La creación de mecanismos de prevención contra eventuales amenazas a la estabilidad democrática en países de América, propuesta por Estados Unidos, despertó el rechazo de varias naciones en la 29 Asamblea General de la OEA en Guatemala.
El canciller de Venezuela, José Vicente Rangel, calificó el planteo de "desproporcionado", ya que la historia demuestra que "la democracia se salva por obra de los propios pueblos".
"Creo que en América Latina es delicado hablar de intervención, así sea con la mejor voluntad. Este es un continente muy suspicaz frente a cualquier propósito intervencionista", dijo Rangel a IPS.
El funcionario venezolano agregó que la OEA (Organización de Estados Americanos) dispone de otros mecanismos para defender la democracia, como la resolución 1.080, aprobada en 1991 en Santiago, y el Protocolo de Washington, de 1992.
Ambos instrumentos contemplan, incluso, la suspensión del estado cuyo gobierno sea reemplazado por la fuerza.
Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Guatemala, México y Perú expresaron, al igual que Venezuela, sus reservas al planteamiento estadounidense.
La propuesta de "fortalecimiento de la democracia representativa" prevé la creación de un grupo de países que brinde asistencia al país que atraviese por una controversia institucional, la cual podría ser enfrentada "por la fuerza moral de la OEA, a través de los medios pacíficos pertinentes".
"Nuestro interés es fortalecer, no intervenir, pero soy consciente que hay gente a la que le gusta y gente a la que no", dijo el representante de Estados Unidos, Kenneth MacKay.
La Asamblea General de la OEA analizaron el lunes, a iniciativa de Guatemala, el impacto de la actual crisis financiera en el continente.
La canciller mexicana Rosario Green propuso que la OEA "tome una posición de liderazgo" al respecto y busque salidas adecuadas a la crisis. En tal sentido sugirió una recapitalización del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional para enfrentar las crisis financieras.
El canciller guatemalteco Eduardo Stein sostuvo que los países de la OEA mostraron su preocupación sobre el asunto y "dejaron el problema en su dimensión correcta, es decir, cómo vincular a los responsables de las decisiones económicas en una relación eficaz con las decisiones políticas globales".
El venezolano Rangel, por su parte, propuso realizar una discusión hemisférica y política sincera sobre medidas destinadas a evitar la propagación de la crisis financiera de un país a otro.
Rangel respaldó a Green y afirmó que se debe atender especialmente el funcionamiento del sistema financiero en el ámbito nacional y regional.
El funcionario venezolano se preguntó también si la incompetencia, la corrupción y el lavado de dinero recaudado en actividades delictivas que circula por los sistemas financieros de la región también han sido determinantes en el desarrollo de las crisis.
"Me pregunto qué papel juegan instituciones deslegitimadas por la corrupción, democracias degradadas por la indiferencia de los gobiernos, por la complicidad de los banqueros", dijo.
Rangel afirmó que estas actividades de "inmensa irresponsabilidad e inmoralidad en un momento crucial en la historia del país" costaron a Venezuela 10.000 millones de dólares.
"No hay respuesta eficaz a la crisis financiera sin instituciones nacionales o regionales sólidas y, sobre todo, sin justicia social, ya que la crisis social en la región es endémica, histórica, e incluso anterior a la financiera", dijo.
El canciller venezolano también cuestionó el papel de la OEA. "No me termina de convencer. Sigue siendo muy retórica, muy declarativa. Yo no observo voluntad política real de asumir los procesos sociales de la región", sostuvo.
Rangel aseguró que la multilateralidad es algo más que una cita diplomática. "¿Y después de esto, qué? Después de esto volvemos a lo de siempre, resoluciones que se aprueban prácticamente por unanimidad y que luego no se ejecutan", agregó.
Sin embargo, aclaró que en estos momentos "no es necesario dinamitar las instituciones, sino hacer un esfuerzo dentro de ellas para que se produzcan elementos de cambio importantes, y la OEA no escapa a ello".
Rangel postuló el fortalecimiento de las instituciones parlamentarias y la administración de justicia, así como la OEA.
El funcionario también se mostró a favor de continuar con las negociaciones para la constitución del Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA), pero lo condicionó al fortalecimiento de las economías nacionales.
Al mismo tiempo, consideró que las naciones industrializadas nunca hacen lo suficiente por ayudar a la región.
"En materia económica no hay ningún sentido de humanidad. Hay un desprecio absoluto por los países pequeños. Las crisis en estos países son marginales. Seguimos en una situación de absoluta injusticia internacional. Esto no es retórica de mi parte, es realidad", concluyó. (FIN/IPS/cz/mj/ip/99