El primer superávit comercial importante obtenido este año por Brasil, de 312 millones de dólares en mayo, no logró despejar el pesimismo en materia de comercio exterior en este país.
Fue el mejor resultado en los últimos 43 meses, pero el saldo acumulado en los cinco primeros meses del año sigue arrojando un déficit de 479 millones de dólares. La meta gubernamental es un superávit de entre 3.400 y 5.300 millones de dólares al final del año.
Las exportaciones alcanzaron 4.386 millones de dólares el mes pasado, 18,4 por ciento más que las de abril, pero 4,8 por ciento menos que las de mayo de 1998.
El superávit se debió a la caída de las importaciones, de 13,9 por ciento en relación a mayo del año pasado, debido a la devaluación cambiaria de enero.
Las exportaciones no se recuperaron pese al cambio y a la concentración de embarques de soja en los últimos meses, advirtió la Consultoría Tendencias, que considera demasiado optimista la meta del gobierno para este año.
De todas formas, mayo apuntó "el comienzo de un aumento de las exportaciones", invirtiendo una tendencia registrada desde junio pasado, según Mario Marconini, secretario de Comercio Exterior del Ministerio del Desarrollo, Industria y Comercio.
El déficit acumulado este año bajó a menos de un cuarto del registrado en los cinco primeros meses de 1998, que fue de 2.046 millones de dólares, destacó.
Pero también las importaciones cambiaron de tendencia en mayo. Aumentaron 10,8 por ciento en comparación con el mes anterior, respondiendo a las primeras señales de recuperación económica del país, desde las turbulencias financieras del segundo semestre de 1998.
La meta comercial del gobierno supone una recesión en el país este año, con el producto interno bruto (PIB) cayendo entre uno y dos por ciento, cerca de mitad de las previsiones iniciales, tras el impacto de la devaluación cambiaria.
El bajo desempeño de la economía determina los resultados de la balanza comercial, admitió Marconini. Un aumento del PIB elevaría las importaciones, reduciendo las posibilidades de alcanzarse el superávit comercial esperado.
Por otra parte, las exportaciones enfrentan dificultades en recuperarse a causa del estancamiento del comercio internacional.
La baja demanda en los mercados ricos y asiáticos afectó especialmente los precios de productos primarios, de los que Brasil es gran productor.
La tendencia actual del comercio internacional golpea con dureza a Brasil.
Los precios de sus ventas al extranjero cayeron 12,5 por ciento en el cuatrimestre enero-abril, en comparación con igual período de 1998, según la Fundación de Estudios de Comercio Exterior, organización mantenida por empresas exportadoras.
En cambio, el índice de precios de las importaciones aumentó 5,6 por ciento, encabezado por los bienes de capital, que subieron 13,7 por ciento.
Esa evolución encontrada de los precios de productos básicos y manufacturados es doblemente negativa para Brasil. Sus exportaciones industriales se destinan principalmente a América Latina, que vive una recesión, en gran parte provocada por la devaluación del real, la moneda brasileña.
De esa forma, el país vio reducirse el volumen de sus exportaciones mejor remuneradas y caer el precio de los productos básicos que está produciendo en mayor cantidad, como soja, café, azúcar y mineral de hierro, exportados a los países ricos.
La apertura del mercado agrícola europeo y estadounidense permitiría, dentro de algunos años, que Brasil duplique hasta 36.000 millones de dólares sus exportaciones en ese sector, estimó Luiz Hafers, dirigente de los empresarios rurales.
Pero ese objetivo de Brasil y del Mercado Común del Sur parece alejarse. La Unión Europea no aprobó una negociación con el bloque sudamericano de un acuerdo de liberalización comercial que incluya la agricultura, ante la resistencia de Francia en reducir los subsidios y el proteccionismo en ese sector. (FIN/IPS/mo/mj/if/99
