Maleeha Lodhi tiene prohibido escribir bajo su firma en el diario que edita, pero está decidida a seguir adelante y luchar contra "el gobierno autoritario" del primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif.
"No pienso irme. ¡Me quedo y lucho!", declaró a IPS.
Lodhi es la editora de The News, el principal diario escrito en inglés del grupo de publicaciones Jang, que es el mayor del país.
"¿Por qué debería marcharme? ¿No es eso lo que ellos (el gobierno) realmente quieren?", dijo en su despacho en la ciudad nororiental de Rawalpindi.
Si bien la orden de que Lohdi se abstenga de escribir "por el momento" fue impartida por la administración del diario, la editora está convencida de que fue el resultado de una inmensa presión del gobierno sobre el grupo Jang para que "se alineara o enfrentara las consecuencias".
"Tras debilitar sistemáticamente todos los centros de poder que podían desafiarlo, Sharif está tratando ahora de poner de rodillas a otras fuentes de disidencia, como la prensa y las ONG (organizaciones no gubernamentales)", señaló Lodhi, que fue embajadora paquistaní en Estados Unidos desde 1994 hasta 1997.
Durante el primer período de gobierno de Nawaz Sharif, la editora fue acusada de sedición, pero contratacó y el gobierno tuvo que retirar los cargos en su contra.
"Ellos (los Sharif: Shahbaz, el hermano del primer ministro, es gobernador de la provincia oriental de Punjab) tienen una visión muy personal de la gente. Nawaz pretende gobernar sin oposición, y considera que quien no está de su parte es un enemigo", apuntó Lodhi.
Lodhi no es la única periodista que se metió en dificultades por sus puntos de vista antigubernamentales. Najam Sethi, editor del Friday Times, un importante semanario de la ciudad oriental de Lahore, fue detenido y se le mantuvo bajo custodia durante 25 días hasta el 3 de junio.
El gobierno se vió obligado a retirar cargos de traición que había presentado contra Sethi, pero el periodista enfrenta ahora varios procesos por evasión fiscal.
Rahmat Shah Afridi, editor del diario Frontier Post, de la ciudad nororiental de Peshawar, está en la cárcel, acusado de tráfico de drogas. Hussain Maqqani, un exitoso columnista que también es portavoz de un partido opositor, está detenido bajo cargos de corrupción.
Los críticos de Sharif concuerdan que su gobierno es intolerante con el disenso, y señalan que la represión contra las ONG, incluyendo la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, así como los ataques a la prensa independiente, son parte de su estrategia.
Mazhar Arif, un periodista que fue consejero de prensa del ex presidente Farooq Leghari, afirmó que las actuales autoridades "pisotean del peor modo posible el derecho a la libertad de expresión", y aseguró que "no se trata sólo de Lodhi", sino que "presionan a todos".
A comienzos de junio los diarios informaron que el gobierno había decidido crear una unidad especial para investigar a 45 periodistas que se le oponen o que habían escrito sobre las denuncias de corrupción contra la familia Sharif. Lodhi encabezaba la lista.
El senador Saifur Rehman, considerado el principal ejecutor de la política de hostigamiento contra los periodistas, desmintió inmediatamente la noticia y dijo que su difusión había sido obra de "los agentes de la desestabilización política".
Lodhi denunció, sin embargo, que ha sido víctima de constantes intimidaciones por parte de agencias gubernamentales. "Soy vigilada, mis teléfonos están intervenidos y siempre hay autos blancos estacionados frente a mi casa. Es una especie de guerra psicológica", aseguró.
En febrero, el gobierno pidió al grupo Jang que despidiera a Lodhi y a otros periodistas. Cuando el grupo se rehusó a hacerlo, le llovieron denuncias judiciales por evasión de impuestos y las autoridades le cortaron el suministro de papel.
Las quejas de la población hicieron que Islamabad diera marcha atrás. "La colisión pública con el grupo Jang fue tan costosa que el gobierno tuvo que cambiar sus tácticas. Ahora persigue a los individuos, como el caso de Sethi, tratando de someterlos mediante la intimidación", dijo Lodhi.
La editora añadió que varias ONG tambien están bajo fuego, especialmente las que se oponen a la ley "Shariat", que pretende transformar en normas legales los preceptos islámicos y dar enormes poderes al primer ministro, agregó.
En mayo, 2.000 organizaciones de Punjab y más de 200 de la meridional provincia de Sindh fueron prohibidos por el gobierno federal y los ejecutivos locales. Sindh es gobernada directamente por Islamabad, y el gobierno anunció que se aprobará una ley para controlar la actividades de las ONG.
Las organizaciones no gubernamentales han sido acusadas por las autoridades de tener una "agenda occidentalizada" y de malversar fondos.
Entre las ONG denunicadas figuran la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, Shirkat Gah, la Fundación Aurat y Estudios Socioeconómicos Aplicados, que han sido definidas como "enemigas de la nación" en foros oficialistas.
"Este es un momento decisivo para la sociedad civil, en lucha contra gobernantes que representan la versión paquistaní de los Taliban (el grupo fundamentalista islámico que tomó el poder en Afganistán)", opinó Lodhi.
"Las autoridades tienen un punto de vista equivocado sobre la sociedad civil y son socialmente conservadoras en lo referido a las mujeres" añadió.
Los sindicatos de periodistas no han protestado por el amordazamiento de Lohdi, alegando que ella no les informó al respecto, pero el editor del diario Dwan, M. Ziauddin, escribió hace poco en su favor.
"Quitémonos el sombrero por Maleeha, que libra una silenciosa pero valiente batalla", escribió Ziauddin en su columna semanal desde Islamabad.
"Aquellos que la acusan de no protestar con más vehemencia quizá no sepan que al gobierno le habría venido bien que ella hubiera dejado el diario en señal de protesta. Eso es exactamente lo que el gobierno trata de conseguir", afirmó. (FIN/IPS/tra- en/mr/an/ego/mp/hd ip/99)