Trabajadores y empresarios deben participar en organizaciones como el Grupo de los Siete (G-7) para regular los efectos de la globalización, dijo Manuel Valencia Alonso, director general de Relaciones Económicas Internacionales de la cancillería de España.
Los actores reales de la economía deben participar en organizaciones internacionales de coordinación como el G-7, que reúne a los países más industrializados del mundo, para contribuir en la elaboración de una regulación positiva, agregó Valencia Alonso.
El funcionario español sostuvo que la globalización de los mercados económicos y financieros internacionales produce efectos tanto positivos como negativos, y que estos últimos provocan crisis nacionales y regionales periódicas deben ser contrarrestados.
"El libre flujo financiero y de capitales existentes en un mundo globalizado, carente de mecanismos transparentes y de supervisión bancaria y sin la asistencia de los organismos financieros ni la información compartida entre los Estados provoca bruscos desequilibrios en la economía mundial", explicó.
Esos desequilibrios, además, "afectan especialmente a las economías más débiles hasta conseguir que esos países se replanteen la viabilidad de sus esfuerzos", dijo Valencia Alonso a IPS.
El funcionario mencionó, como un dato extremadamente preocupante, que la pobreza afecta a casi la mitad de la población de América Latina, "200 millones de habitantes que viven hoy por debajo del umbral de la pobreza".
Esta situación exige de los organismos financieros internacionales una mayor responsabilidad moral, porque estas entidades no son fruto "de ninguna voluntad democrática" y sus postulados y sugerencias no son filtrados "por ningún tamiz parlamentario ni de ninguna otra naturaleza".
Esa mayor responsabilidad debería ser exigida por los mecanismos de fiscalización que se consideren oportunos, "a fin de evitar que determinadas políticas sugeridas o impuestas por estos organismos hayan resultado perjudiciales para los países que las han aplicado".
Y en especial, cuando se han aplicado "sin que el organismo financiero se haya responsabilizado de ninguna forma del error de apreciación y se haya desentendido de los resultados escasamente satisfactorios obtenidos", agregó Valencia.
El diplomático español aseguró que esos casos son conocidos en el concierto internacional y que han llevado a mandatarios latinoamericanos a señalar que sus países "han cumplido los deberes", aunque son castigados por las crisis financieras.
Países como Argentina y Brasil, que han desarrollado planes de estabilización monetaria, privatizaciones y liberalización de mercados, sufrieron una y otra vez la consecuencia de la inestabilidad y volatilización de las finanzas internacionales.
Su consecuencia es un decrecimiento de su economía y un aumento de las diferencias sociales que, a su vez, perturba la estabilidad política y social de esos países, afirmó el funcionario.
Para que las políticas globales sugeridas sean efectivas, Valencia Alonso sostuvo que es urgente establecer "un mecanismo" internacional "de supervisión en materia de capitales", similar al que rige a nivel nacional en Estados Unidos y a la Comisión Nacional del Mercado de Valores de España.
Estos organismos internacionales regulan la cotización de los valores y vigilan su comportamiento en los mercados, para prever y neutralizar posibles maniobras fraudulentas o de riesgo excesivo para los pequeños accionistas.
Además, cree que también es urgente que los actores reales de la economía y de las finanzas (empresarios y trabajadores) estén representados en organizaciones de coordinación internacional existentes en el mundo como el Grupo de los Siete, que reúne a los países más industrializados del mundo.
También mencionó al Grupo de los Ocho, que incluye al Grupo de los Siete más Rusia, y al Grupo de los 22 que representa a los países en desarrollo.
España apoya esas medidas y también mantiene su decisión de invertir y cooperar con América Latina, agregó.
Valencia Alonso consideró que las Cumbres Iberoamericanas, que reúnen a jefes de Estado y de gobierno de América Latina, Portugal y España, así como la Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea, son excelentes escenarios para coordinar estas políticas.
La próxima Cumbre Iberoamericana está convocada para noviembre en La Habana, y la primera de América Latina y el Caribe-Unión Europea se celebrará este mes en Río de Janeiro.
En materia de inversiones, Valencia Alonso dijo que las empresas españolas "serán lo que dé como resultado su implicación iberoamericana", y recordó que 68,8 por ciento de las inversiones españolas se dirigieron en 1998 hacia América Latina. (FIN/IPS/td/mj/ip if dv/99