El Banco Mundial señaló hoy que la globalización está condenando a algunos estados a un empobrecimiento completo, al punto que ya no cabe hablar de "países en vías desarrollo" sino de "economías perpetuamente debilitadas".
Así lo advirtió Shaid Javed Burki, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, al inaugurar en esta ciudad del sur de Chile la conferencia anual sobre Descentralización y Rendimiento de Cuentas en el Sector Público.
Valdivia, puerto fluvial de más de 100.000 habitantes situado 810 kilómetros al sur de Santiago, es la sede de esta quinta conferencia del Banco Mundial que se prolongará hasta este martes.
En la reunión participan representantes de todos los gobiernos de la región, así como delegados de organismos internacionales y expertos académicos en desarrollo local y descentralización.
El ministro de Hacienda de Chile, Eduardo Aninat, que también intervino en la sesión inaugural, indicó que los recursos humanos constituyen el sustento de todo proceso de descentralización y llamó a abordar el asunto con una visión integral y humanista.
Las contradicciones entre el proceso de globalización y los intentos de los países por descentralizar el desarrollo y el ejercicio del gobierno constituyen un eje de esta conferencia, abordado tanto por Javed Burki como por Aninat.
El vicepresidente del Banco Mundial subrayó que es necesario "poner a los gobiernos cerca de la gente" en un nuevo cuadro de cambios para la vida de las personas, tanto en términos de movilidad laboral como demográfica.
El funcionario de nacionalidad indio-británica señaló que existe la visión generalizada de que la globalización está concentrando el poder económico en un pequeño número de grandes empresas transnacionales, como bancos y compañías petroleras.
Este mayor poder económico, sumado a la velociad con que circulan los recursos financieros y la asignación de medios productivos, repercuten en un empobrecimiento de los países más pequeños, con la pérdida de poder del estado, añadió.
En este nuevo cuadro, la denominación de "países en vías de desarrollo" ya pierde sentido para esos estados pequeños, que pasan a ser propiamente "economías perpetuamente debilitadas", indicó Javed Burki.
Bajo esa perspectiva, indicó que es necesario entender el pleno significado de la globalización, así como sus efectos en los diversos países y propender a la descentralización del Estado para una mejor asignación de beneficios a las personas.
Los cambios demográficos, añadió Javed Burki, plantean desafíos ineludibles para los países del Norte industrializado, como Japón, por ejemplo, cuya población, actualmente de 120 millones, disminuirá a 60 millones de habitantes en los próximos 60 años.
Ante ello, estos países no podrán sostener en su territorio la infraestructura industrial ni tampoco puede esperarse que promuevan migraciones selectivas, sino que trasladarán industrias al mundo en desarrollo para buscar allí mano de obra.
Pero este traslado se dará hacia aquellos países que tengan una población más capacitada y educada, lo cual determina que las inversiones en este sentido deben ir a los estados más débiles, explicó el ejecutivo del Banco Mundial.
Javed Burki resaltó que el proceso de inversión descansa crecientemente en los recursos que aportan los habitantes del Norte industrializado, de acuerdo con la tendencia impuesta por el neoliberalismo de reducir los riesgos para los estados.
Indicó que los fondos de pensiones en los Estados Unidos ascienden actualmente a "siete trillones de dólares", de los cuales 2,6 trillones se invertirán en el exterior, pero de esa suma sólo un trillón irá hacia los países del sur.
El Banco Mundial se propone corregir esa situación, potenciando la capacidad de desarrollo de los estados más pequeños, en lo cual tiene un papel preponderante el proceso de descentralización y fortalecimiento de las capacidades locales.
"En la globalización están las semillas del cambio que deben hacerse en el mundo en desarrollo", indicó Javed Burki, quien llamó a "convertir la globalización en un activo y no en un pasivo".
El Banco Mundial inició sus conferencias anuales para América Latina y el Caribe en 1995 en Río de Janeiro, con un encuentro que tuvo como tema central las reformas económicas.
Le siguieron las conferencias de Santafé de Bogota (1996) sobre la pobreza, Montevideo (1997) dedicada al comercio exterior y la de 1998, en San Salvador, sobre bancos y mercados de capital. (FIN/IPS/ggr/if dv/99