El rechazo del Congreso de Colombia al proyecto de reforma política, que otorgaba facultades extraordinarias al presidente Andrés Pastrana para negociar con la guerrilla, obstaculizará el proceso de paz interna.
Una alianza de liberales e independientes, que cuestionan el manejo "personalista" que Pastrana le ha dado a la negociación con la guerrilla, llevó este lunes al hundimiento del proyecto de ley que estudiaba la comisión de asuntos constitucionales del Senado.
El fracaso de la reforma "le colocó un palo a la rueda de las negociaciones de paz", dijo el ministro del Interior, Néstor Martínez.
No obstante, Martínez afirmó que el gobierno estudia "diferentes alternativas" para buscar una ampliación a las facultades previstas en la ley vigente, que le permitan a Pastrana seguir adelante con su política de paz.
La reforma rechazada en la Cámara de Senadores autorizaba a Pastrana a conducir directamente las negociaciones de paz con los grupos rebeldes, conceder indultos y amnistías a guerrilleros, crear zonas desmilitarizadas y a manejar recursos económicos para la reinserción a la vida civil de quienes dejen la lucha armada.
El ministro Martínez explicó que la ley 418, promulgada en 1995, por la cual se le otorgan al presidente facultades para la búsqueda de la convivencia "es muy limitada, por lo cual se va a trabajar en el diseño de una ley más eficiente".
La ley 418, conocida también como ley de Orden Público, reglamenta los mecanismos para llevar a cabo un proceso de paz, tales como la creación de zonas de distensión (desmilitarizadas) para las negociaciones y el ortorgamiento de salvoconductos o indultos a negociadores.
El gobierno buscará tramitar la reforma de la ley antes del 20 de julio, cuando se inicia el segundo período anual de sesiones del Congreso Legislativo, que finaliza en diciembre.
El diputado independiente Antonio Navarro, indicó que la ley debe ajustarse especialmente a los lineamientos relacionados con las condiciones para dar indultos presidenciales a los guerrilleros que renuncien a las armas.
El proyecto comenzó a tener dificultades el jueves, cuando Pastrana se negó a atender el llamado de seis senadores del opositor Partido Liberal (PL), para discutir el artículo que otorgaba facultades extraordinarias al mandatario para el manejo de la política de paz.
El senador liberal Germán Vargas, que fue defensor del proyecto en los primeros debates, indicó que en Pastrana sólo encontró "soberbia y arrogancia" cuando se intentó buscar un diálogo para un tema como el de la paz, que "es un propósito nacional y no de un partido o de una persona".
Su compañero de bancada José Trujillo indicó que la paz es un deseo de todos los colombianos, "pero una cosa distinta es que para lograrla" se trate de "colocar el ejercicio del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial en una sola persona".
Otros senadores consideraron que "las incoherencias del presidente" para formular su política de paz generaron preocupación, y "no eran garantía para otorgarle facultades tan amplias como las que señalaba el proyecto".
A los siete votos de los liberales, se sumaron tres independientes, con los que se logró una precaria mayoría de diez contra nueve para rechazar el proyecto.
El senador conservador Carlos Holguín, encargado de presentar el proyecto de ley, dijo que los liberales asumieron "una actitud sectaria", apegada a la posición adoptada por el ex candidato presidencial y jefe de esa colectividad política, Horacio Serpa, desde un comienzo.
Además de las facultades extraordinarias que otorgaba al presidente para el manejo de su política de paz, el proyecto planteaba reformas al sistema electoral y la ampliación de tres a cuatro años del período de gobierno de alcaldes y gobernadores.
Para los opositores del gobierno, el fracaso del proyecto conlleva "una lección de humildad", frente a la actitud de "arrogancia" que ha asumido Pastrana en el proceso de paz con la guerrilla.
Pastrana anunció al asumir el cargo el 7 de agosto que manejaría "personalmente" el proceso de paz con la guerrilla, y nombró a Víctor Ricardo como consejero presidencial para la paz, para llevar a cabo los contactos iniciales con las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Pese a que este manejo personal es para algunos analistas el factor que generó mayor confianza al jefe de las FARC, Manuel Marulanda, para comenzar el diálogo en febrero, otros expertos consideran que no es conveniente para el proceso un manejo tan personalista.
Tras el fracaso este lunes en el Congreso, el gobierno espera llevar a cabo un nuevo debate parlamentario el día 16, en el que "el liberalismo tendrá oportunidad de decirle al país de que manera asume su responsabilidad en el tema de la paz", dijo Martínez. (FIN/IPS/yf/dm/ip/99