ASIA: Pobreza y desempleo ocultan tímida mejoría de la crisis

Las economías de Asia muestran señales de recuperación, pero antes de anunciar su estabilización macroeconómica se deben tomar en cuenta las consecuencias sociales de la crisis aún vigentes, recomendaron expertos en la capital de Filipinas.

En los últimos meses, los economistas proyectaron ligeras mejorías en la economía asiática a medida que comienzan a retornar los capitales y los mercados muestran señales de recuperación.

En 1998, el producto interno bruto (PIB) de muchas economías asiáticas descendió, desde 0,5 por ciento en Filipinas a 14 por ciento en Indonesia. Este año se prevé que el producto aumente por primera vez desde que se desató la crisis financiera en Tailandia y se extendió por el continente en 1997.

"El hecho alentador es que la crisis asiática parece estar despegando del fondo", apuntó Tadao Chino, presidente del Banco Asiático de Desarrollo (BAD), en un seminario que terminó el viernes en Manila y debatió el impacto social de la crisis.

"Entretanto, apenas estamos comenzando a calcular todo el costo humano de la crisis. El trastorno social provocado persistirá probablemente durante un tiempo", dijo.

El seminario formó parte del estudio del BAD para determinar las consecuencias negativas de la crisis en atención sanitaria, educación, empleo, pobreza y capital social, y comprobar de qué modo las estrategias de desarrollo pueden adoptar las lecciones emanadas de la recesión.

El seminario se concentró en seis economías asiáticas en desarrollo: Corea del Sur, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia y Tailandia.

Los estudios presentados en el seminario se refirieron a la caída de salarios, creciente desempleo, menor acceso a los servicios de salud, familias sin posibilidad de mandar a sus hijos a la escuela, y el pluriempleo.

Las tensiones sociales aumentaron y los expertos hicieron hincapié en la delincuencia, la tensión étnica y la explotación de menores.

"Los índices de desempleo aumentaron en todos los países, y el mayor incremento se registró en Corea del Sur", señaló un informe panorámico del BDA, escrito por el economista Ernesto Pernía y los expertos en desarrollo James Knowles y Mary Racelis.

"Debido a la inflación y la devaluación de la moneda, los ingresos reales de los seis países estudiados se desplomaron", agregó el informe.

La tasa de desempleo en Corea del Sur saltó de 2,5 por ciento en 1997 a 6,8 en 1998. En Indonesia subió de 4,7 por ciento a 5,5 en el mismo lapso. Debido a la numerosa población del país, esto significó un incremento de 900.000 desocupados.

El ingreso ocupacional en Indonesia y Corea del Sur, donde se produjo la peor caída salarial en 1998, descendió cerca de 18 por ciento y de 9,3 por ciento, respectivamente, según informes de representantes de ambos países.

En medio del creciente desempleo y la caída de salarios, la incidencia de la pobreza aumentó invariablemente en Indonesia, Corea del Sur y Malasia.

En Indonesia, la pobreza estimada se elevó de 11 por ciento antes de la crisis a 14 por ciento. En Corea del Sur ese índice aumentó de tres a 7,5 por ciento, indicó el banco.

Malasia experimentó la misma tendencia. "Con la crisis, se estima que la incidencia de la pobreza aumentó de seis por ciento en 1997 al ocho por ciento un año despues", dijo Mohammad Haflah Piei, del Instituto Malasio de Investigaciones Económicas (IMIE).

Más que reproducir la pobreza, la crisis significó recortes en los presupuestos de salud y educación, lo cual afectó seriamente a los menos favorecidos.

"Gran cantidad de niños en edad escolar dejaron la escuela y las autoridades de los colegios parecen no haber adoptado medidas eficaces para solucionar el problema", destacó Peter Brimble, economista de The Brooker Group Ltd., en Tailandia.

En Corea del Sur, donde algunas familias deben enviar sus hijos a los orfanatos, los estudiosos manifestaron preocupación por la caída de la matrícula escolar.

Expertos indonesios dijeron que el porcentaje de personas que experimentaron graves problemas de salud "aumentó sustancialmente de 12,8 por ciento en 1997 a 14,6 por ciento en 1998".

A pesar de la serie de estadísticas alarmantes, los expertos coincidieron que hay algunas tendencias reconfortantes que han emergido de la crisis.

Analistas surcoreanos señalaron que, para mitigar el impacto inevitable de la crisis en el país, las comunidades afectadas se pusieron en acción y concretaron acuerdos tripartitos con empleadores y el gobierno para aliviar sus efectos y realizar una campaña contra el desempleo.

"Además, la crisis dio oportunidades a los gobiernos para buscar medidas eficaces de protección social", dijo Anita Kelles Viitanen, gerente de la División de Desarrollo Social del BAD.

Esto es crucial porque la falta de sistemas de protección social en Asia hizo todavía más doloroso y perjudicial el efecto de la crisis.

Los expertos coincidieron en que se deben desarrollar esquemas de seguridad social y combinar los esfuerzos del BAD, las ONG y los gobiernos para controlar y mitigar el impacto de la crisis.

"Los efectos sociales de la crisis son reales y temo que aún no se sintieron en toda su intensidad", advirtió William Fraser, gerente de la División de Agricultura, Educación, Salud y Población del banco.

Chino expresó tambien que el banco comenzó a ayudar a las economías afectadas en un momento en que los ingresos gubernamentales disminuyeron y se hace necesaria una austeridad fiscal.

Según dijo, esto coincidió con los préstamos otorgados por el BAD en 1998 por 9.800 millones de dólares. Los fondos fueron parte del paquete de asistencia que incluyó programas para el sector social en Tailandia e Indonesia. (FIN/IPS/tra-en/ig/js/ego/aq/dv-if/99)

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