La larga marcha de la integración de Chile al Mercosur cubrió una nueva fase en la última cumbre en Asunción, pero el ingreso pleno de este país al bloque tiende a materializarse sólo en los primeros años del nuevo milenio.
La coordinación de las políticas macroeconómicas del Mercado Común del Sur (Mercosur), acordada por los presidentes el martes en la capital de Paraguay, es una de las demandas planteadas por el gobierno de Chile al acuerdo regional.
En un encuentro bilateral en Asunción, el presidente de Chile, Eduardo Frei, pidió además a su par de Argentina, Carlos Menem, que promueva ante Brasil, Paraguay y Uruguay una "participación paritaria" en el Mercosur de chilenos y bolivianos.
Bolivia y Chile son miembros asociados del Mercosur, que tiene como socios plenos a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, países que llevan a cabo un ambicioso proyecto de integración política y económica y de perfeccionamiento de la unión aduanera.
Es precisamente este último aspecto, el de la unión aduanera traducida en una estructura arancelaria común, el que impidió que Chile concurriera en 1991 a la creación del Mercosur y que aún lo mantiene al margen de la integración plena.
La unión aduanera del Mercosur se articula sobre aranceles comunes y diferenciados para los productos de fuera del bloque, con tasas que van desde cero hasta 25 por ciento, al contrario de Chile, que tiene un arancel externo único.
En 1996, tras una ardua negociación, Chile se sumó al Mercosur como miembro asociado, sobre la base de un tratado de libre comercio con el bloque y la adhesión a objetivos de integración física, económica y social de los cuatro socios plenos.
En su diálogo con Menem en Asunción, Frei le recordó que Chile rebajó su tasa arancelaria única de 15 a 11 por ciento en 1991 y que este año puso en marcha una disminución gradual que la llevará a sólo seis por ciento en el 2003.
A comienzos de 1999 las cancillerías argentina y chilena iniciaron gestiones con la meta de llegar al 2000 con una adhesión plena de Chile al bloque sureño, declaró en su oportunidad el ministro de Relaciones Exteriores chileno José Miguel Insulza.
Esta aspiración se frustró en este primer semestre no sólo por la cuestión arancelaria, sino también por los efectos de la crisis internacional y el impacto en el Mercosur de la recesión de Brasil.
Los chilenos, que tampoco han estado inmunes a la crisis, vieron disminuidas sus exportaciones a Argentina y Brasil, sus mayores mercados en América Latina, dentro de una caída general de sus ventas a la región latinoamericana.
Al mismo tiempo, los conflictos que estallaron al interior del bloque con la devaluación del real en Brasil y las medidas defensivas de aumentos arancelarios y trabas aduaneras, contribuyeron a desalentar las gestiones con Argentina.
En la visión del gobierno de Frei, la crisis internacional no sólo debilitó al Mercosur, sino que también puso en evidencia las debilidades del bloque en la coordinación de sus políticas financieras y cambiarias.
Por estas razones, los chilenos prefieren por ahora esperar, mientras valoran las iniciativas orientadas a mejorar la coordinación macroeconómica del bloque, como las adoptadas esta semana en la cumbre de Asunción.
Frei, cuyo mandato concluye el 11 de marzo del 2000, aspira igualmente a terminar con el virtual papel de segundones que dentro del Mercosur están desempeñando Chile y Bolivia con respecto a los cuatro socios plenos.
En ese sentido, planteó a Menem que desde la próxima cumbre, que se realizará en Montevideo, se termine con el sistema de una primera reunión de los presidentes de los países miembros plenos y una segunda ampliada a los dos asociados.
En las palabras de Frei, se trata de que Bolivia y Chile alcancen una "participación paritaria" en el Mercosur, como preámbulo de la integración plena, que por ahora se ve como un objetivo a mediano plazo.
El canciller Insulza señaló el miércoles en una reunión con empresarios locales en Santiago que la integración sobre la base de acuerdos comerciales atraviesa por una fase de incertidumbre, como consecuencia de la crisis internacional.
En este escenario, el gobierno chileno afirma que está dispuesto a seguir abriendo su economía y no dará marcha atrás en su plan de rebaja gradual del arancel externo único que deberá completar el sucesor de Frei.
El socialista Ricardo Lagos, candidato único de la gobernante Concertación por la Democracia, que aparece hasta ahora como el más probable triunfador en las elecciones presidenciales de diciembre, se declara partidario de la integración plena al Mercosur.
Pero, según advirtió hace dos semanas, es necesario crear mecanismos que saquen el tema arancelario como eje de un acuerdo, porque por esa ruta se llegará eternamente a una suerte de callejón sin salida. (FIN/IPS/ggr/dm/if/99