Varios lugares de Estados Unidos considerados sagrados por grupos indígenas están amenazados por proyectos de minería y vertederos de residuos nucleares.
Las leyes federales destinadas a proteger sitios de importancia histórica o religiosa a menudo son ignoradas si el lugar está situado sobre un terreno rico en minerales, denunciaron participantes de la Conferencia de la Red Ambiental Indígena, celebrada en Laguna, en el estado de Nuevo México.
"Las leyes sobre minería tienen más fuerza que las leyes que protegen los derechos religiosos de los nativos estadounidenses", afirmó Roland Manakaja, director del Departamento de Recursos Naturales de los havasupai.
Diversos grupos indígenas se reúnen anualmente desde hace 10 años para discutir problemas ambientales y de tierras.
En la reserva de los havasupai en el estado de Arizona, cerca del Gran Cañón, un plan de explotación minera de uranio amenaza un sitio sacro para los nativos conocido como Red Butte, denunciaron líderes tribales.
"La minería no sólo amenaza nuestra tierra sagrada, sino también el turismo", agregó Manakaja.
Tras casi una década de disputas legales entre el Servicio Forestal, la Corte Suprema y líderes tribales, el gobierno federal finalmente habilitó la mina de uranio.
Por suerte para los havasupai, aun con la aprobación del gobierno, la empresa Energy Fuels Nuclear Incorporated anunció que actualmente no planea comenzar las operaciones porque la demanda de uranio está en disminución.
Pero la propuesta de explotar uranio radiactivo en Monte Taylor, donde se realizó la conferencia la semana pasada, profanaría el pico sagrado para varias comunidades indígenas del suroeste de Estados Unidos, advirtió John Redhouse, representante del grupo navajo dine.
"El monte Taylor es sagrado para cuatro tribus: los acoma, los laguna, los navajo y los zuni. Es una de las cuatro montañas santas para los navajo", destacó Redhouse.
En la conferencia, a la que asistieron 1.000 indígenas de todo el mundo, se desplegaron unos 20 carteles con los nombres de diferentes sitios estadounidenses que los grupos nativos consideran amenazados.
En otra parte de Nuevo México, tribus aborígenes como los hopi, los havasupai y los navajo se oponen a un plan para ampliar una mina de piedra pómez en el Bosque Nacional Coconino, situado en el norte de Arizona. El mineral es utilizado para fabricar pantalones vaqueros "lavados a la piedra" y cemento ligero.
Aunque los grupos consideran sagradas a las montañas, conocidas como los picos de San Francisco, las tierras están bajo jurisdicción del Servicio Forestal de Estados Unidos, que aprobó la expansión de la pequeña compañía minera local Tufflite Inc.
"Esperamos que nuestros nietos tengan más bosques verdes que vaqueros lavados a la piedra", escribió Vincent Randall, presidente de la nación yavapai-apache, en una carta al servicio forestal del estado.
En 1994, la conferencia de la Red se celebró en el estado norteño de Wisconsin, cerca del lago Mole, un espejo de agua considerado sagrado por la tribu Chippewa.
El sitio se encuentra río abajo de una propuesta mina de cobre y cinc que será operada por la empresa canadiense Río Algom.
"La mina está río arriba del lago Mole y del sacro río Wolf que fluye a través de las tierras de la nación menominee, otra tribu nativa estadounidense", señaló Zoltan Grossman, de la Red del Tratado del Medio Oeste, que apoya los derechos de los indígenas sobre la tierra.
En el estado de Nevada, rico en oro, la explotación minera en territorios reclamados por la tribu shoshone occidental realizó cambios permanentes al paisaje, dejando pozos abiertos en lugar de montañas y montañas artificiales donde no había ninguna.
Sitios históricos y culturales, incluso cementerios, fueron excavados o destruidos sin permiso del grupo para buscar minerales, denunció Corbin Harney, miembro del grupo shoshone occidental, que se autodenomina "newe".
"Una de nuestras responsabilidades es proteger a nuestros ancestros, proteger sus tumbas. No podemos simplemente excavar y trasladar sus restos a otro lado", dijo Harney.
Hubo ciertas historias de éxito en la lucha por la protección de sitios sagrados. En la reserva india mojave, situada en la intersección entre los estados de California, Nevada y Arizona, se detuvieron los planes de instalar un depósito de material de baja radiactividad en el área sagrada, conocida como Valle Ward.
Una coalición de líderes tribales y ambientalistas ocupan el valle desde febrero para impedir que se depositen en el lugar desechos de reactores nucleares.
"Este ha sido un lugar sagrado para nosotros durante siglos. Nuestros ancestros fueron cremados aquí", explicó Wally Antone, coordinador de la tribu mojave para el Valle Ward. (FIN/IPS/tra-en/dk/mlm/en-pr/99