El presidente de Argentina, Carlos Menem, avaló la decisión del jefe del Ejército de relevar a un general del Estado Mayor que reivindicó la represión ilegal durante la última dictadura militar (1976-1983).
Menem firmó un decreto para pasar a retiro al general Eduardo Cabanillas, quien se resistía a abandonar el cargo pese a que el jefe del Ejército, general Martín Balza, le pidió en el fin de semana que solicitara voluntariamente su baja del servicio activo.
Cabanillas dijo el lunes pasado, horas antes de la decisión presidencial, que como jefe del II Cuerpo de Ejército, con mando de tropa en seis provincias, sólo se alejaría por pedido del mandatario, que es también Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, y rechazó que su actitud se tratara de insubordinación.
"Yo he sido puesto en funciones por un decreto del gobierno, así que debo ser relevado por quien corresponde", sostuvo el general, y admitió luego que Balza le pidió el retiro el sábado y él se negó a solicitarlo.
La crisis comenzó a principios de abril, cuando el poeta Juan Gelman denunció que Cabanillas tuvo un cargo en la Secretaría de Inteligencia del Estado durante el régimen, y de ese organismo dependía un centro clandestino de detención y torturas.
En 1976 fue secuestrado un hijo de Gelman -cuyo cadaver fue encontrado en 1989- y de su nuera. Además, el escritor conoce que su nuera dio a luz a un niño, que permanece desaparecido al igual que su madre.
Gelman desafió a Balza, en una carta abierta publicada en el diario Página 12, que preguntara a Cabanillas si sabía donde estaba su nieto, ya que había operado en el centro de detención ilegal conocido como "Automotores Orletti".
Balza aseguró que Cabanillas negó haber estado en ese centro, pero la no gubernamental Asamblea Permanente por los Derechos Humanos denunció que el general había falsificado su legajo para obtener el aval del Senado a su ascenso, y que efectivamente había tenido responsabilidad en la represión.
Por esa causa, la Asamblea Permanente pidió un tribunal de honor para el militar, que podría suceder en la Comandancia del Ejército a Balza en diciembre, cuando pida el retiro al finalizar la gestión de Menem.
Cabanillas era juzgado desde hace dos semanas por el tribunal de honor y antes de conocerse el fallo surgió una nueva denuncia, a raíz de la presunta difusión de un libro que habría hecho el general para reivindicar la represión ilegal de los años 70.
El militar reconoció que distribuyó entre los oficiales del II Cuerpo de Ejército un libro titulado "Subversión: la historia olvidada", que contiene una versión de la historia de la represión contraria a la política que mantiene hoy la cúpula de la institución.
Balza fue autor de una histórica autocrítica del Ejército en 1995 por su actuación durante la dictadura, en la que admitió que se cometieron excesos y determinó que "no es legal acatar una orden ilegal". Por eso consideró las ideas de Cabanillas como contrarias a la actual política de derechos humanos.
El lunes, poco antes de conocerse el decreto presidencial, Balza declaró que la decisión última de relevar a Cabanillas la tenía Menem y que estaba dispuesto a acatar la determinación del mandatario como Comandante en Jefe, aún cuando no le gustara. (FIN/IPS/mv/ag/ip-hd/99