Canadá decidió no introducir una ley que protegería su industria de las revistas debido a las amenazas de Estados Unidos sobre una guerra comercial.
La ley hubiera establecido multas para aquellas empresas nacionales que realizaran anuncios publicitarios en revistas estadounidenses.
Grupos nacionalistas consideran la renuncia a esa ley como un golpe para la capacidad de este país de mantener una identidad cultural diferente a la de Estados Unidos.
"Se trata de otra venta de Canadá", lamentó Maude Barlow, presidenta del Consejo de Canadienses, una organización no gubernamental de Ottawa contraria al libre comercio.
"Las industrias culturales no están incluidas en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, pero los estadounidenses encontraron otra forma de imponer sus intereses en Canadá", agregó.
La disputa comenzó en 1997, cuando Estados Unidos impugnó ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) las normas proteccionistas de Canadá sobre la venta de revistas.
Un panel de la OMC decidió que tres componentes de la política canadiense sobre la industria son ilegales según el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio.
El panel condenó la prohibición por Canadá, vigente desde 1965, de la importación de revistas con publicidad dirigida a los canadienses, el gravamen especial impuesto en 1995 a las versiones nacionales de revistas extranjeras y los costos postales discriminatorios para las publicaciones importadas.
Luego de que Canadá apeló la decisión del panel, el órgano de apelación de la OMC descubrió una cuarta violación: un programa de subsidios postales para las revistas nacionales.
Ahora, Canadá se retractó de su intención de penalizar versiones de revistas dirigidas a su mercado que contengan sólo artículos editados en Estados Unidos pero propaganda de anunciantes canadienses.
El gobierno acordó permitir la publicación en este país de revistas estadounidenses con anuncios locales, pero inmediatamente surgió un desacuerdo sobre la cantidad de material canadiense que deben contener esas revistas.
Sheila Copps, ministra de Patrimonio de Canadá, sostuvo que las normas nacionales sobre inversión extranjera exigen un contenido canadiense "mayoritario", pero un alto funcionario estadounidense de Comercio señaló que el acuerdo sólo se refiere a un contenido "sustancial".
El acuerdo permitirá a editores de Estados Unidos obtener 18 por ciento de sus anuncios de clientes canadienses dentro de tres años, sin realizar ninguna inversión en el mercado doméstico.
El límite de 18 por ciento, al que se llegará gradualmente en los próximos tres años, sólo podrá sobrepasarse si el editor incluye en su publicación 50 por ciento de contenido canadiense y se establece en este país.
El pacto también permitiría a editores estadounidenses poseer 51 por ciento de una nueva revista si cumplen con el requisito sobre el contenido, permitiendo la ampliación de esa proporción a 100 por ciento en un año.
El gobierno anunció el establecimiento de un fondo "multimillonario" para apoyar a la industria canadiense, pero los editores estadounidenses que planean operar en Canadá inmediatamente declararon que ellos también tienen derecho al subsidio propuesto.
Copps fue atacada en la cámara baja del parlamento por el acuerdo y criticada por no saber el costo del paquete de subsidios. Miembros de la oposición reclamaron su renuncia por la "liquidación" de la industria nacional de las revistas.
"Vale la pena luchar y pagar por la cultura canadiense", dijo Copps a la cámara.
La organización que representa a 1.400 revistas canadienses (equivalentes a 500 millones de ejemplares) advirtió que la supervivencia de las publicaciones nacionales peligra ante el asedio de las versiones canadienses de revistas de Estados Unidos, que cubren sus costos en su país y venden anuncios más baratos en Canadá.
"Este acuerdo no es una victoria para la industria canadiense de las revistas", lamentó François de Gaspe Beaubien, portavoz de la industria y director de la compañía que publica algunas de las revistas científicas y de interés general más vendidas.
"Se trata de una capitulación", afirmó Jean Pari, editor de la revista de noticias L'Actualité, de Quebec. "Entregan nuestra comida a los estadounidenses y nos proponen ayuda del Estado a cambio", dijo.
Pero Copps insistió en que Canadá sí obtuvo una victoria, porque por primera vez "Estados Unidos reconoció que la protección limitada de la industria cultural nacional es aceptable".
Como parte del acuerdo, celebrado tras casi un año de negociaciones y más de 40 reuniones bilaterales, toda futura inversión cultural en Canadá deberá ser aprobada por el Ministerio del Patrimonio. (FIN/IPS/tra-en/mb/mk/mlm/if/99