(Arte y Cultura) CARIBE: Músicos no cobran derechos de autor

Los géneros musicales del Caribe conquistaron mercados en todo el mundo y son una atracción turística, pero los artistas locales que los cultivan no siempre reciben los beneficios que legalmente les corresponden.

Compositores e intérpretes del reggae de Jamaica o el calypso de Trinidad y Tobago se ven privados del pago que deberían recibir por la difusión y comercialización de su obra, tanto en sus países como fuera de ellos, como resultado de la ignorancia o la deliberada transgresión de las leyes de propiedad intelectual.

El concepto de propiedad intelectual corresponde al "trabajo mental" que generó invenciones, diseños, libros, películas o música, entre otros productos.

La obligación de pagar por la utilización de esos productos está establecida en numerosas leyes internacionales y tratados, muchos de los cuales son administrados por la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI) de las Naciones Unidas.

Los 171 miembros de la OMPI procuran que los titulares de propiedad intelectual sean recompensados por su trabajo, y en la actualidad administran 11 tratados que detallan derechos internacionalmente aceptados y medidas comunes de protección, pero queda mucho camino por recorrer para proteger esos derechos.

Se calcula que el cobro de regalías debería proporcionar anualmente, en promedio, 400.000 dólares a Trinidad y Tobago y 270.000 dólares a Jamaica, y que 30 por ciento de lo que debería percibir la industria musical jamaiquina se pierde a causa de la piratería y la omisión de pago de regalías, localmente y en el extranjero.

Entre los responsables están las estaciones radiales que transmiten música sin pagar regalías a los compositores y propietarios de las grabaciones, los camarógrafos que registran actuaciones sin permiso y luego venden copias en video, y quienes producen y comercializan copias ilegales de discos y casetes.

"Un caso clásico para Jamaica es el de nuestra música de reggae", señaló Philip Paulwell, ministro jamaiquino de Comercio y Tecnología.

Paulwell señaló que otro "caso trágico" es el del tambor de acero empleado por las llamadas "steelbands" de Trinida y Tobago, del cual dijo que es "el único instrumento musical de percusión creado en el siglo XX que nunca obtuvo una patente (de propiedad intelectual) dentro o fuera de ese país".

Una serie de reuniones de la OMPI y el ministerio de Comercio y Tecnología, realizadas en la ciudad jamaiquina noroccidental de Montego Bay este mes, tuvieron el propósito de analizar algunos problemas vinculados con la propiedad intelectual, y esbozar un acercamiento regional para administrarlos.

"Una de las prioridades de la OMPI es lograr que el sistema de propiedad intelectual sea empleado para crear riqueza" en los países a los que les corresponde cobrar derechos, explicó Robert Castelo, director general adjunto de la organización.

Un estudio de factibilidad recomendó a la OMPI la instalación de un sistema regional para manejar la administración colectiva de los derechos de autor.

Se recomendó que las instituciones nacionales de cobranza de esos derechos trabajen, siempre que sea posible, con un centro regional que cuente con un banco de datos sobre trabajos registrados de compositores e intérpretes, y centralice la documentación y la distribución de regalías a cada país.

Los ministros de la Comunidad del Caribe (Caricom) apoyaron esa iniciativa, y pidieron más colaboración de la OMPI en el desarrollo de una oficina regional de propiedad intelectual.

"Creemos que se debe establecer un vínculo básico con la Caricom, para que vigile y garantice el pago de los derechos de autor, y hemos resuelto que la OMPI brinde apoyo permanente a la financiación de una comisión regional de administración colectiva", dijo Paulwell.

Se encargará a la comisión que presente un plan de trabajo a fines de septiembre.

Una vez que el sistema regional esté funcionando, deberá enfrentar el problema de la reciprocidad. Los países ricos tienen el poder de presionar a las pequeñas naciones caribeñas para que paguen por el uso de propiedad intelectual de sus ciudadanos, pero muchos expertos regionales temen que no se dé a la inversa.

El problema no es la falta de legislación. Un sinfín de leyes nacionales y acuerdos internacionales establecen la protección de los derechos de propiedad intelectual, como el Acuerdo Comercial sobre Aspectos de Derechos de Propiedad Intelectual (ACADPI), de 1995.

El ACADPI aseguró, en teoría, un alto nivel de protección para los derechos de propiedad intelectual por diseños, programas de computación, novelas, películas, invenciones, música y otros productos.

En la realidad, los productores caribeños deben luchar a menudo para lograr que sus demandas de pago sean reconocidas y amortizadas, según admitió la ministra de Asuntos Legales de Trinidad-Tobago, Kamla Persad-Bissessar.

"La dificultad está fuera de la región. Hablamos sobre todo de Estados Unidos, porque allí residen la mayoría de nuestros problemas. Es un tremendo problema lograr que se respeten los derechos", señaló.

La ministra agregó que, más allá de lo que hagan los gobiernos, los derechos de propiedad intelectual son privados, y por lo tanto las sociedades de cobranza, que actúan como agentes para los propietarios, deben establecer acuerdos recíprocos internacionales.

Tony Laing, director de la Asociación Jamaiquina de Autores, Compositores y Publicistas, también piensa que las sociedades de cobranza tienen un papel clave, y añadió que su organización trabajará estrechamente con la confederación internacional de entidades similares, y especialmente con las de Estados Unidos.

"Debemos hacer lo posible, cooperando con los gobiernos, la OMPI, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y otras instituciones, para que se entienda que es obligatorio implementar los convenios como el ACAPDI", expresó.

Laing dijo que los creadores caribeños están ganando ahora "menos que nunca", porque muchas estaciones de radio y los centros de entretenimiento que emplean música de la región en Estados Unidos no se están incluyendo en los registros que determinan la obligación de realizar pagos.

Otros expertos indicaron que si las radios del Caribe emitieran más música local, reducirían las regalías que deben pagar al exterior, incrementando los ingresos de los artistas nacionales.

Un estudio regional indicó que en Jamaica cinco de cada nueve emisoras de radio difundían menos de 50 por ciento de música regional. En Haití, 11 de 13 emisoras investigadas estaban en esa situación, y lo mismo ocurría con siete de las ocho estudiadas en Trinidad-Tobago. (FIN/IPS/tra-en/djm/cb/ego/mp/cr if/99)

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe