La reanimación de la economía cubana sigue su curso a juzgar por el optimismo que acompaña las informaciones oficiales.
A pesar de la caída de los precios del azúcar y del níquel, dos importantes rubros exportables, altos funcionarios del gobierno sostienen que el producto interno bruto (PIB) crecerá por encima de los pronósticos para este año.
"La economía cubana posiblemente crezca este año entre tres y cuatro por ciento, contra el 2,5 por ciento programado", aseguró el ministro de Economía y Planificación y vicepresidente del Consejo de Ministros José Luis Rodríguez.
El salto se produciría tras el tímido ascenso del PIB de 1,2 por ciento registrado el pasado año.
Las últimas cifras económicas se conocieron durante la Feria Internacional de Comercio Expocaribe'99 que reúne esta semana a representantes de más de 900 empresas en Santiago de Cuba, 967 kilómetros al este de La Habana.
El optimismo oficial se sustenta, sobre todo, en la zafra azucarera que por primera vez en mucho tiempo terminó en una época temprana del año, hecho que debe garantizar un crecimiento sostenido de la producción de azúcar a partir del próximo año.
La crisis golpeó duramente el sector azucarero que de un promedio de siete millones de toneladas anuales durante la pasada década bajó a 3,2 millones el pasado año, la producción más baja de la segunda mitad de este siglo.
Este año crecen también el turismo, la agricultura, la industria, las construciones y, según el titular de Economía y Planificación, algunos indicadores de la eficiencia productiva que permiten prever un crecimiento de entre tres y cuatro por ciento.
Rodríguez aseguró que 74 por ciento de las empresas estatales son rentables, frente a sólo 29 por ciento en 1993, momento en que el gobierno empezó a introducir cautelosamente un grupo de reformas económicas.
Entre los logros económicos en la agricultura, un sector fuertemente golpeado por la sequía que afecta parte importante del país desde el pasado año, se cuentan una cosecha de papa superior a 350.000 toneladas, 70.000 toneladas más que en 1998.
Hasta mediados de mayo la producción nacional de petróleo alcanzaba las 750.000 toneladas y se habían obtenido 150 millones de metros cúbicos de gas de consumo doméstico.
Como parte de la política de disminuir en lo posible la dependencia de las importaciones de petróleo, estimados oficiales sitúan la producción de crudo para este año en dos millones de toneladas.
Hasta 1989 Cuba importaba 13 millones de toneladas de petróleo, cifra que se redujo a seis millones con la desaparición del antiguo bloque socialista.
De acuerdo con Rodríguez, entre los factores que más golpean la economía cubana está el alza en los precios del petróleo, frente a una baja en los del azúcar, que en pocos meses descendieron de seis centavos de dólar la libra a 4,8 a mediados de este mes.
Al mismo tiempo, fuentes oficiales sostienen que en los primeros cuatro meses de este año se generaron 177.403 nuevos empleos, 35 por ciento por encima de los 131.410 puestos que se abrieron en 1998.
El Estado destina 100 millones de dólares para el estímulo en divisas a trabajadores destacados en varios sectores de la economía y en lo que va de año se han aprobado aumentos salariales en la salud, la educación y el orden interior.
Así, el gobierno pretende atenuar las desigualdades sociales que trae consigo la doble circulación del peso cubano y el dólar estadounidense y la existencia de una red de tiendas que venden productos de primera necesidad sólo en dólares.
El salario medio en la isla es de 217 pesos mensuales y el dólar se cotiza a 22 pesos cubanos.
Aunque el acceso a la salud y la educación es gratuito y las tarifas de los servicios básicos se mantienen bajas, los habitantes de la isla necesitan tres veces lo que devengan como salario para satisfacer sus necesidades de alimento e higiene.
Autoridades y expertos reconocen que a los actuales ritmos de crecimiento tendrán que pasar muchos años antes de salvar el impacto en el nivel de vida de la población cubana que tuvo el descenso de 34,8 por ciento del PIB entre 1989 y 1993.
Observadores locales estiman que con los resultados económicos el gobierno de Fidel Castro pretende transmitir optimismo a la población de la isla de más de 11 millones de habitantes que muestra signos de cansancio tras nueve años de crisis.
Al mismo tiempo, Cuba emite signos de confianza a sus socios comerciales, a aquellos empresarios extranjeros interesados en invertir y también a sus principales acreedores.
El ministro de Comercio Exterior, Ricardo Cabrisas, aseguró el lunes que La Habana mantiene negociaciones comerciales con más de 3.000 firmas de 150 países y que las asociaciones con capital extranjero ascienden a más de 360.
En 1998 se aprobaron 58 nuevas asociaciones mixtas, algunas de ellas en los sectores energético, financiero y de bienes raíces, todos de reciente apertura para el capital foráneo. Otros 140 proyectos de negocios se estudian por las autoridades.
Cabrisas afirmó que 63 por ciento de las asociaciones son con empresas de España, Canadá, Italia, Gran Bretaña y Francia, y que 75 por ciento de ellas se concentran en las industrias básica, ligera, alimenticia, el turismo, la agricultura, la construción y en la rama sideromecánica.
Sobre el comercio exterior el titular aseguró que entre 1994 y 1998 la capacidad de compra creció en más de 70 por ciento, pero, reconoció, esos niveles distan aún de los alcanzados a finales de la década de los años 80.
También este mes el gobierno de Cuba reiteró su disposición a cumplir los compromisos con sus acreedores y situó el monto actual de su deuda externa en más de 11.200 millones de dólares, sin contar sus débitos con los países ex socialistas de Europa.
El vicepresidente Carlos Lage afirmó a un periódico alemán que La Habana ha demostrado la "voluntad de regularizar la deuda con los distintos países acreedores". (FIN/IPS/da/dg/if/99