Las reiteradas exhortaciones de Gran Bretaña a la OTAN para que envíe fuerzas de tierra a la provincia serbia de Kosovo generaron una frenética actividad diplomática de Alemania, Italia y Grecia, los miembros de la alianza contrarios a esa medida.
Pero la acusación el jueves del presidente yugoslavo Slobodan Milosevic y otros cuatro miembros de su gobierno como criminales de guerra por un tribunal internacional complicó más los esfuerzos de esos países por lograr una solución negociada y enfureció a Rusia, opuesta a la acción bélica contra Yugoslavia.
También causó fuertes reacciones en Alemania. La acusación constituyó "un error fatal", declaró Angelika Beer, portavoz del Partido Verde, socio menor de la coalición gobernante.
Mientras, el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer, habría obtenido en una visita a Washington la promesa de que, si se concretara una operación terrestre de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), las tropas alemanas no serían llamadas en primera instancia.
También es posible que una eventual participación terrestre de Alemania se limite a los 2.000 a 5.000 soldados ya estacionados en Macedonia y Bosnia, lo cual no requeriría ningún nuevo debate ni la aprobación del parlamento nacional.
Sin embargo, el ejército teme que esa limitación haga parecer a Alemania como un aliado pobre de la OTAN, teniendo en cuenta informes de países miembros de la alianza militar que indican la necesidad de una enorme cantidad de soldados.
La cantidad necesaria de hombres sería de 50.000 ahora y de 60.000 a 90.000 en un futuro cercano, pero el general Colin Powell, ex jefe del Estado Mayor de Estados Unidos, opinó que 200.000 sería un número más seguro.
Italia y Grecia, que al igual que Alemania están bajo presión de la opinión pública nacional, intentaron promover una tregua en los bombardeos para dar a Milosevic la oportunidad de responder a la propuesta del Grupo de los Ocho (G-8), que incluye el repliegue de las tropas serbias de Kosovo.
El enviado especial ruso para los Balcanes, Victor Chernomyrdin, informó el viernes luego de dialogar con Milosevic que Belgrado acepta los principios establecidos por el G-8 (los siete países más industrializados más Rusia).
Mientras, el apoyo de los ciudadanos alemanes a la guerra contra Yugoslavia disminuyó de 61 por ciento el mes pasado a poco más de 51 por ciento, según una encuesta.
También crece el disentimiento por los graves daños colaterales causados por los misiles de la OTAN. Fischer convocó a una discusión urgente sobre la estrategia de la campaña, consciente del creciente escepticismo de la ciudadanía.
"No creo que esté bien que los aviones de la OTAN bombardeen objetivos civiles como centrales de energía y estaciones de televisión", expresó el ministro de Ambiente Juergen Trittin, del Partido Verde.
En cuanto a las fuerzas de tierra, el pacifista Partido Verde advirtió que Alemania "es arrastrada hacia un nuevo Vietnam" por Estados Unidos.
El centrista Partido Demócrata Libre también se opone a una operación terrestre sin un mandato de las Naciones Unidas. Los estadounidenses parecen estar haciendo "lo que se les ocurra", dijo Juergen Koppelin, portavoz del partido.
Para mayor preocupación del canciller (jefe de gobierno) Gerhard Schroeder, la opositora Unión Demócrata Cristiana, que previamente había respaldado la participación de Alemania en Kosovo, acusa ahora a la coalición gobernante de ser demasiado "pro-OTAN".
Con el Partido Verde dividido sobre la participación alemana en los Balcanes y las crecientes disputas entre los socialdemócratadas de Schroeder, la probabilidad de que el parlamento apruebe el uso de tropas de tierra son muy limitadas.
"Creo que es acertado afirmar que el gobierno federal y la oposición coinciden en el rechazo al envío de fuerzas de tierra", declaró Schroeder en una conferencia de prensa en la sede de la OTAN, en Bruselas, el día 19.
"Esa es la posición de Alemania, apoyada unánimemente por los miembros del parlamento", agregó.
Sin embargo, Schroeder continúa respaldando los ataques aéreos pese a la oposición dentro de la coalición gobernante de sectores del Partido Verde.
Analistas alemanes creen que Schroeder estaría dispuesto a sacrificar su coalición con los verdes antes que ser considerado el causante de una división dentro de la OTAN.
El mensaje de Alemania durante sus gestiones diplomáticas fue que el redoblamiento de los esfuerzos por una solución negociada evitaría la necesidad de una guerra terrestre.
Sin embargo, la acusación de Milosevic representó un duro golpe para los planes del gobierno alemán. La secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright, sostuvo que no hay nada que negociar porque "ahora hay un criminal del otro lado".
Mientras, Jamie Shea, portavoz de la OTAN, señaló el viernes que "gestiones diplomáticas" no son sinónimo de negociación, sino de aceptación incondicional de los términos de la alianza atlántica por parte de Belgrado. (FIN/IPS/tra-en/ys/ak/mlm/ip/99