BANGLADESH: Religiosos y políticos niegan igualdad a las mujeres

Tanto la mayoría musulmana como la minoría hindú de Bangladesh discriminan a las mujeres cuando se trata del derecho de propiedad, como en otros muchos aspectos.

Bajo la ley musulmana de herencia, una hija recibe solo la mitad de una propiedad dejada a un hijo. El hinduísmo no especifica la parte correspondiente a las hijas, pero en general siempre es menor a la de los varones.

Las organizaciones de defensa de los derechos femeninos demandan igualdad en materia de propiedad y también la aprobación de un código de familia, para que se reconozca a las mujeres personería jurídica, no solo en materia de propiedad sino también de matrimonio, divorcio y tutela de los hijos.

La Constitución de Bangladesh declara que el Estado "no deberá discriminar a ningún ciudadano en base a religión, raza, casta, sexo o lugar de nacimiento".

La abogada Salma Khan, integrante del Comité de Expertas de las Naciones Unidas para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres, cree que las mujeres sufren injusticias desde su nacimiento en este país.

Khan dijo que las leyes islámicas no son el único obstáculo para la igualdad frente a la ley, porque la herencia se ha transformado en una cuestión de los tribunales civiles en otros países musulmanes como Egipto, Túnez y Nigeria.

"No hay duda de que en ese caso deben enfrentarse algunos obstáculos, pero el gobierno y todas las partes interesadas deben avanzar con determinación", dijo.

El ministro de Justicia de Bangladesh, Abdul Matin Khasru, manifestó su compromiso con acciones positivas hacia las mujeres, "pero no es posible para un gobierno democrático dar un paso que pueda herir los sentimientos religiosos de la gente".

Al consultársele si eso significaba que las leyes de la herencia no cambiarían, Matin Khasru dijo que la población debía estar preparada antes de que se adopte una decisión al respecto.

La discriminación contra las mujeres está encarnada en la sociedad. Cuando nace un hijo, las familias piden bendiciones a los mullahs (clérigos), pero lloran el nacimiento de una hija.

A las niñas se les enseña desde la infancia que la virtud yace radica en el sacrificio. Se le instruye para que sea servicial y soporte en silencio cualquier tipo de opresión. El amor propio no es considerado una virtud.

Una mujer que come en último lugar y menos cantidad y sufre en silencio todos los abusos del esposo es considerada la cónyuge ideal, en particular en las áreas rurales.

Las mujeres en las aldeas trabajan más tiempo y con más esfuerzo físico que los hombres en el cuidado de los animales domésticos, en la labranza de la tierra, en la atención de los hijos y en la cocina. Toda la tarea de hervir, secar y colar el arroz es exclusivamente femenina.

Las horas pasadas en tareas hogareñas, como el cuidado de ancianos de la familia y los enfermos, no son consideradas trabajo porque no reportan dinero a la familia. Pero en las tareas del campo, las mujeres cobran el equivalente a 40 por ciento del salario de los hombres.

Atiar Rahman, del Instituto de Estudios sobre Desarrollo de Bangladesh, calculó que las mujeres trabajan 21 horas semanales más que los hombres.

A su vez, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia estimó que los niños que no van a la escuela solo emplean 12 minutos diarios en tareas de la casa, mientras las niñas ayudan en el trabajo hogareño cinco horas por día.

Como resultado de su carga de trabajo y la responsabilidad de mantener a los hijos, las mujeres envejecen más rápido que los hombres, y sufren anemia y otras enfermedades vinculadas con la desnutrición.

Mariam trabaja como empleada doméstica en una familia de Dhaka. Huyó de su hogar porque se ha debilitado después de tener tres hijas en cuatro años, mientras su marido y su familia se negaron a considerar la opción de emplear métodos anticonceptivos porque querían un varón.

La igualdad en materia de herencia deberá recorrer un largo camino en lograr un reconocimiento social, según activistas. La abogada Sigma Huda, de la Sociedad para la Implementación de los Derechos Humanos, se rehúsa a creer que la discriminación entre hombres y mujeres está sancionada por la religión.

"La reforma de la ley musulmana sobre la herencia no debería chocar con las leyes personales. Hay que recordar que la ordenanza sobre las leyes musulmanas sobre familia de 1961 fue aprobada estableciendo diferentes cuestiones que están mencionadas pero no apoyadas por el Corán", explicó.

También la Constitución de Bangladesh de 1972, que asegura la igualdad de las mujeres, ha convivido con la Shariah (ley islámica), incluso a pesar de las contradicciones, señaló Farida Akhter, una conocida activista humanitaria.

Akhter expresó que es una obligación del gobierno asegurar que las hijas tengan derecho a una parte igual de la propiedad de los padres. (FIN/IPS/tra-en/ti/an/ego/mj/hd/99

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