/BOLETIN-AMBIENTE/ MALASIA: Aldeanos resisten desplazamiento por represa

Muchos vecinos de Batok Bagi ya fueron desplazados, y cientos de familias más residentes junto al río Balui, en la provincia malasia de Sarawak Oriental, serán reubicadas en las próximas semanas.

Pero Bagi, de 70 años, asegura que permanecerá en la casa que perteneció a su familia durante generaciones en la aldea de Batu Kalo, pese a un decreto gubernamental que ordena despejar el área antes de agosto.

Las obras de la represa Bakun, situada sobre el río Balui, aparentemente se reanudarán pronto luego de una prolongada parálisis, y se prevé que terminarán en el año 2002.

Los activistas se preguntan por qué las autoridades de Sarawak impulsan la reubicación de los residentes con tanto apuro si el gobierno anunció la reducción de la capacidad de generación de la represa de 2.400 a 500 megavatios.

La capacidad original, que hubiera hecho de la represa la más grande del sudeste asiático, hubiera requerido la inundación de unas 70.000 hectáreas de bosques y terrenos cultivados.

"Ahora que se redujo, ¿por qué tienen que desplazar al mismo número de personas?", preguntó la Coalición de ONGs Preocupadas sobre Bakun en una declaración publicada el día 10.

Incluso durante la suspensión del proyecto, las autoridades de Sarawak comenzaron a implementar apresuradamente la "operación éxodo" para reubicar a unos 10.000 residentes del área en las próximas semanas.

El apresuramiento tuvo efectos negativos sobre el proceso de reubicación. Por ejemplo, las nuevas viviendas son demasiado pequeñas para los desplazados, que en general tienen familias numerosas.

El propio Bagi estuvo en el lugar de reasentamiento elegido por las autoridades locales en Asap, a unas cinco horas de viaje desde su casa en Batu Kalo, e incluso vivió un tiempo en una de las nuevas viviendas, pero eligió volver a su antiguo hogar y ahora insiste en quedarse allí.

"Aquélla es muy pequeña y ya comenzó a pudrirse. No podemos soportar el olor, especialmente cuando llueve", dijo en referencia a la casa comunal asignada a su familia en el reasentamiento de Asap.

Las viviendas no poseen piezas separadas, y la madera utilizada en las estructuras está inacabada. Una escalera cedió cuando un hombre intentó subirla cargando un saco de arroz, según relató.

Para peor, los residentes deben pagar altos precios por esas casas comunales. En el auge del furor por Bakun Dam, hace algunos años, el constructor de represas Ting Pek Khiing había anunciado que se otorgaría a las personas reubicadas vivienda, electricidad y agua potable de forma gratuita, pero eso no ocurrió.

En cambio, el gobierno de Sarawak fijó un precio equivalente a 13.700 dólares por cada vivienda, aunque una casa de bajo costo en la península se cotiza en unos 6.700 dólares.

Además, no ofreció contratos a los "compradores", que deberán comenzar a pagar cuotas mensuales de 79 dólares dentro de cinco años.

Las casas todavía no recibieron el certificado de habilitación, aparentemente porque su diseño fue considerado defectuoso.

"Los pobladores indígenas no obtuvieron un trato justo", lamentó la activista Zaitun Kassim, que integró un equipo investigador sobre Bakun organizado por ONGs.

Kassim teme que los reasentados no puedan pagar las cuotas de la vivienda ni los servicios públicos porque "fueron desplazados de una economía de subsistencia a otra basada en el dinero en efectivo".

Aunque a cada familia les prometieron tres hectáreas de tierra, sólo recibieron 1,2 hectáreas de terreno infértil, y deben caminar tres horas para llegar a él. No hay caminos y sólo pueden acceder allí vehículos con tracción en las cuatro ruedas.

"Todavía no vi mi parcela porque está muy lejos", dijo un anciano de 82 años.

Los desplazados han vivido hasta ahora del dinero de la compensación, que ya se les está acabando. La mayoría todavía no recibió el restante 70 por ciento de la cantidad prometida en cultivos y dinero.

Para fines de junio, el equipo investigador de las ONG presentará un informe sobre Bakun a los gobiernos federal y estadual.

Mientras, las autoridades de Sarawak cierran escuelas y clínicas en el área de Bakun y cortan el suministro de energía eléctrica a las comunidades de Long Jawie, Long Bulan, Batu Keling y Long Geng para que la gente desaloje el área.

Taid Mahmud, gobernador de Sarawak, sostuvo que su gobierno ofreció a los desplazados suficientes facilidades. "Nos hicimos cargo de su bienestar", aseguró. (FIN/IPS/tra-en/rm/cb/js/mlm/en-hd/99

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