavia.
Agregó que la disputa era la causa de una serie de filtraciones sin precedentes de documentos de inteligencia clasificados (como secretos), que fueron divulgados en publicaciones de derecha para fundamentar la oposición a la política exterior de Clinton respecto de China y Rusia.
Nuccio visitó el Centro Weatherhead para Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard, donde habló sobre "los usos y abusos de las tareas de inteligencia" en una conferencia sobre la estrategia de defensa de Estados Unidos.
La conferencia fue patrocinada por la Fundación Nueva América, con sede en Washington, y el Instituto de Investigación de Políticas Japonesas, de San Diego.
Una portavoz de la CIA se negó a especular sobre el origen de los documentos filtrados, y dijo que la Oficina del Inspector General de la CIA había concluido previamente que la agencia "cumplió su misión en Guatemala de acuerdo con requisitos de inteligencia legítimos fijados por el gobierno" estadounidense.
Nuccio, un ex profesor universitario, sostuvo que no fue así.
En 1997, Nuccio fue obligado a dejar su puesto como alto consejero del subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos tras dar a conocer vínculos entre la CIA y los grupos paramilitares de Guatemala responsables de numerosas atrocidades durante la prolongada guerra civil en ese país.
El ex funcionario descubrió esos vínculos cuando intentaba mediar en un acuerdo de paz entre el gobierno de Guatemala y un movimiento de resistencia de izquierda.
"La CIA desafió sistemáticamente la política del gobierno de Estados Unidos para terminar la guerra civil de Guatemala, negándose a poner fin a sus vínculos con torturadores del servicio de inteligencia guatemalteco", aseguró Nuccio.
Sin embargo, añadió, Clinton no estuvo dispuesto a enfrentarse con la agencia, y esto se debió al "débil control de la Casa Blanca sobre la CIA, debido a la vulnerabilidad de los políticos del (actualmente gobernante) Partido Demócrata a las críticas de los servicios de inteligencia".
Según Nuccio, los principales asesores de Clinton admitieron abiertamente su vulnerabilidad a la crítica sobre temas de seguridad por parte de la agencia cuando se negaron a anular una decisión de la CIA de 1997, que revocó el permiso para acceder a documentos altamente secretos de que disponía el ex funcionario.
"Me dijeron: 'Te están perjudicando, pero ¿qué podemos hacer? Es la CIA. Eso es algo que sólo se puede oír decir a los integrantes del Partido Demócrata. Un gobierno del (actualmente opositor) Partido Republicano nunca toleraría el disenso público de la CIA", comentó Nuccio.
El ex funcionario agregó que la resistencia de Clinton a enfrentarse a la CIA hizo que ésta se volviera aun más descarada en su oposición a la política oficial.
Nuccio aseguró que en 1996 el Departamento de Estado pidió ayuda a la CIA para identificar criminales de guerra en Bosnia, pero la agencia se negó a cooperar alegando que eso "afectaría su capacidad de reclutar" agentes y fuentes de información.
Esa política podría volverse en contra de Estados Unidos si un nuevo gobierno en Serbia descubriera que la CIA pagó a criminales de guerra, señaló el ex funcionario.
El ejemplo más claro de la actitud desafiante de la CIA es la publicación del libro "Betrayal: How the Clinton Administration Undermined American Security" (Traición: cómo el gobierno de Clinton socavó la seguridad nacional), dijo Nuccio.
El libro fue escrito por Bill Gertz, especialista en seguridad nacional del conservador periódico Washington Times.
Gertz utilizó informes de inteligencia filtrados para alegar que las "ingenuas" estrategias de "pacificación" de Clinton con China y Rusia comprometieron los intereses de Estados Unidos y lo dejaron "más débil militarmente, a medida que sus enemigos se fortalecen y el mundo se vuelve más peligroso".
Lo sorprendente acerca del libro, dijo Nuccio, es el acceso de Gertz a documentos clasificados de los últimos tres años, e incluso a registros de vigilancia electrónica que siempre estuvieron entre los secretos mejor guardados de los organismos de inteligencia.
Aunque la entrega a la prensa de documentos secretos no es un hecho inusual, "las filtraciones al Washington Times de informes de inteligencia no tienen precedentes. Yo iría a la cárcel si discutiera el contenido de esa clase de documentos con usted", enfatizó.
Las filtraciones también son inusuales porque surgieron directamente de las agencias de inteligencia, y su propósito fue "atacar políticas específicas de la Casa Blanca", aseguró Nuccio.
"Los organismos de inteligencia no deben tener políticas propias. La CIA fue creada con el objetivo de desarrollar análisis para quienes definen las políticas", subrayó.
La portavoz de la CIA negó que oficiales de la agencia estuvieran filtrando selectivamente material para desacreditar al gobierno de Clinton.
"Es muy desafortunado que alguien esté brindando a Gertz documentos clasificados. Eso ha sido muy perjudicial, porque reveló nuestras fuentes y métodos", agregó.
"Si supiéramos desde dónde se filtraron, evitaríamos que el responsable siguiera actuando", afirmó, señalando que los materiales filtrados no pertenecían exclusivamente a la CIA, sino que también incluían datos clasificados de la Agencia de Inteligencia de Defensa y de la Agencia Nacional de Seguridad..
Nuccio se volvió una figura pública en 1995, cuando reveló la identidad de los agentes de la CIA en Guatemala involucrados en la muerte de Michael Devine, un posadero estadounidense, y Efriam Bamaca, un líder de la resistencia guatemalteca, casado con la ciudadana estadounidense, Jennifer Harbury.
Cuando la CIA se negó a dar los nombres de los asesinos de su esposo a Harbury (quien inició una huelga de hambre como protesta), Nuccio suministró la información a Robert Torricelli, entonces diputado del Partido Demócrata por Nueva Jersey y actualmente senador.
Luego Torricelli filtró la información al The New York Times.
El escándalo en los medios de comunicación obligó a la CIA a realizar una investigación interna sobre sus actividades en Guatemala, que llevó al despido de dos ex jefes de estaciones de la agencia y a reprimendas oficiales contra otros siete de sus funcionarios.
Las revelaciones molestaron profundamente a la CIA, que revocó el permiso de Nuccio para acceder a documentos secretos. El Departamento de Estado devolvió la acreditación de Nuccio, pero esa decisión fue anulada por la CIA.
Nuccio apeló a la Casa Blanca, y el director de la CIA, John Deutsche, designó para considerar su caso a un grupo de expertos que incluyó a John Podesta, un abogado de Clinton.
Nuccio presentó una demanda reclamando que se le devolviera su permiso, pero cuando sus abogados pidieron a la CIA que les permitiera acceder a las actas del grupo de expertos, amparándose en la Ley de Libertad de Información, se les respondió que debían esperar a que se cumplieran otras demandas similares.
La CIA es famosa por su resistencia a desclasificar la información de que dispone (quitarle el carácter secreto), y recientemente afirmó que había "descubierto" que sus archivos sobre el papel de la agencia en Irán fueron destruidos. (FIN/IPS/tra-en/ts/mk/at/mp/ip/99