La gente es como el agua, siempre encuentra una salida, senaló Jovan Maric, uno de los psiquiatras mas prominentes de Yugoslavia, comentando el miedo, la ansiedad y la tension provocados por los ataques aéreos de la OTAN.
Los psiquiatras y los psicólogos tienen mucho trabajo en estos días, ayudando a la población a superar lo que llaman "la tensión continua" desde el 24 de marzo, cuando la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) comenzó los bombardeos.
La mayoría de los periódicos de Serbia, pese a que redujeron sus páginas, por la escasez de papel, publican artículos de expertos que aconsejan cómo enfrentar el temor, la depresión, la ansiedad y la tensión de la vida diaria.
Las noches en Yugoslavia ya no están dedicadas al descanso, sino a la rutina de las sirenas de alarma, las corridas a los refugios, las explosiones, la muerte y la destrucción.
Tras seis semanas de constantes incursiones aéreos, los líderes y los mandos militares de la OTAN anuncian diariamente la "intensificación" de su campaña, que ahora se realiza durante las 24 horas del dia.
Los bombardeos ya han destruido gran parte de la economía del país y afectado seriamente el ambiente. También hubo fuertes "daños colaterales", el eufemismo militar para indicar las bajas civiles.
Las estaciones de radio y televisión en toda Serbia (que junto con Montenegro forma la República Federal de Yugoslavia) entrevistan a especialistas que ofrecen consejos al público. Muchos de ellos trabajan como voluntarios en líneas especiales que proporcionan asesoramiento las 24 horas.
Según Maric, en una situación de crisis, la mayoría de la población tiene la habilidad de adaptarse y controlar el miedo para superar una experiencia traumática.
"Una suerte de 'reserva interior' comienza a actuar y la gente vuelve a su rutina cotidiana, con más cuidado y consideración hacia las demás personas", explicó.
"Es bueno hablar con los demás, compartir los temores, tratar de sobrellevar la rutina diaria hasta donde sea posible. Hace bien limpiar la casa aunque no sea necesario y lavar los vidrios de las ventanas una vez por semana. Mantiene la mente alejada de otras cosas", agregó.
Su opinión es compartida por Marija Mitic, una psicóloga que colabora en Belgrado con un servicio telefónico de ayuda establecido por la Cruz Roja.
"Sugerimos (al público) llevar una vida diaria lo más parecida posible a la rutina normal. Como el temor a lo desconocido es el peor, aconsejamos no pensar en lo que viene después de los ataques nocturnos", dijo Mitic.
La población de Serbia teme la prolongación de la campaña aérea de la OTAN, la escalada de la guerra, el aumento del aislamiento del país y, sobre todo, la eventualidad de enfrentamientos entre grupos favorables y contrarios a un compromiso sobre la cismática provincia de Kosovo.
Mitic destacó que la población de Serbia no lleva una vida normal desde hace ocho años, cuando se produjo la desintegración de la antigua Yugoslavia, estallaron las guerras en Croacia y Bosnia-Herzegovina y la economía nacional fue estragada por las sanciones de la Organización de las Naciones Unidas.
"Vivir en esas circunstancias ya equivale a una tensión diaria", observó.
En cuanto a los bombardeos de la OTAN, son en Serbia una experiencia traumática colectiva, señalan los expertos.
"La población se siente atacada por un enemigo invisible y sin rostro con enorme poder, que golpea durante la noche desde el cielo o buques lejanos, y eso causa un específico tipo de miedo. Ese temor estimula la voluntad de sobrevivir y eso es lo que ahora esta ocurre", apuntó Maric.
Los ataques provocaron insomnio y desórdenes en la alimentacion en gran parte de la población de Belgrado, comentó Zoram Ilic, del Instituto de Salud Mental de Belgrado.
"La ansiedad perdura y no hay manera de dormir normalmente, porque el aullar de la sirenas o las detonaciones te despiertan. La ansiedad hace que la gente mire los alimentos en forma distinta. Algunos comen más, otros no pueden tragar bocado", dijo Ilic.
"La tensión prolongada y los desórdenes pueden causar enfermedades, tanto físicas como psíquicas. La incidencia de la alta presión sanguínea y de la diabetes podría aumentar, dada las circunstancias en que vivimos", advirtió.
El sector de población más vulnerable son las niñas y niños. "Los niños observan y repiten las reacciones de los padres", comentó Nada Danic, de la Sociedad Serbia de Psicología.
"Aconsejamos a los padres controlar su temor, pasar más tiempo con sus hijos y evitar darles sedantes en la hora crítica del dia, despues del anochecer", añadió.
"Los padres también deben evitar hablar delante de los niños acerca de las terribles consecuencias de los bombardeos que se ven en las pantallas de televisión. Deben salir con sus hijos en bicicleta y pasear o jugar al fútbol", recomendó Danic.
"No hay duda de que los niños recordarán toda su vida lo que ahora ocurre. Sus abuelos recuerdan la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) justamente ahora, en estas circunstancias", advirtió Maric.
"Además de tratar de dejar a un lado los efectos (psicológicos) inmediatos de los bombardeos, los padres deben enseñar a sus hijos a no odiar. Es necesario que expliquen a sus hijos que los habitantes de los países extranjeros atacantes no son responsables de lo que pasa", agregó. (FIN/IPS/tra- en/vpz/ak/ego/99