Las negociaciones del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y entre el Mercosur y la Unión Europea impulsan una revisión práctica de las relaciones Norte- Sur.
El diálogo tiende a ser horizontal, entre iguales, al contrario del pasado.
En la Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea (UE), realizada en Río de Janeiro el lunes y martes, los europeos estuvieron en la defensiva en por lo menos dos cuestiones.
El proteccionismo agrícola, el tema más polémico, permitió la persistente presión de los países del Mercosur (Mercado Común del Sur formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), forzando a la UE a superar sus disensiones internas para poder abrir negociaciones comerciales entre ambos bloques.
Francia apareció como el mayor obstáculo al acercamiento. El presidente, Jacques Chirac, reaccionó afirmando que el proteccionismo europeo nunca existió, que "es una leyenda", y argumentó que su país tiene un déficit de unos 1.400 millones de dólares en el comercio agrícola con Argentina y Brasil.
"Los datos no son leyenda", respondió el presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso ante la pregunta de un periodista sobre si era una fantasía las estimaciones de que el Mercosur estaría dejando de exportar 7.000 millones de dólares por año, a causa de las barreras y subsidios de la UE.
Cardoso reclamó de manera insistente en la cumbre "reciprocidad" de parte del Norte industrializado a la apertura de los países en desarrollo, en alusión directa a las dificultades de acceso de los productos del Mercosur al mercado europeo.
"El proteccionismo abierto o disfrazado, la discriminación, el unilateralismo y la voracidad especulativa de los mercados contribuyen a debilitar las relaciones económicas, en desmedro de todos", dijo el lunes en el discurso inaugural de la reunión de jefes de Estado y de gobierno.
Chirac trató de sacar a Francia del banquillo de los acusados de ser el principal defensor de los subsidios y barreras agrícolas en la UE y contraatacó reclamando el fin de los "paraísos fiscales" del Caribe, que presuntamente acogen el dinero del crimen organizado, especialmente del narcotráfico.
El primer ministro de Bahamas, Hubert Ingraham, contrarrestó señalando que los bancos que operan en las islas caribeñas son subsidiarios de instituciones de los países del Norte industrializado, en "buena parte franceses".
Las naciones europeas también estuvieron en la defensiva cuando se trató la reafirmación de los principios de la Organización de las Naciones Unidas, de no intervención, igualdad entre los Estados y autodeterminación de los pueblos, "como base de las relaciones entre las dos regiones".
Además de cierta resistencia en mencionarlos en la Declaración de Río de Janeiro, los países europeos miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte fueron criticados de manera severa por el presidente cubano Fidel Castro a causa de los bombardeos contra Yugoslavia.
En el pasado, los países del Sur se quejaban del "deterioro de los términos del intercambio" para explicar su subdesarrollo y las injusticias en las relaciones internacionales.
En cambio éstos pasaron ahora a la ofensiva atacando los subsidios que cierran mercados en la UE y en Estados Unidos, además de crear condiciones adversas en la competencia en otras regiones y deprimir los precios internacionales de productos importantes para la economía y las condiciones sociales.
La caña de azúcar, por ejemplo, es fuente de empleos para muchos millones de personas en América Latina, el Caribe, Africa y Asia, además de ser más productiva y más barata que la remolacha europea.
Pero el azúcar es uno de los productos "sensibles", en que difícilmente el Mercosur podrá abrir libre acceso al mercado europeo, tal como la carne de vacuno, admitió Manuel Marín, vicepresidente de la Comisión Europea.
En esa batalla, el Mercosur y América Latina cuentan con aliados en el Norte industrializado.
Empresarios de Alemania confiesan abiertamente la irracionalidad de la UE en gastar decenas de miles de millones de dólares para subsidiar agricultores, que representan menos de cinco por ciento de la población.
En el ALCA, es también la gran potencia del Norte, Estados Unidos, el que enfrenta dificultades para que su Congreso autorice las negociaciones sin que pueda vetar puntos acordados más tarde, buscando mantener la protección de algunos sectores.
Esas negociaciones entre iguales exige que los países, "al pedir apertura de mercados en un área, disponga que se abran para otros sectores", señala el presidente de México, Ernesto Zedillo.
México es pionero en negociar con el Norte industrializado. Es miembro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte desde hace cuatro años y concluirá en el 2000 un acuerdo similar con la UE.
Pero es un caso singular, ya que las extensas fronteras con Estados Unidos hace que éste país acapare cerca de 80 por ciento del comercio exterior mexicano, y el limitado intercambio con Europa no enfrenta conflictos en el área agrícola.
Con el Mercosur, en cambio, se establece efectivamente un nuevo proceso Norte-Sur, pese a las asimetrías recordadas en la cumbre de Río de Janeiro.
Las enormes diferencias en el desarrollo político y económico de América Latina y el Caribe y las desigualdades sociales dentro de cada país son talones de Aquiles para la región.
En muchos casos, predominan los pedidos de ayuda al desarrollo, en lugar de reclamos de condiciones justas de competencia comercial. (FIN/IPS/mo/dm/ip if/99