El comandante del ejército de India, general V.P. Malik, envió una carta al gobierno del estado de Sikkim para anunciarle que la fuerza no se opone a la reapertura de la ruta comercial de Nathu La, en la disputada frontera con China.
La propuesta de Malik se debe a la reducción de personal y equipos que se produjo en la Línea de Control, o de cese del fuego de la guerra fronteriza que enfrentó a los dos estados en 1962, luego de que el presidente de China, Jiang Zemin, visitara India hace dos años.
Nueva Delhi y Beijing firmaron un acuerdo en 1993 que garantizaba el "Mantenimiento de la Paz y la Tranquilidad en la Línea de Control" a fin de suavizar las relaciones bilaterales, que sin embargo empeoraron cuando India atribuyó a la nuclearización de China las pruebas nucleares que realizó en mayo de 1998.
Pero las relaciones mejoraron en septiembre cuando el embajador de China en Nueva Delhi, Zhou Gang, propuso abrir la frontera de Nathu La y reconocer a Sikkim como parte de India.
China ofreció reconocer formalmente a Sikkim como estado indio en mayo, algo que, desde que la ex monarquía budista se incorporó a este país en 1975, nunca había sucedido.
China obtendría grandes beneficios si se firmara la paz en la frontera, sobre todo porque tendría acceso al puerto de Calcuta, cuyas instalaciones son muy superiores a las de Yangon, en Birmania.
Pero por ahora, sólo pasan paquetes de correspondencia por Nathu La, que alguna vez fue la ruta de un floreciente comercio fronterizo que quedó suspendido cuando estalló la corta pero cruenta guerra de límites entre India y China en 1962.
Los jueves y domingos de cada semana, el cartero Bhumraj Gurung atraviesa el pasaje helado y ventoso de los Himalayas para intercambiar correspondencia en la vigilada frontera entre los dos países.
"No le hablo a mi colega chino mientras intercambio correspondencia", relató Gurung.
Pero "si en lugar de bolsas de correspondencia permitieran que las agencias de viaje enviaran a los miles de extranjeros que vienen de visita cada año, imagínese los beneficios que tendríamos de la industria turística", dijo Keshub Chandra Pradhan, ex secretario del estado de Sikkim.
Las personas que desean visitar Nathu La deben conseguir un permiso que entrega el ejército indio para pasar por el estrecho entre los Himalayas, pero hay señales de que las restricciones desaparecerán pronto.
Los comerciantes de Gangtok están entusiasmados por la perspectiva de revitalizar el comercio que, según sus recuerdos, podría significar la prosperidad de un vasto territorio que incluye los reinos de Nepal y Bután, y del Tibet.
Muchos recuerdan la época en la cual China promovía el comercio fronterizo e incluso tenía una comisión residente en la localidad cercana de Kalimpong, unida a Lhasa por vía telegráfica desde los tiempos de la colonia.
"El comercio daba muchas ganancias y todos los pagos se efectuaban en monedas o lingotes de plata", relató Hariprasad Gupta, un comerciante de aquellos tiempos.
Los comerciantes indios como Gupta usaban mulas de carga para transportar algodón, azúcar, cigarrillos, harina, kerosene y té al Tibet. "A veces, al volver (a India) traíamos alfombras, lana, almizcle e incluso oro, si podíamos hacerlo pasar por la aduana, que era muy permisiva", recordó.
Otros comerciantes, como la familia Lakhotia, exportaban incluso autos chocados de marcas como Dodge o Chevrolet, y motocicletas fabricadas en Gran Bretaña, comentó Bhaskaranand Aggarwal, otro comerciante de aquella época.
El comercio atraía gente de regiones distantes de India, sobre todo de Marwar, en el estado occidental de Rajastán, y muchos vendían productos de toda clase, incluso alimentos, en Yatung, una zona comercial situada entre Lhasa y Nathu La.
Uno de los comerciantes, Khyaliram Singhi, de 90 años, aún conserva su libreta del Banco de China y tiene esperanzas de recuperar algún día la gran fortuna que perdió cuando estalló la guerra fronteriza en 1962.
"Los chinos son muy honestos y estoy seguro de que cuando se solucione el problema de la frontera me devolverán lo que perdí cuando bajé las cortinas de mi local comercial de Yatung y escapé, junto con centenares de comerciantes indios", manifestó Singhi.
Muchos habitantes de Sikkim también desean que se vuelva a abrir la frontera porque la guerra separó familias que solían entrar y salir del sur del Tibet cuando cambiaban las estaciones.
Atisa Dipankara, conocido también entre los tibetanos como Padmasmabhava o Guru Rinpoche, llevó el mensaje del Buda al Tibet en el siglo XI a través de ese paso de frontera.
"La costumbre de la aristocracia bhutia era casarse con los miembros de la nobleza tibetana, una práctica que se terminó en 1962, cuando se cerró la frontera", explicó Jigme Kazi, un historiador.
"Los tibetanos son grandes comerciantes que durante siglos proveyeron a la clase media de China, Mongolia y los kalmucks de Siberia, al norte, y a la de Bengala, Assam, Nepal, Sikkim y Bután, al sur", relató el historiador.
Un ex comandante militar de India de la región, el general J.M. Singh, opinó que si se reflota el comercio ahora, será mucho más voluminoso y sofisticado que aquel de otrora, para el cual alcanzaban las mulas de carga.
"El centro deberá estar en la ciudad de Siliguri, situada en la meseta del estado occidental de Bengal, en lugar de en las congestionadas alturas y abismos de Sikkim y su distrito vecino de Darjeeling", sostuvo. (FIN/IPS/tra-en/rdr/an/ceb/99