EEUU: Alto funcionario critica hipocresía de la globalización

El director saliente de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) de Estados Unidos criticó hoy lo que considera el aislacionismo y la hipocresía de los países industrializados con respecto de la globalización económica.

Estados Unidos y otros países industrializados no complementan sus recomendaciones políticas a los países del Sur en desarrollo con una ayuda sustancial, lo cual aumenta la brecha entre ricos y pobres en el mundo, aseguró el director saliente J. Brian Atwood.

También afirmó que ninguno de los remedios neoliberales utilizados para justificar el descenso de la ayuda para el desarrollo, como el que recomienda el comercio en lugar de la asistencia, lograron reducir esa brecha.

"Estamos enviando mensajes muy ambiguos a nuestros socios en el mundo en desarrollo", dijo Atwood en el Consejo de Desarrollo del Exterior, un centro de investigación de Washington, en lo que se consideró su discurso de "despedida".

"Por un lado, queremos que adhieran a las economías democráticas, de mercado y que disfruten de los beneficios de la globalización. Y por otro, retenemos la asistencia que necesitan para ayudarse a sí mismos a prepararse para este nuevo mundo de oportunidades", aseguró.

"Es hora de ponerle fin a esta hipocresía. La globalización está dejando afuera a dos tercios del mundo. O invertimos en serio en el modelo global que promovemos, o debemos empezar a erigir barreras para mantener afuera a esos países pobres cuando comiencen a afectarnos sus problemas internos", advirtió.

Atwood, que concluirá sus funciones el 9 de julio, es considerado uno de los directores más efectivos de USAID. Bajo su tutela, la agencia comenzó a despojarse de sus características típicas de la guerra fría y a apoyar el desarrollo popular.

El presidente Bill Clinton postuló a Atwood para la embajada de Estados Unidos en Brasil, pero él mismo retiró su candidatura el mes pasado cuando el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el derechista Jesse Helms, indicó que bloquearía la nominación.

La actitud de Helms se debe a la campaña que Atwood emprendió durante tres años para impedir que el Departamento de Estado (cancillería) absorbiera a USAID. Pero el año pasado, la secretaria de Estado Madeleine Albright pasó por encima de la autoridad de Atwood y llegó a un acuerdo con Helms.

Atwood expresó su pesar este martes por haber "perdido tanto tiempo" en la lucha por la supervivencia de USAID y culpó a "colegas del gobierno" por su fracaso.

El funcionario también criticó a legisladores de derecha del opositor Partido Republicano elegidos en la elecciones de 1996 que generaron una mayoría republicana en ambas cámaras.

Esa mayoría intentó limitar el gasto del gobierno, especialmente el destinado a la ayuda externa, a pesar de que se calcula que el superávit gubernamental alcanzará un billón de dólares en los próximos 15 años.

Washington sólo proporciona 12.500 millones de dólares por año a la ayuda externa, la menor cifra por habitante de todos los países industrializados.

"La política del proceso presupuestal… está produciendo aislacionismo y (el ejecutivo y el legislativo) son responsables de la situación actual. No podemos cumplir nuestras responsabilidades internacionales con una reducción de 30 por ciento del gasto insuficiente del año pasado", aseguró Atwood.

"El mundo industrial se enriquece en forma bochornosa mientras la mayor parte de la población del mundo se queda atrás", dijo, y señaló que por cada dólar que gana el Sur en desarrollo, el Norte industrial obtiene 65.

"¿Qué hace falta para despertar a nuestros dirigentes políticos? ¿Más estados fracasados? ¿Más migración de norte a sur? ¿Más transmisión de enfermedades infecciosas? ¿Más terrorismo?", se preguntó.

Occidente justificó el descenso de la asistencia al desarrollo porque los países pobres quieren "comercio, y no ayuda", sostienen sus líderes.

Pero "a medida que pasa el tiempo, y a pesar de muchas misiones comerciales bien promovidas, prácticamente no observamos aumento alguno del comercio con los países más pobres… que no pueden comprar casi nada", manifestó Atwood.

Sin embargo, el drástico aumento del movimiento de capitales privados hacia los países pobres, también una de las razones "oficiales" que hacen innecesaria la ayuda, no benefició a los estados más pobres, agregó.

En todo caso, las inversiones se destinaron a pagar préstamos anteriores a la crisis asiática que se desató en julio de 1997.

Los países pobres adoptaron muchas de las reformas recomendadas por Occidente, pero la brecha entre ricos y pobres no se redujo, afirmó.

"La expansión de la sociedad civil, el aumento de los gobiernos electos, el intento de otorgar mayor autonomía a nivel local y el crecimiento del sector privado contribuyeron con el desarrollo, pero aún no cerraron la brecha de la pobreza".

Eso se debe a que "gran parte del cambio ocurre en las clases gobernantes de esas sociedades. Algunos en la comunidad de donantes parecen conformes con fomentar las reformas sin igualdad", a la que Atwood calificó de estrategia en la que sólo las elites se benefician con la democracia.

"La reforma sin igualdad quizá satisfaga al FMI (Fondo Monetario Internacional), pero no puede ser una receta para la estabilidad de largo plazo", dijo.

El funcionario también criticó la deuda "desmedida" que mantiene Washington con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y las gestiones del gobierno para cooperar con los intentos de Helms de vincular lo adeudado a la reforma del foro mundial.

"Este es un enfoque vergonzoso con el objetivo de apaciguar a aquellos cuya meta verdadera es anular a la ONU", dijo. "La reforma es necesaria, pero nunca tiene éxito cuando se exige a punta de cañón", agregó. (FIN/IPS/tra-en/jl/aa/aq/dv-ip/99

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