El gobierno de Japón sorprendió a las mujeres de este país al levantar la prohibición de la píldora anticonceptiva, pero se trata apenas de un paso en el difícil camino hacia la afirmación de sus derechos reproductivos.
Tras casi cuatro décadas de idas y venidas, el gobierno cumplió el miércoles pasado su promesa de poner fin a la prohibición de la píldora con baja dosis de hormonas, el método anticonceptivo no quirúrgico más común en muchos otros países industrializados.
"La razón que arguyeron las autoridades fue que todas las excusas que pusieron en favor de la prohibición fueron rebatidas", festejó Yuriko Ashino, de la Federación Japonesa de Planificación Familiar.
La píldora, que inhibe la ovulación y es considerada el método más confiable y seguro de contracepción femenina, será lanzada al mercado a comienzos del próximo otoño boreal.
Las usuarias pagarán el equivalente a unos 25 dólares mensuales por el producto, que no estará cubierto por el seguro nacional de salud y deberá adquirirse en clínicas médicas.
Las mujeres que utilicen píldoras anticonceptivas deberán someterse a exámenes médicos regulares para detectar posibles enfermedades de transmisión sexual (ETS), lo que costará unos 5.000 dólares al año a cada usuaria.
El Ministerio de Salud y Bienestar Social, que por mucho tiempo rechazó todo argumento en favor de la píldora de baja dosis, fue blanco de duras críticas por aprobar en sólo seis meses la venta de la píldora Viagra contra la impotencia masculina.
El Ministerio no expuso razones claras para su negativa a aprobar la píldora, pero muchos expertos creen que el motivo era el temor a que la disponibilidad del producto corrompiera la moral de las mujeres japonesas, aumentara la incidencia de ETS y redujera el uso de condones.
Los activistas en favor de la píldora argumentan que el número de infectados con el virus del sida aumentó de todas maneras.
Los casos de ETS también se incrementaron notoriamente, principalmente entre jóvenes, y cada año se realizan más de 360.000 abortos, en su mayoría entre mujeres de 20 a 30 años.
"Las estadísticas demuestran que la píldora no tiene nada que ver con la moral. Lo que las mujeres necesitan es más información y educación, que no está prevista en el anuncio del gobierno", destacó Ashino.
Actualmente sólo está disponible en Japón la antigua píldora anticonceptiva con alta dosis de hormonas, considerada más riesgosa y retirada del mercado de Estados Unidos en 1998, pero únicamente para regular la menstruación.
Algunos observadores señalaron que las autoridades están preocupadas por la decreciente natalidad, una de las más bajas del mundo, con 1,39 hijos por mujer.
Pese al avance que significa el levantamiento de la prohibición, las japonesas están muy lejos de equipararse a las mujeres de otros países industrializados en lo referente a sus derechos reproductivos.
Aunque el Ministerio de Salud anunció que educará al público sobre la píldora por medio de la Internet, el sistema nacional de salud no está preparado para ofrecer asesoramiento personalizado, señalaron activistas.
Así mismo, citaron la falta de clínicas de planificación familiar donde las mujeres puedan acceder fácilmente a información sobre anticoncepción o asistencia ginecológica, así como la carencia de educación sexual apropiada en las escuelas.
El gobierno también se rehúsa a abolir la Ley Penal sobre Aborto, de casi un siglo de antigüedad, que considera al aborto como un delito aunque normas más modernas lo legalizaron hasta las 22 semanas de embarazo.
"El gobierno no hace nada por cambiar la actitud cerrada de la sociedad hacia los derechos reproductivos femeninos. Las mujeres tienen muy pocas opciones en cuanto a la protección de su cuerpo", lamentó el médico Keiko Suwa, quien respalda la aprobación de la píldora.
Nueve empresas farmacéuticas japonesas solicitaron permiso para importar la píldora. "No tenemos ni idea sobre las dimensiones del mercado", declaró Satoshi Kamisonoda, portavoz de Yamanouchi Pharmaceutical Co. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/mlm/he-hd/99